“Estamos contentos de tener este plebiscito, que es totalmente justo, por una seguridad social que sea un derecho fundamental para nosotras y nosotros. Tenemos que seguir adelante, porque ahora la gente el 27 de octubre tiene que votar”, fueron las palabras de Lucía Padula, en representación de la Federación de Estudiantes Universitarios del Uruguay (FEUU), este sábado a las afueras del Palacio Legislativo.

Lo esbozado por Padula se enmarca en lo ya sabido: el PIT-CNT llegó a las firmas necesarias para que, en paralelo a las elecciones nacionales, la ciudadanía pueda decidir si en la urna también colocará la papeleta para que, en resumen, la edad jubilatoria se fije en 60 años, se igualen las jubilaciones mínimas al salario mínimo nacional y se eliminen las Administradoras de Fondos de Ahorro Previsional (AFAP).

El plebiscito es un hecho y hasta ahora las firmas contabilizadas que habilitaron su concreción son más de 430.000. En los próximos días la Corte Electoral se expedirá para confirmar el número final y que todo esté en orden. “Tenemos que seguir adelante, porque ahora la gente el 27 de octubre tiene que votar”, decía Padula. Es que lo que no es un hecho aún es la estrategia que de ahora en más empleará el PIT-CNT y quienes apoyen el plebiscito para que sea aprobado.

En diálogo con la diaria, Sergio Sommaruga, integrante del secretariado ejecutivo del PIT-CNT y del comando de campaña, manifestó que en las últimas reuniones del comando se focalizaron en el tramo final de la recolección de firmas. A pesar de que llegar a la cantidad necesaria era el objetivo y, por ende, lo central a la hora de trazar un camino a seguir, también comenzaron a “esbozar una hoja de ruta para proyectar una estrategia de cara a la primera reunión del comando”, luego de atravesar la fecha final de entrega de las firmas.

Este lunes fue la reunión. Empero contó que “el epicentro radicó en el balance y valoración del escenario”. Aun así, afirmó que desde antes la central sindical identificó “algunos enclaves” claros.

De ahora en más

“La campaña va a tener que sortear tres nudos problemáticos de distinta naturaleza y que son desafíos importantes”, afirmó Sommaruga. El primer nudo identificado es que se llevará a cabo en un marco de “escasez de recursos”. Para el dirigente, este punto “va a generar una limitación en la potencia que pueda tener a gran escala” y, por tanto, lidiar con ese nudo será “maximizando la capacidad organizativa del movimiento social y sus organizaciones para hacer un trabajo fuertemente territorial”.

El segundo nudo es que el desarrollo será en “concomitancia con la campaña electoral, y eso hace que haya muchas líneas de discusión en simultáneo”. Por esa razón, para Sommaruga, “instalar el tema en la agenda va a ser un desafío, porque se entrecruzan muchas conversaciones en el mismo momento”.

El tercer y último nudo al que el dirigente hizo referencia es la necesidad de “desarrollar una pedagogía popular, en términos de argumentos, que sea asertiva, que problematice las condiciones de posibilidad que tiene Uruguay para afrontar esta reforma en el largo plazo, al mismo tiempo que generar una disputa por encontrarle pertinencia y sentido políticos a una forma de pensar la convivencia colectiva, social, los asuntos comunes, en clave política”.

De acuerdo con Sommaruga, no se trata de “desdeñar la discusión sobre la sostenibilidad, sino de focalizar -en el sentido de problematizar- el modelo distributivo y el rol del Estado en la generación de valor y apropiación democrática de ese valor para generar bienestar público y social”. Es que para el dirigente, se verá si “la sociedad tiene espacio para indignarse sobre un modelo que deja a mucha gente afuera”; “la realidad es que hoy tenemos más de 150.000 jubilados y pensionistas que cobran una pensión por debajo de la línea de ingresos que establece la línea de la pobreza y, al mismo tiempo, la reforma jubilatoria va a dejar a mucha más gente afuera para acceder a la jubilación que el sistema de antes, y eso trae daños sociales”, justificó.

Los nudos están identificados. Ahora queda “desarmarlos y sacar claves organizativas, políticas y técnicas para darle sustento”, dijo. Una de las líneas ya trazadas es “abrir los debates públicos con los adversarios de la iniciativa”. Sommaruga dijo que aún resta pulir la estrategia e incluso definir quiénes serán las voces a favor del plebiscito, pero que, a opinión personal, “no hay que dejar a nadie afuera”.

Desde su mirada, la organización de los debates debería ser a través de la Asociación de la Prensa Uruguaya, que periodistas sean mediadores y que las instancias se realicen en “lugares simbólicos en los que haya que discutir argumentos de forma respetuosa”. Uno de los ejemplos dados por Sommaruga fue el Paraninfo de la Universidad de la República, y consideró que los debates deberían ser “con reglas claras, que no haya agresiones, que sean racionales, respetuosos, y con insumos reflexivos para que la gente tome una decisión clara”.

El dirigente de la central sindical también identificó tres ejes principales que deberán estar sobre la mesa a la hora de debatir: “Por qué llegamos a un plebiscito, la sostenibilidad económica y la relación entre la democracia y los derechos”.

Carlos Clavijo, integrante del comando de la campaña en representación de los trabajadores del Banco de Previsión Social, afirmó a la diaria que “lo importante es que haya debates”. “Queremos un diálogo, un debate, para tratar de que la gente que esté del otro lado del medio de comunicación entienda las visiones de uno y otro, y después tome partido por una visión u otra”, señaló.

