Ingresá

Seymour Glass vive

1 minuto de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

Murió el escritor estadounidense JD Salinger.

“El mayor escritor que no pudo salir de la secundaria”, dijo Norman Mailer, posiblemente con cierta maldad pero captando perfectamente la capacidad de JD Salinger para mantener la sensibilidad adolescente como estrategia creativa y conectar así con millones de cómplices a lo largo y ancho del planeta, incluido nuestro país, donde sus seguidores son numerosos y donde es mencionado constantemente como lectura fundamental por muchos artistas.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Salinger se volvió enormemente popular en el mundo anglo desde la publicación de El guardián en el centeno (1955), una novela protagonizada por un nuevo tipo de antihéroe moderno, una versión juvenil de Peter Pan -el preuniversitario Holden Caufield- que se resiste a entrar en el mundo adulto. El libro vendió millones, y, en otro hecho triste, conoció un nuevo pico de fama cuando trascendió que era la lectura que llevaba encima Mark David Chapman el día que asesinó a John Lennon, en 1980.

Ese mismo año Salinger, nacido en 1919 y -se supo ayer- muerto sin dolor el miércoles tras un repentino decaimiento- daba su última entrevista. Acentuaba así un período de reclusión que había comenzado paulatinamente en 1965, cuando dejó de publicar, y que llegó a alcanzar grados de hermetismo tan cerrado que a menudo podían leerse en la prensa noticias de “avistamientos” repentinos del escritor.

Aunque en el norte El guardián en el centeno es ya parte tanto de la cultura pop como del canon contemporáneo, los conocedores suelen valorar más el resto de su obra: los cuentos reunidos en Nueve historias; Franny y Zooey; Levantad la viga, carpinteros; Seymour: una introducción y el enigmático Hapworth 16, 1924. En estos textos Salinger armó un universo cerrado centrado en una familia -los Glass- que gira alrededor de la genialidad y melancolía del hermano mayor.

Podría discutirse quién es el verdadero protagonista de las historias de los Glass, si Seymour, el lúcido (y finalmente suicida) hermano mayor, o Buddy, el hermano del medio, escritor obligado a cronicar la excepcionalidad de los suyos. Se ha visto en Buddy una proyección del propio Salinger, cuya familia, como los Glass, también era una mezcla de irlandeses católicos y judíos polacos radicados en Manhattan; en esta perspectiva habría que considerar a los seis vástagos Glass como los amigos imaginarios del escritor, ya que en la vida real tenía una sola hermana.

Salinger es un autor absolutamente recomendable pero no es fácil conseguir sus libros en Montevideo. En cambio, en casi todos los videoclubes hay una copia de Los Royal Tenenbaums (2001), la película de Wes Anderson que en lugar de adaptar la historia de los Glass -y molestar a Salinger, como han hecho biógrafos y presuntos continuadores de su obra- la traspone con calidad y permanece fiel la “novela familiar” del escritor.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura