Esto podría haber sido un mail es una obra de teatro, pero “podría ser una sesión de terapia, un vómito literario, una poesía de varias páginas o simplemente una excusa para hablar de ciertos temas que nos interpelan”, afirman desde la producción. Esos temas son, entre otros, la violencia ejercida sobre los cuerpos de las mujeres, la salud mental y el dolor existencial.

La encargada de ponerlos en escena es Elisa (Romina Capezzuto), acompañada por la pianista Matilde Alonso. La dramaturgia y la dirección son de la también docente y actriz Leticia Magallanes, quien conversó con la diaria acerca de su texto, tan personal como universal, que nació gracias a los correos electrónicos enviados entre ella y Capezzuto, pero que tenía un destino teatral marcado a fuego.

“Lo mío es el teatro y es donde me siento más cómoda”, explicó Magallanes. Por mail circularon textos, poesías, y mails que la directora había mandado y recibido durante una relación que tenía una fuerte carga epistolar. “Justo encontré a alguien que era parecido a mí en ese sentido, y el vínculo se empezó a transformar entre el mail y la vida personal. Con ese material creímos que teníamos mucho jugo”.

Fueron “manijeándose” con la idea, que podía servir para cumplir un sueño de Magallanes. “Siempre quise hacer algo con música en vivo. Le tenía mucho miedo al monólogo e intenté de todas las formas que hubiera más de un personaje, pero era imposible, porque era la vida de Elisa. Y bueno, fue la manera que encontré. Verlo plasmado me parece increíble”.

Magallanes no esconde la inspiración autobiográfica, pero aclara que lo que se verá es ficción. “Porque si no era un plomo; es necesario ponerle ficción para que sea más rico y no sea un autobombo. Y la cosa que me queda, incluso como docente, es que todos tenemos una historia para contar. A todos nos pasan cosas, interesantes o no, e incluso lo más banal puede ser interesante”.

Su honestidad brutal le trajo algún dolor de cabeza. “Con el tiempo caí en la cuenta de que me estaba metiendo en un quilombo y que había personas cercanas a mí que se podían sentir movilizadas porque se tocan algunos temas fuertes como separaciones, muertes, la relación de mis padres, etcétera. Cambié alguna cosa que me pareció un poco fuerte, pero en realidad voy al muere, tomé esta decisión y la tengo que sostener”.

Dirigir a su amiga le resultó sencillo. “Nos conocemos desde hace 12 años y tenemos una relación muy cercana, entonces había cosas que ella tomaba de cosas que sabía. En ese sentido fue muy fácil el trabajo; creo que lo más difícil fue incorporar la música”. Sentía que ese elemento podía colaborar a que la historia fuera más liviana, pero costó encontrar una pianista mujer hasta que apareció la riverense Alonso, quien estudia en la Escuela Universitaria de Música. “Fue un desafío gigante, porque la idea era que ella fuera tocando las canciones de acuerdo a la etapa del personaje, y la pianista es tan joven que había artistas que no conocía, como Chayanne, por ejemplo”.

Al final del día, para Magallanes está siendo un “proceso de sanación” que cerrará una etapa de dos años “escribiendo sobre las mismas cosas”, que dará lugar a nuevos temas. “Es una obra simple en muchos sentidos, en un espacio íntimo un poco buscado para que se genere ese lugar de intimidad con el personaje y con la música”. Y agregó: “Todos nos vinculamos. A todos se nos muere alguien, todos nos separamos. Son temas comunes que nos pasan a todos, ahí podés generar empatía, y ojalá alguien se vaya con algo. Es la idea”.

Esto podría haber sido un mail. Viernes y sábados a las 21.00 en El Espacio Vacío (Gutiérrez Ruiz 1111 y Durazno) hasta el 11 de mayo. Reservas al 098 449 971 o [email protected].