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El presidente del Banco Central Europeo (BCE), Mario Draghi.

Foto: Efe, Alessandro Di Meo

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Mercados y organismos se lanzan contra Hungría, cuyo gobierno defiende “soberanía económica”.

La sucesión de hechos cada vez más previsibles hasta el detalle en el ámbito crítico de la Unión Europea (UE) se precipita velozmente y acelera el encadenamiento de situaciones y relaciones que van arrastrando al vacío al conjunto de una poderosa economía, apenas a partir del impulso generado por los desbalances fiscales de los Estados más débiles en lo económico y menos decisivos en lo político. Las interrelaciones globales entre los recursos y sus administraciones garantizan un período de emergencias y declives en bloque.

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Editar

Reforzamiento de liquidez por varios billones de moneda fuerte en tres años a ambos lados del Atlántico, en Asia y América Latina, pero con resultados bien dispares. La teoría del desacople fue revelándose a mediano plazo como relativamente válida. Los nuevos centros emergentes pilotearon lo peor de la crisis y siguieron creciendo con fuerza, hacia el exterior pero también fonteras adentro, donde Brasil, China e India, pero también Rusia (en menor medida) ganan terreno a la pobreza y a otros fenómenos sociales negativos, además de acrecentar su poderío material general, con políticas de inversión estatal y agresiva promoción de su actividad económica. La debacle expandió una metralla letal de papel mojado desde el corazón del sistema financiero internacional y, consecuentemente, deglutió los gigantescos volúmenes de recursos y ahorros que radicaban en el área de alcance del castigado órgano. Estados Unidos y Europa son quienes están, por decirlo así, en el ojo del huracán. Los estímulos fiscales y salvatajes van a parar a las bóvedas de las casas matrices de un puñado de bancos. La plata se va en semanas y los programas de ajuste quedan y aumentan en severidad, agravando cada vez el enfriamiento de esas economías, es decir, precipitando la recesión, ya declarada oficialmente por varios organismos internacionales. La ausencia de programas políticos de salida de la crisis va alargando una desaceleración que luce cada vez más como una inexorable agonía previa a alguna forma de fragmentación. Actores públicos y privados vislumbran conflicto y desestabilización en el horizonte europeo. Lo que empieza a convertirse en una escalada continental de política conservadora y recesiva estaría activando un movimiento masivo de rechazo a escala regional, según lo que muestran los canales y agencias internacionales de noticias.

Clientela

La UE aprobó el miércoles el tercer tramo de asistencia financiera a Portugal por 5.300 millones de dólares y lo hizo considerando un informe positivo elaborado por los acreedores del país: el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI), según informó la Comisión Europea (CE, Ejecutivo del bloque comunitario), citada por la agencia rusa de noticias RIA Novosti. Lisboa recibió un crédito de rescate por 78.000 millones de euros a pedido expreso realizado en abril, que le permitió cubrir zonas de riesgos e instrumentar reformas en un sistema financiero al borde del descalabro. El FMI, por su lado, también aprobó esta semana otro préstamo al país por 2.900 millones de euros. Como Irlanda (ver la diaria del miércoles), Portugal está aplicando en tiempo y forma las reestructuras institucionales y programas de ajuste del gasto público comprometidos con los organismos de administración económica global.

Hungría, en cambio, se encuentra en problemas, políticos más que económicos, con esas organizaciones, que presionan al gobierno, liderado por un conservador de tendencias nacionalistas, por adoptar decisiones consideradas agresivas por los voceros de los mercados. Sin embargo, pocos países de la eurozona y la UE puede exhibir un déficit fiscal de 3% del Producto Interno Bruto (PIB) como el que Hungría registrará en 2012. La nota crediticia recibida por el país de las calificadoras de riesgo Moody's y Standard & Poor's (S&P) es "especulativa", y desde el BCE se presiona al Ejecutivo encabezado por Viktor Orban alegando que amenaza la autonomía del Banco Central, informó la agencia francesa de noticias AFP.

