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El desfile inaugural de la mano de La Mojigata.

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Ell desfile inaugural del 27 de enero dio paso al carnaval más largo del mundo. Si bien las reinas fueron las encomendadas para abrirlo, el primer conjunto en transitar por 18 de Julio y hacer oficial el comienzo de la fiesta fue la murga La Mojigata, por ser la ganadora en su categoría en el desfile del año pasado. La diaria se mezcló en sus preparativos, en el durante y en el después; acompañándolos desde su sede en el Sindicato de Molineros (Foyema) y luego durante el recorrido por 18 de Julio hasta la calle Minas, que fue en donde pusieron fin a su desfile, a pesar de que el reglamento establecía el final cuatro cuadras antes. Para algunos el desfile es una obligación y para otros es el momento indicado para impactar, de todos modos no deja de ser el primer contacto que la gente tiene con la fiesta más popular del país. Para La Mojigata los desfiles inaugurales son sinónimo de diversión junto a amigos, consideran esencial hacer partícipes a sus allegados para involucrarlos y agradecerles. “Queremos que desfile mucha gente, en 2005 metimos como 90 personas a desfilar con nosotros, y de ahí en más limitaron la cantidad de gente” recuerda Martín Laucha Sacco, uno de los letristas e integrante del coro mojigato. “Tratamos de que sea divertido para todos, salimos con la gente que está siempre, que viene a los ensayos y nos ayuda en un montón de cosas. Es gente afín a la murga y a nuestro estilo, y está bueno que se diviertan junto a nosotros” contó. Los amigos a desfilar vivían la previa con muchas ganas, probándose sus remeras especiales para la ocasión, maquillando y siendo maquillados. Beatriz Ruocco es la coordinadora, y quien está a cargo de la organización de festivales, eventos y del desfile en la Mojigata. A la vez que recibía a la gente que acompañaría a la murga, se ocupaba también de distribuir las botellas de agua que saciarían la sed del grupo durante el trayecto, repartir remeras y pasar lista de los anotados (es requisito que cada persona a desfilar esté previamente anotada). Conceptualmente, La Mojigata es estricta, pequeños detalles del repertorio se reflejan en la propuesta estética y también utilizan esa forma de expresión en el desfile. Este año las leyes serán el tema de su espectáculo, y en base a ello, dividieron a los amigos convocados en dos grupos para transitar por la principal avenida: los que representaban leyes y los que estaban por fuera de la ley. Entre las leyes estaban por ejemplo: la de la selva, del talión, ley Di Di, ley divina, y del más fuerte; y las remeras de los que estaban por fuera de la ley tenían inscripciones con: fumar en los bares, riña de gallos, alcohol después de las 12, piratería, cigarros de bagayo y plantar marihuana. Cada uno se puso en personaje durante el desfile: "Ley Di Di" vistió una peluca rubia, el que vestía con el cartel "cigarros de bagayo" se metió con los fumadores que encontró a su paso, y la que vestía "plantar marihuana" advirtió: “por ahora estoy por fuera de la ley”. Ramiro Perdomo es quien arma la puesta en escena de la murga desde 2003 y le implica también delinear la estética visual de cada espectáculo, en coordinación con vestuario, utilería y letras. Para el desfile, además de oficiar de “aguatero y organizador” interviene en la planificación: “Tratamos de armar una secuencia con 3 o 4 partes distintas y repetirla cada 100 metros. Lo hacemos de un modo muy distendido, para que tenga espontaneidad, porque si lo armás demasiado se va perdiendo la interacción con la gente y no te divertís, nos gusta generar algo que haga que caminar 30 cuadras no sea pesado”, contó. Agregó que desfilar con gente alrededor enriquece, y es fundamental a la hora de “generar una dinámica visual y de acción que llame la atención del público”.
Por su parte, Nacho Alonso, letrista y encargado del redoblante, señaló que los desfiles tienen algo de raro, “nosotros nos preparamos para hacer un espectáculo frontal, entonces los desfiles suelen ser raros. Por lo general en los lugares en donde se desfila, los grupos se preparan todo el año, nosotros no tenemos tiempo. Igual son divertidos porque es el arranque de todo, y la gente llega con mucha expectativa”. Los murguistas continuaban preparándose y por los pasillos las conversaciones predominantes tenían que ver con el repertorio que estrenarían en los tablados 24 horas más tarde. “Recién ayer tiramos el repertorio completo por primera vez, y no tuvimos mucho tiempo para planificar el desfile. Algo parecido nos pasó el año pasado y al final salimos primeros, pero no lo dejamos pasar, además este año lo abrimos y queremos hacerlo de una forma que esté buena” contaba el Laucha antes de partir hacia la Plaza Independencia.

