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Trabajos en la destilería de alcoholes en la planta industrial de Alur.

Foto: Sandro Pereyra

No da la nafta

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Girasol plantado no cubre área requerida por Alur para producir biodiésel.

Un estudio del gobierno proyecta que en la zafra 2009-2010 el área para cultivo de girasol alcanzará las 16.000 hectáreas, mientras que Alcoholes del Uruguay (Alur) necesita unas 35.000 para producir los 18.000 metros cúbicos de biodiésel proyectados. Pese a ello, el director de Alur, Leonardo de León, dijo a la diaria que el proyecto sucroalcoholero prevé cultivar 10.000 hectáreas más, y añadió que la ley de biocombustibles establece la posibilidad de importar materia prima si no fuera suficiente la producción local, aunque aclaró que no se piensa utilizar esa opción en la primera etapa.

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El “desánimo” de los productores que en la última zafra cultivaron girasol llevó a que, para este año, el área estimada a sembrar cayera en un 70%, según un informe de la Dirección de Estadísticas Agropecuarias (Diea) del Ministerio de Ganadería.

De acuerdo a las estimaciones del organismo, de las 55.000 hectáreas cultivadas en la temporada 2008-2009, para la próxima zafra de verano 2009-2010 se planifica plantar unas 16.000 hectáreas (ver la diaria del 3 de setiembre, página 11).

En conversación con la diaria, De León había manifestado que a fines de setiembre comenzaría la producción de etanol en el norte del país, a partir de caña de azúcar y de sorgo dulce, y de biodiésel en el sur, justamente a partir del grano de girasol.

En la planta de COUSA, empresa nacional con la que Alur tiene un convenio para la producción de biodiésel, se planea producir unos 18.000 metros cúbicos de ese combustible, para lo que se requiere de unas 35.000 hectáreas de girasol sembradas (ver la diaria del 2 de setiembre, página 5).

Consultado ayer al respecto, De León explicó que cuando la Diea realizó la encuesta de proyecciones de cultivos entre los productores “Alur todavía no tenía su plan de siembra”, por lo cual quedó fuera de la información recogida. En ese sentido, el responsable del proyecto sucroalcoholero indicó que, “independientemente de las 16.000 hectáreas proyectadas, sólo Alur planea cultivar 10.000 hectáreas más”.

No obstante, remarcó que la ley para la producción de biocombustibles establece la posibilidad de importar la materia prima necesaria en caso de que la producción local no sea suficiente. “La ley faculta al Poder Ejecutivo para que pueda importar materia prima en caso de algún problema climático o de otra índole”, sostuvo el director de Alur, aunque remarcó que el eje central plasmado en la normativa pasa por la utilización de “la producción nacional”. “La idea es estar cubiertos”, añadió.

Igualmente, De León aseguró que en la actual primera etapa no está previsto importar nada; asimismo, espera que la producción local de los próximos años sea suficiente y no haga falta comprar materia prima en el exterior.

Cuestión de precios

Consultado respecto de la fuerte caída en el área que se prevé sembrar con girasol por los productores uruguayos, el dirigente de la Asociación Rural (ARU), Roberto Symmonds, explicó a la diaria que el fenómeno se debe a “varias razones”, pero fundamentalmente al predominio de la soja en las intenciones de siembra.

En primer lugar, atribuyó el retroceso a un problema de desánimo” entre aquellos productores que en la zafra pasada se dedicaron a aquel cultivo. Según detalló, a comienzos de la temporada 2008-2009 había buenas expectativas en torno a los precios internacionales, pero éstas no tuvieron su correlato en la realidad y los productores comenzaron a volcarse hacia la soja, que registra mejores expectativas de precios.

“Hoy hay un mayor interés por la soja”, argumentó Symmonds, agregando que con el girasol “no se hacen negocios a futuro”, mientras que la soja brinda posibilidades de “concretar negocios más dinámicos”.

En segundo término, prosiguió el empresario, hubo factores climáticos, como la sequía que azotó al país entre finales de 2008 y comienzos de 2009, que generaron “malestar” en los productores de girasol por la disminución de la productividad por hectárea.

Como no hay dos sin tres, otro elemento que se sumó para que cayeran las expectativas de cultivo fue la aparición, en los últimos años, de una enfermedad conocida como phomopsis, un tipo de hongo que afectó a los girasoles.

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