Los familiares de los más de 100 ciudadanos israelíes que permanecen como rehenes en la Franja de Gaza abuchearon e insultaron al primer ministro, Benjamin Netanyahu, quien este lunes, durante un discurso en el Parlamento, declaró que el Ejército precisa “más tiempo” para poder conseguir su liberación.

Los gruesos vidrios que hay en las barras de la Knéset impidieron que las quejas de los familiares fueran escuchadas por el mandatario, quien no se inmutó y prosiguió con su alocución.

Netanyahu, de acuerdo a lo que informó la agencia de noticias Reuters, agregó que Israel no logrará liberar a los rehenes restantes retenidos en Gaza por la milicia islamista sin aplicar presión militar. “Hasta ahora no habríamos logrado liberar a más de 100 rehenes sin presión militar. Y no lograremos liberar a todos los rehenes sin presión militar”, afirmó.

Por su parte, el líder de la oposición israelí, el centrista Yair Lapid, dijo en la sesión parlamentaria que si bien los dos objetivos principales de la guerra en Gaza –una victoria militar y el regreso de los cautivos– tienen la misma importancia, no tienen la misma urgencia. “No estamos haciendo lo suficiente. Necesitamos hacer todo lo posible y haremos todo lo posible para traerlos de regreso. A todos”, manifestó Lapid.

Paralelamente, este lunes medios iraníes replicados por agencias internacionales informaron sobre el asesinato de Seyed Razi Musavi, un alto asesor militar de la Guardia Revolucionaria que trabajaba como enlace con el gobierno de Siria que preside Bashar al Assad.

Si bien las autoridades israelíes no hicieron ningún comentario sobre el tema, tanto el gobierno de Irán como la cúpula de la organización chiita libanesa Hezbolá acusaron a Israel del ataque aéreo perpetrado en Damasco que terminó con la vida de Musavi, que tenía el rango de general de división y estaba a cargo de una “unidad de apoyo a la resistencia” en Siria, informaron funcionarios iraníes.

En un comunicado la Guardia Revolucionaria expresó: “Sin duda, el régimen sionista usurpador y salvaje pagará por este crimen”. Por su parte, Hezbolá expresó que con esta acción el gobierno de Israel “pasó un límite”.

De acuerdo a esta organización, que en este momento está manteniendo una guerra de baja intensidad con las fuerzas israelíes, Musavi “trabajó para apoyar la resistencia islámica en Líbano durante décadas de su honorable vida, dedicado a servir a la resistencia y a sus muyahidines”.

Horas antes de conocida esta noticia, había hablado por primera vez desde que empezó la guerra el principal líder político de Hamas, Yahya Sinwar, quien afirmó que el movimiento está librando una “batalla feroz, violenta y sin precedentes” contra Israel.

“Las Brigadas Al Qasam destruirán al ejército de ocupación, están en camino de aplastarlo y no se someterán a las condiciones de la ocupación”, afirmó Sinwar en un mensaje difundido por los canales de Hamas consignado por El País de Madrid.

Sinwar, quien Israel presume que está viviendo en la red de túneles subterráneos que hay en Gaza, aseguró que las tropas israelíes “están sufriendo grandes pérdidas en vidas y equipos”. Según afirmó, las Brigadas Al Qasam atacaron a unos 5.000 soldados israelíes, “un tercio de ellos murieron, otro tercio resultó gravemente herido y el último tercio permanentemente incapacitado”.

Los números mencionados por Sinwar difieren sustancialmente del recuento oficial de bajas dado a conocer por las autoridades israelíes, que confirmaron que 156 soldados murieron en combate desde que comenzó la ofensiva terrestre en la Franja de Gaza a fines de octubre.

Además, otros 333 murieron durante el ataque de Hamas a territorio israelí el 7 de octubre y en los combates de los días sucesivos.

Mientras la posibilidad de que haya una tregua no es cercana, a pesar de los esfuerzos diplomáticos de algunos países, como Egipto y Qatar, en la Franja de Gaza la situación es cada vez más violenta y dramática para la población civil.

En las últimas horas las fuerzas israelíes perpetraron uno de los ataques más mortíferos desde que comenzó la guerra al bombardear el campamento de refugiados de Maghazi, situado en Deir el Balah, en la zona central del territorio gazatí.

Hasta el domingo el lugar era considerado una zona segura para los desplazados, pero el ataque del lunes asesinó a más de 100 personas, generando un nuevo foco de devastación en el enclave palestino, donde en total los muertos desde que comenzó el conflicto son, de acuerdo a las cifras brindadas por las autoridades sanitarias palestinas, más de 20.600.