Orban acudió al FMI en busca de ayuda tras el 20% de valor perdido en tres meses por la moneda nacional, el florín, frente al euro. El último pedido de asistencia financiera a los organismos, formulado desde Budapest, había sido tras la explosión de la crisis, en 2008-2009, por el cual recibió 20.000 millones de euros del FMI, la UE y el Banco Mundial.Orban quiere reformar la organicidad del Banco Central, cuya autonomía total respecto del Poder Ejecutivo es un pilar teórico de las corrientes económicas neoclásicas. En la aspiración reformista del mandatario descansa la actual negativa del FMI a tirar un salvavidas al Ejecutivo magyar para contener la depreciación de su divisa. La degradación a "especulativa" de la calificación de riesgo de la economía húngara afectó ayer la colocación de bonos del Estado. La tasa paga por los papeles a 12 meses saltó de 7,29% a 7,91% en dos semanas, y al mismo tiempo el gobierno recibió por sus títulos una demanda menor al volumen ofertado: 30.000 millones de florines (98 millones de euros) en 40.000 millones. Los operadores de mercado asumen que Hungría no podrá solventar a largo plazo un interés superior a 7%. S&P fustigó el plan de reforma de la autoridad monetaria aludiendo al "contexto de políticas públicas imprevisibles" del gobierno, que "generan dudas sobre la independencia de las instituciones reguladoras" y "complican el ambiente de desarrollo para los inversionistas". Pero el ministro de Economía local rechazó esas explicaciones al responder que la rebaja de la nota se debió a "una presión de los actores del mercado, cuyo objetivo es reforzar la zona dólar en detrimento de la zona euro", y después defendió "las sólidas bases de la economía" húngara. El presupuesto nacional de gastos de 2011 ya es excedentario y el déficit público en 2012 será menor al 3% del PIB exigido por la normativa de la UE. Pero el mercado habla por boca de sus operadores. Gyorgy Barta, analista del banco CIB, filial del italiano Intensa Sanpaolo, resumió: "La política económica no ortodoxa del gobierno va en contra de las leyes del mercado y la falta de flexibilidad con las organizaciones internacionales es extremadamente dañina a la imagen del país en el extranjero". El asunto es político. En nombre de la "soberanía económica", Orban nacionalizó las cajas de pensión privadas y estableció elevados tributos a la bancos, el sector energético y al de telecomunicaciones. Su gestión también es atacada por impulsar una ley sobre la prensa evaluada como "liberticida" por sus detractores, una nueva Constitución con acentos nacionalistas, una nueva ley electoral y reformas en la Justicia.

O2

También el miércoles los grandes bancos de los países líderes de la eurozona recibieron una nueva señal de tranquilidad desde la autoridad política mediante la inyección de 489.000 millones de euros aplicada por el BCE a 523 instituciones financieras. Así, los bancos se sustraen de la variable riesgo y obtienen, con cada inyección de liquidez, recursos frescos a tasa cero provenientes del erario europeo. Los bancos de la región tienen urgencias de refinanciamiento para 2012 y crecientes dificultades para lograrlo porque los inversores no confían en las garantías de retorno. El factor psicológico de la incertidumbre juega su rol. Más de 600.000 millones de deuda bancaria vencen en 2012 y 230.000 millones caducan en el primer trimestre, recordó días atrás el presidente del BCE, el italiano Mario Draghi, citado por la agencia italiana de noticias ANSA. El BCE aspira a que los bancos usen esos fondos para otorgar créditos a hogares y empresas con la esperanza de que ello aporte dinamismo a una economía cada mes más anémica. Asimismo, la movida del BCE quita presión a la banca en su búsqueda de financiamiento y así también a los gobiernos, coadyuvando a la contención de las primas de riesgo y dando respaldo político al sistema.

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