La fiesta, formalmente anunciada como el “inicio del proceso de puesta en marcha integrada”, fue en Cardal, capital de la cuenca lechera, en la zona sur del departamento de Florida, aunque no necesariamente fue para los anfitriones. En la carpa montada en el predio de la estación del ferrocarril hubo espacio suficiente para los más de 400 comensales, que, apenas al sentarse, pudieron ver en sus platos el menú que anunciaba una entrada de boniato asado con queso de cabra y criolla ahumada; un plato principal de baby beef con vegetales orgánicos asados y manteca de hierbas, y de postre pavlova lemmon con frutos rojos. Fuera de la carpa estaban los vecinos de Cardal que se acercaron, pero sin el código QR que la organización envió a los invitados.

Entre los vecinos estaba el intendente de Florida, el cardalense Guillermo López, visiblemente incómodo, al punto que se lo vio más fuera de la carpa que en su interior —la organización le había asignado una mesa en el rincón más alejado del estrado en el que se dieron los discursos y desde donde se proyectó un video institucional—. Sí ingresaron, por algunos minutos, decenas de alumnos de la escuela 24 de la localidad, los que siguieron el acto sentados en el suelo, a un costado de la pantalla.

Al comienzo de la ceremonia se recordó que la obra, iniciada en 2019, empleó a más de 3.500 personas en forma directa (más del 90% uruguayas), insumió unas 37.500 toneladas de rieles y 567.000 durmientes de hormigón, implicó la construcción de 128 puentes ferroviarios y quedó dotada de “última tecnología para rieles, protecciones antirruido y antivibraciones”.

“Fue una obra que nos puso a prueba a todos”, dijo Alejandro Ruibal, director de Saceem y representante legal del Grupo Vía Central, que integran las empresas uruguayas Saceem y Berkes, la española Sacyr y la francesa NGE. “Ha sido un proyecto difícil. Lo hemos sacado adelante no sin esfuerzo”, en “una tarea titánica, con muchas noches complicadas”, dijo el también presidente de la Cámara de la Construcción. Ruibal añadió, visiblemente emocionado, que “es muy lindo terminar una obra que va a tener tanto impacto”. “Tenemos hoy un sentimiento de orgullo y satisfacción por haber cumplido con, tal vez, la obra nacional más grande de la historia del país”, en cuyo proceso “hubo tensiones importantes”, reconoció el empresario. “No hay obra que no tenga cambios. Imagínense una obra de unos 300 kilómetros de longitud que cruza varias ciudades”, ilustró.

Lacalle Pou: “El uruguayo tiene devoción por el tren”

“El tren es sinónimo de civilización, en las películas y en la vida real”, comentó el presidente, Luis Lacalle Pou, para quien “el uruguayo tiene devoción por el tren”. “Estoy seguro de que esa devoción, en el ADN, llevó a que los conflictos por el pasaje por determinadas ciudades y pueblos de alguna forma se atenuaran. Todo el mundo entiende que el tren es progreso”, añadió. Entre menciones al Plan Ceibal y a la construcción del Uruguay trascendiendo gobiernos, el presidente subrayó que algo “histórico” del país es que “cada vez que pudo le agregó innovación”.

Sobre los cambios que se fueron dando durante la obra, dijo: “Es cierto que nos encontramos con algunas cosas. En teoría se debían expropiar 250 padrones en diez días y resultaron ser más de 1.000. Se iban a afectar 270 servicios públicos y se afectaron más de 2.000. Bueno, son aspectos propios de estas obras grandes”, reflexionó el mandatario.

Lacalle Pou apuntó que “el gobierno tuvo que lidiar, tuvo que negociar con una conformación nueva y distinta de empresas nacionales, empresas extranjeras, empresas de distintas especialidades en este consorcio, y un gobierno nuevo que debía asumir lo que traía y modificar lo que se podía”, con referencia a lo que hizo la administración anterior. En ese sentido, agradeció “la tolerancia y la paciencia de UPM en virtud de estas situaciones”.

Poco antes, a su turno, el ministro Falero había enviado “un reconocimiento a la actitud asumida por UPM para con el Uruguay todo, que nos permitió sobrellevar estas dificultades”, y dijo que “a pesar de no haber cumplido con el acuerdo ROU-UPM, fueron muy benevolentes para con el país”.

Lacalle Pou destacó “la confianza de las empresas” y agradeció “a quienes financian, porque al final del día, cuando la cosa está discutida, el asunto es creer, confiar. Y se confió en un país, en una empresa, y se confió en un gobierno”, lo que derivó en “el día de satisfacción y de alivio que estamos viviendo”, dijo.

En adelante, el presidente afirmó que “ya está el sueño del tren de pasajeros” y que “seguramente sea el tren de pasajeros en cercanía, por una cuestión de ecuación económica”. “Ya hay otras líneas planificadas y, de hecho, ya algunas empresas han venido a hablar para llevar el tren hacia Salto”, anunció. “Algunos sueñan con que la trocha de Rivera en el límite con Brasil pueda utilizarse para traer carga. Uruguay nuevamente está cumpliendo con su rol histórico, que es ser el centro donde la logística, el transporte, la innovación, el respeto a las leyes, la civilidad, sean atracción para la región y para resto del mundo”, reflexionó.

El discurso de Falero hizo énfasis en “el rumbo que tiene Uruguay, sin mirar administraciones y sin mirar partidos políticos”. “Si hay algo que une a todos los uruguayos, a todos los partidos, a todo el sistema político y a los gobiernos que en cada uno en su momento toma decisiones son las obras de infraestructura de desarrollo que superan cualquier período de gobierno. No es algo nuevo en Uruguay”, aseguró. Falero mencionó al expresidente Tabaré Vázquez y saludó al exministro de Transporte Víctor Rossi, que estuvo en la ceremonia e incluso subió al estrado para el momento del corte de cinta.

Falero dijo que los uruguayos “no nos podemos achicar por ser un país chico. Tenemos todo para crecer, en distintas áreas”. Apuntó que “el transporte en Uruguay tiene mucho para crecer, al igual que nuestra producción y al igual que el crecimiento que todos anhelamos que en Uruguay sea constante y permanente. Es una meta, es un objetivo”, evaluó.