A romper la ley

A las 19.30 el camión y la bañadera estaban en la puerta, las maquilladoras ponían las últimas brillantinas, los murguistas ajustaban sus trajes y gorros a estrenar, y con grapamiel en mano subían al ómnibus. Al arrancar, Nacho Alonso dio lectura a un poético artículo publicado en un diario local sobre el desfile, provocando gritos y aplausos cuando leyó “el primer conjunto en desfilar será” -y me pongo de pie para nombrarla, aclaraba Alonso- La Mojigata; al grito de “primer premio” toda la bañadera hizo ruido. Minutos después se hizo el silencio cuando el Laucha tiró las estrofas que cantarían durante el desfile (y que forman parte de su repertorio 2011), cada uno fue anotando las líneas nuevas cual trencito y entonándola durante el trayecto, allí decían: “Habrá que ver / No es romper por romper / No es cumplir por cumplir / Vámonos que la ley se pone vieja / Muchas reglas para cambiar/ Muchas formas pa’ revisar/ Y dejar de hacer tanta cosa que no tiene nada que ver con uno/ Son de otro tiempo y lugar”. Antes de bajar repasaron: el grito clave sería “a romper la ley”; ante esa señal las leyes y la murga se debían mezclar. Los percusionistas consultaron a la murga cuál sería el ritmo a tocar durante el recorrido. Se manejaron diferentes propuestas y finalmente tocarían una larga y variada base durante una hora.
Una vez en la Plaza Independencia, la primera murga en llegar fue acosada por fotógrafos, niños y turistas. Uno de los más aclamados fue Damián, utilero de la murga, a quien le tocó personificar a la mismísima ley, vestido con telas blancas y con un megáfono por el que se hacía notar. Mientras los murguistas calentaban gargantas y degustaban las últimas gotas de grapamiel (se había roto una botella entera al bajar del ómnibus), una señora que había estado en el club desde temprano seguía atenta cada paso de la murga, su nombre es Neba y contó con orgullo: “hace 4 años que desfilo con La Mojigata porque es la murga en al que sale mi profesor de canto”, dijo señalando a Fernando Paleo, “sólo un año no desfilé con ellos porque fui con los Zíngaros, pero como se puso celoso volví a acompañarlos” contó.

Queda inaugurado

Los organizadores de la intendencia dieron la señal y el carnaval comenzó de la mano de La Mojigata. Las primeras espumas y papel picado llovían sobre las leyes y ellas retrucaban con sus propios spray de espuma. Los niños pedían fotos y besos; y los adultos querían escuchar a la murga cantar. Minutos antes el Laucha había advertido al respecto: “tratamos de cantar para los dos lados de donde está la gente, porque siempre te vas para un sector y los de enfrente te putean, entonces cuando paramos a cantar lo hacemos de los dos lados”. El desfile iba hasta la calle Constituyente pero La Mojigata siguió hasta Minas, saludándose, felicitándose y haciendo trencitos mientras seguían cantando. Cansados y con calor, comenzó el intercambio de anécdotas, “es muy fea la espuma y me tiraron una bolsa entera de papelitos”, contó Malena Amarillo, quien por no salir en la murga desde 2006 reconoció estar fuera de forma. Recordó la última vez que desfiló aquel año: “hicimos un desfile adentro del desfile, éramos como 120 personas y unos eran parodistas otros revista, etcétera; lamentablemente ahora no pudimos meterle mucha cabeza, pero todos los amigos que participaron se corrieron todo 18 de Julio, le metieron la mejor onda, más que nosotros” señaló. Los integrantes de la batería fueron los más felicitados, y Nacho Alonso aseguró que tomó “sólo un buche de agua en todo el desfile”. El jurado los ubicó esta vez en el puesto número 20, pero cerraron la jornada con asado y baile. Y esto recién empieza.

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