Matías Campero, con antecedentes de falsificación, se dedicaba a conectar a narcotraficantes con abogados penalistas para lograr que a través de la presentación de documentos apócrifos obtuvieran beneficios como prisiones domiciliarias y libertades anticipadas.

Entre otras maniobras que hacía Campero, se presentaba en los juzgados de Ejecución y Vigilancia, que tienen como cometido realizar el seguimiento del cumplimiento de la pena, pedía los expedientes para revisarlos en el juzgado y modificaba las hojas vinculadas al cómputo de redención de pena por trabajo y estudio.

Tanto Campero como la abogada Mercedes Acosta fueron imputados por falsificar documentación, y estas maniobras llevaron a que la Suprema Corte de Justicia revisara todas las prisiones domiciliarias que se otorgaron a personas vinculadas con el narcotráfico.

Este martes Campero fue condenado a tres años por reiterados delitos de usurpación de título, cuatro delitos de falsificación de documentos privados en concurrencia fuera de la reiteración real con un delito de estafa agravada, todos en reiteración real. Además de la pena de prisión, deberá pagar 20 unidades reajustables.

Actualmente, Campero está recluido en el módulo 12 del Comcar, un módulo de aislamiento absoluto conocido como Unidad 25 del Instituto Nacional de Rehabilitación.