¡Quieto!, quédese callado y no se mueva mucho porque podría asustarlos. De hecho, es mejor que ni respire, porque cualquier susurro podría alarmar a los mercados y hacer que la economía se vaya al diablo.
Aunque pueda parecer una exageración, y lo es, los mercados bursátiles se comportan muchas veces según estados de ánimo, a veces bastante insólitos y naturalmente irracionales. Un ejemplo muy burdo podría ser: el presidente estadounidense Barack Obama realiza una conferencia de prensa, en el medio estornuda, e inmediatamente comienzan a circular rumores sobre su salud y una inminente crisis política que se avecina en la principal economía mundial, que perderá a su líder y guía en la salida de la crisis. En consecuencia, los temerosos agentes bursátiles comienzan a vender acciones de compañías estadounidenses y las bolsas de todo el mundo se desploman.
¿Suena poco creíble?. Puede ser. Pero a veces la realidad supera, o por lo menos empata, a la ficción. Si no lo cree, recuerde lo que pasó el día en que se conoció la noticia de la muerte de Osama Bin Laden. Al principio todo era algarabía, las bolsas asiáticas que estaban abiertas al momento del anuncio mostraban ganancias en sus indicadores, y cuando al día siguiente comenzaron sus operaciones las bolsas europeas y estadounidenses, todo era color de rosas y los indicadores trepaban de lo lindo.
Sin embargo, de pronto se comenzó a dudar sobre si la noticia era tan positiva. Es decir, muerto el líder del grupo Al Qaeda, éste podría tomar represalias, aumentando la tensión en Medio Oriente, región naturalmente tensa, y en consecuencia, ese día las bolsas de Europa y Estados Unidos cerraron en terreno negativo (ver la diaria del 03/05/11).
Algo parecido sucedió cuando falleció el ex presidente argentino Nestor Kirchner. Los mercados reaccionaron positivamente a la noticia, y la cotización de las acciones y bonos de Argentina subió porque se entendía que el fallecimiento del mandatario le daría "más posibilidades a la oposición, que es más responsable a nivel fiscal y más amistosa hacia el mercado" (ver la diaria del 29/10/10, página 11). Sin embargo, poco cambió en la política económica argentina.
Costó un Perú
La última víctima de los movimientos anímicos del mercado fue Perú. El domingo los peruanos eligieron como presidente en una reñida segunda vuelta a Ollanta Humala, militar de izquierda que hace unos años no dudó en mostrar su simpatía por el presidente venezolano Hugo Chávez.
Con los resultados a la vista, la Bolsa de Valores de Lima (BVL) se desplomó al día siguiente un 12,45% como efecto de la incertidumbre en los mercados que causó la victoria electoral de Humala.
Pocos minutos luego de abierta, la bolsa retrocedió 8,71%, lo que llevó a que las autoridades bursátiles suspendieran la jornada por dos horas, y cuando se reanudó, continuó con su tendencia a la baja ante la masiva venta de acciones. "Es una caída atípica, un fenómeno local por la incertidumbre que hay en los inversionistas", explicó ese día el corredor de bolsa Arlin Laura, del Grupo Coril, en declaraciones recogidas por la agencia estadounidense de noticias AP. Estimó que esa tendencia continuará hasta que el presidente electo no dé alguna señal tranquilizadora, como nombrar un ministro de Economía afín a los mercados.
Por su parte, Luis Felipe Arizmendi, presidente de la sociedad de bolsa GPI Valores, lamentó que muchos tenedores hayan salido "corriendo a vender los valores a cualquier precio". "Hay gente asustada, preocupada. Hay gente que considera que mientras no se sepa exactamente lo que va a ocurrir con el plan económico, quiénes van a ser los principales conductores de la economía, es preferible vender", describió.
Humala genera temor por su pasada postura radical contra el libre mercado, aunque en su campaña electoral moderó ese discurso y prometió consolidar el crecimiento económico logrado por el país en los últimos años, poniendo énfasis en la aplicación de políticas sociales en favor de los pobres. La caída bursátil le llevó a pedir "calma" a los peruanos, ratificó su compromiso con aquella meta. "Pido calma al país. Estamos haciendo lo mejor y tenemos que continuar trabajando", dijo el mandatario electo, quien escribió en su cuenta de la red social Twitter que su "compromiso con el pueblo es crecimiento económico con inclusión social". Añadió que para ello contará con el apoyo de los "mejores cuadros técnicos e intelectuales para hacer un gobierno de ancha base donde nadie se sienta excluido".
Más papista que el papa
Procurando generar tranquilidad en los nerviosos mercados, uno de los principales asesores de Humala y candidato a ocupar el Ministerio de Hacienda, Kurt Burneo, adelantó que la nueva administración “aplicará una política fiscal contracíclica” y que respetará la independencia del Banco Central. “Estamos reuniéndonos para ver los lineamientos de una política económico-social, con la reiteración de la autonomía del Banco Central, metas implícitas de inflación, como se está haciendo hasta ahora, y una política fiscal contracíclica”, anunció Burneo, quien fue viceministro de Hacienda durante el gobierno del economista Alejandro Toledo.
También adelantó que se hará una “necesaria reducción de deuda pública con responsabilidad fiscal, en un marco de promoción agresiva de la inversión privada y respetando los contratos y la estabilidad”. Asimismo, precisó el asesor, “el tema de los programas sociales se va a aplicar gradualmente, siempre mirando el tema del equilibrio fiscal como elemento fundamental”, acotó. Respecto al episodio de caída de los mercados, Burneo evaluó que el fenómeno “era previsible, pero conforme pasen las horas, si se analiza la información, va a ser una cosa episódica”, relativizó. Y dobló la apuesta: “Soy de la idea de que aquellos que ahora están especulando en la bolsa van a perder su plata y lo van a hacer, sencillamente, porque todo está muy sólido, todo tiene buena perspectiva”, aseguró.
El asesor de Humala parece tener razón. El martes los mercados financieros comenzaron a recuperarse del derrumbe histórico del día anterior, y ayer continuaron con esa tendencia, aunque todavía con mucha timidez.