En ese contexto, lamentó que durante el proceso de recolección de firmas “hubo muy pocos debates o ninguno”, a pesar de que “para ganar el voto” lo necesario “es el debate de ideas”, algo que desde el PIT-CNT y los movimientos sociales “ponen sistemáticamente arriba de la mesa, con sustento técnico”.

Por otro lado, esbozó que otra de las estrategias que desde la central sindical emplearán para lograr que la ciudadanía vote el plebiscito es “hacer lo mismo que hicimos desde siempre: recorrer el país de arriba abajo, porque queremos plasmar una visión de seguridad social que realmente proteja, que sea el poncho de los que menos tienen, que no se hable más de un gasto, sino de una inversión social”.

Según Clavijo, una de las miradas a plasmar es “defender la seguridad social como un derecho humano fundamental”. Con la reforma de la seguridad social actual “no se asegura la sustentabilidad. Entonces, ¿para qué la hicieron?, ¿para recortarle derechos a la gente?, de eso queremos hablar nosotros, y ese va a ser el diálogo con toda la sociedad”, reafirmó.

Los apoyos

Según Sommaruga, el PIT-CNT no está solo a la hora de pensar estrategias para que el plebiscito salga victorioso. Manifestó que “el movimiento social uruguayo tiene organizaciones que son estructurantes, como la FEUU, la Federación Uruguaya de Cooperativas de Vivienda por Ayuda Mutua, los colectivos barriales, las que están atrás de las ollas”. Asimismo, esbozó que “en la izquierda política también hay algunos que acompañan el proceso”.

A pesar de que consideró que “es un desafío” tener al oficialismo y algunos sectores del Frente Amplio (FA) en contra, subrayó que “esta propuesta tiene una potencia profundamente transversal desde el punto de vista político, porque no habla a un votante de un partido, sino a un trabajador, a una madre, a un padre, al joven sin trabajo, al sujeto desplazado, que es transpartidario”. En ese escenario, puntualizó en que parte del desafío “es hablar en un lenguaje transversalista”.

En esa línea, Clavijo puntualizó en la necesidad de “una nueva reforma” y, por tanto, el requerimiento de “llegar a acuerdos”; “eso se plantea desde el movimiento”. En consecuencia, aseguró que “la discusión no es sólo con el Frente Amplio, es con todos los actores políticos, porque es más profunda, más ideológica de lo que es la seguridad social”, y apuntó: “Cuando juntamos firmas, firmaron de todos los partidos políticos, porque esto trasciende los partidos políticos, esto es la vida humana misma, es sentir”.

A pesar de que el año pasado el Plenario Nacional del FA definió que los sectores de la fuerza política tienen “libertad de acción” con respecto al plebiscito, recientemente el presidente del FA, Fernando Pereira, aclaró a Telemundo que la determinación “se hizo hasta que la Corte Electoral definiera si estaban las firmas”. En ese marco, confirmó que la discusión volverá a darse, “seguramente después de la elección interna” del 30 de junio. “De todas maneras, nosotros vamos a tomarnos el tiempo necesario para tener un debate amplio que nos permita tomar la mejor decisión”, acotó, y señaló que “el debate ahora es más de fondo: de qué manera transformar la seguridad social”.

En paralelo, de cara a esta nueva etapa sectores del FA también han pronunciado el afán por reavivar la discusión, mientras que desde filas oficialistas ya están pensando en la campaña en contra.

La falta de una posición unánime por parte del FA hace que haya un “pronóstico negativo” para que el plebiscito sea aprobado, aseguró a la diaria el politólogo Daniel Buquet. Según recordó, “los plebiscitos exitosos se han basado en una fuerte coalición entre sindicatos y partidos”. A pesar de que “hay grupos del FA que son los que promovieron este plebiscito en particular y son los que van a traccionar en la campaña con el tema, el tema es que en la campaña, como asunto de campaña, perjudica al FA porque está dividido en el asunto”, agregó.

Por otro lado, señaló que existe una “doble incertidumbre”, debido a que no se sabe aún quién será la candidata o el candidato del FA que pasará a las elecciones nacionales. En ese contexto, recordó que el precandidato frenteamplista Yamandú Orsi ya explicitó que no acompaña la reforma, mientras que Carolina Cosse lo hizo “de una manera ambigua”.

En caso de que sea Cosse la candidata y de que se mantenga la “libertad de acción”, para Buquet, “va a tener que posicionarse” y, en caso de que apoye la reforma, porque muchos de los sectores que la acompañan también están atrás del plebiscito, “el FA queda muy fuertemente aliado al plebiscito y quizás es el mejor escenario para los promotores del plebiscito, porque sería lo que les dé más visibilidad y tracción, pero a la vez es peor para la perspectiva de triunfo para el FA”. Es que para Buquet, “el plebiscito tiene una impronta muy izquierdista”, y el FA “logró crecer y ganar en la medida que su discurso y plataforma se fue moderando”.

En caso de que sea Orsi, “está claro que el tema de esta reforma no va a estar en el centro de la campaña del FA, pero aparecerá, porque el oficialismo no va a dejar de decir que el FA ni siquiera se pone de acuerdo. Si es Orsi, pueden huir las balas y el tema baja de relevancia, pero por supuesto también la perspectiva del propio plebiscito”.

Por último, e independientemente de cualquier escenario, el politólogo afirmó que, “en medio de una campaña, es difícil que [el plebiscito] logre la visibilidad y centralidad necesarias para que eso se manifieste en electores que terminen votando”. De hecho, en Uruguay fueron diez las consultas populares que se realizaron al mismo tiempo que las elecciones nacionales, pero sólo tres prosperaron.