El próximo 5 de diciembre las y los frenteamplistas tenemos un gran desafío que nos espera en las urnas: convencernos y convencer a todos quienes nos miren ese día que la fuerza de este espacio político está más vigente que nunca, y aún más, crece desde el pie. Y el margen de crecimiento de nuestra fuerza política en la situación actual está en el interior del país.

¿Qué le pedimos al próximo presidente o presidenta de la fuerza política? No solo volver su mirada sobre el interior del país, sino caminar desde y con él. Y eso requiere una nueva manera estratégica de construir un Frente Amplio desde la gobernabilidad, la gobernanza, la comunicación y la presencia territorial.

Respecto a la gobernabilidad, apostamos a constituirnos en una fuerza política que construya desde su rol opositor una verdadera alternativa a la alianza neoliberal y neoconservadora que hoy nos gobierna. Tenemos que marcar las profundas diferencias que tenemos con las decisiones que han recortado derechos sociales a la población y que, especialmente, han golpeado tanto a nuestros compatriotas en medio de la pandemia. Es necesario hablar de la diferencia ética que tenemos como fuerza de izquierda respecto a quienes quieren dejar librado a las fuerzas del mercado el destino de nuestros gurises.

Pero tampoco queremos ser la oposición destructiva o que bloquea las iniciativas que pueden servir para el bienestar de la ciudadanía. El Frente Amplio tiene la oportunidad de genuinamente ser la fuerza que llame activamente al diálogo tanto con el gobierno, como con las organizaciones de la sociedad civil, para proponer nuevas miradas que nos permitan poner al país primero.

Es hora de proponer agenda, de que no seamos la fuerza que pasa respondiendo por las campañas negativas que nos colocan en el medio. Hay temas y banderas que nos esperan para levantar en temas de reactivación del empleo, de defensa del medio ambiente, de una paridad total en política, de descentralización y de un enfoque que respete a nuestros gurises en temas de seguridad.

La cuenta no es tan difícil: si no estamos presentes en los próximos años de construcción política en los diecinueve departamentos, seguiremos quedando cada vez más lejos de ganar elecciones y retornar al gobierno.

Sobre la gobernanza, tenemos la oportunidad de crecer desde el interior. La canalización de la descentralización programática requiere acciones concretas en la organización del Frente Amplio que se nos viene. El camino de acumulación política pensado desde el interior requiere necesariamente que integremos nuevas relaciones con los movimientos sociales de todo el territorio nacional. Como fuerza política con vocación de gobierno, hay que andar de nuevo el camino desandado, conversar y sobre todo escuchar, a asociaciones de mujeres rurales, de jóvenes del interior, de trabajadores rurales, de productores. La acumulación política requiere hacer más ruta, meter un mano a mano permanente y trasladar directamente la fuerza política a un espacio rotativo que esté en todo el país.

Proponemos al próximo presidente o presidenta del Frente Amplio que realice espacios de conducción rotativa presencial en cada región del país, de manera de contar con espacios de relación directa con las y los vecinos, desde las más grandes hasta las más pequeñas ciudades del país. El Frente tiene que estar allí.

A decisiones desacertadas, debe continuar el espíritu de volver a ser. Nos va, en ese camino de profundización de arraigo y coincidencias esparcidas por tierra adentro, el retorno al Gobierno Nacional.

Lo otro es seguir deambulando y creyendo que desde la centralidad de la capital del país todo se pretende saber y conocer. Subestimar la capacidad y la idiosincrasia del Interior es quedarla. Eso nunca debió ocurrir y no deberían volverse a cometer los mismos errores. Necesitamos gestión con un enfoque político sólido y eso debe ser conducido desde el seno del Frente Amplio.

La cuenta no es tan difícil: si no estamos presentes en los próximos años de construcción política en los diecinueve departamentos, seguiremos quedando cada vez más lejos de ganar elecciones y retornar al gobierno nacional para transformar la realidad en beneficio de las grandes mayorías populares.

Andrés Lima es intendente de Salto.