Nuevamente los mercados financieros internacionales dieron ayer muestra de su gran inestabilidad emocional reaccionando en distintas direcciones según el ánimo y la hora del día. Como dice el Cuarteto de Nos: "Bajo y subo, freno y sigo, me levanto/ Bip, bip, bipolar/ Subo y bajo, sigo y freno y me hundo".
No es la primera vez que el mundo bursátil responde en direcciones opuestas frente a un mismo acontecimiento, y probablemente no sea la última. A modo de ejemplo cabe recordar la euforia con que reaccionaron los mercados ante la muerte del ex presidente argentino Néstor Kirchner (ver la diaria del 29/10/2010), o el cambio del optimismo frenético al pesimismo casi inmediato ante la noticia del asesinato de Osama bin Laden (ver la diaria del 03/05/2011), o la caída abrupta de la bolsa de Lima a raíz de la elección de Ollanta Humala presidente de Perú (ver la diaria del 09/06/2011).
En esta oportunidad, los movimientos de las principales bolsas de valores se explican por urgentes cuestiones de fondo que hacen a la salud de la economía más grande del mundo y, en consecuencia, de la economía global. No obstante, la emotividad e irracionalidad en los mercados parecen marcar un patrón.
Ayer el mundo se despertaba con la noticia del acuerdo entre los legisladores republicanos y demócratas que permitiría aumentar el tope de endeudamiento de Estados Unidos (EEUU), lo que evitaría que este país incurra en un catastrófico incumplimiento de pagos. La reacción fue inmediata y los principales indicadores bursátiles se desplazaron en terreno positivo. En la apertura de Wall Street, las acciones estadounidenses subieron más de 1% por el alivio de los inversores. El promedio del índice industrial Dow Jones subía 1,11%, el ampliado Standard & Poor's 500 (S&P) se expandía 1,15% y el tecnológico Nasdaq Composite lo hizo 1,15%. Pero poco duró el optimismo. Para el cierre de la media jornada la situación se había revertido y se perdían esas ganancias: el Dow Jones bajaba 1,07%, el S&P 1,22% y el Nasdaq 1,2%. Si bien al final del día se moderó la caída, igualmente cerró en terreno negativo por sexta jornada consecutiva, con descensos de 0,09% en el Dow Jones, de 0,41% en el S&P y de 0,43% en el Nasdaq. Además, el dólar tocó su mínimo histórico contra el franco suizo y registró su punto más bajo en cuatro meses y medio respecto del yen. En la plaza local tuvo un leve retroceso de 0,086% con relación al viernes, cerrando en 18,414 pesos por unidad, y la evolución fue similar en otros lugares. Las dos principales bolsas latinoamericanas, San Pablo y México, cerraron con caídas de 0,49% y 0,75%, mientras que en Europa la mayoría de los mercados registró fuertes pérdidas, con Milán (-3,87%) y Madrid (-3,24%) encabezando la lista. También cayeron Francfort (-2,86%), París (-2,27%) y Londres (-0,7%).
Éramos pocos...
Lo cierto es que el temor a una nueva recesión en EEUU sigue vigente no obstante el pacto bipartidista para elevar la deuda. Pese a éste los 2,4 billones de dólares en recortes presupuestarios propuestos para los próximos diez años como contrapartida por la suba del tope están lejos de los cuatro billones fijados por algunas agencias como marco fiscal para evitar una rebaja de la nota crediticia. Ello podría hacer que alguna de esas empresas reduzca la calificación estadounidense, lo que implicaría un grave problema adicional.
Además, los datos de la industria manufacturera estadounidense cayeron a su nivel más bajo desde julio de 2009, lo que se suma a los decepcionantes registros conocidos el viernes sobre la evolución de esta economía en el primer y segundo trimestre. Para colmo, el plan aprobado por Washington comenzó a recibir críticas desde diversos ámbitos. El presidente del alemán Instituto de Economía Mundial de Kiel, Dennis Snower, aseguró que aquél no representa una salida suficiente “para solucionar el problema a medio y largo plazo”, según declaraciones realizadas a la Deutsche Welle. A su entender, un acuerdo satisfactorio debería especificar “el nivel de deuda que se quiere para el futuro -de deuda en relación al producto nacional-, el modo más rápido de alcanzar ese nivel, y dejar definida una política fiscal anticíclica”.
Por su parte, Krugman fustigó con dureza el plan y acusó al presidente Barack Obama de haberse “rendido” a las exigencias de los conservadores. “El pacto en sí es un desastre, no sólo para el presidente y su partido. Dañará una economía ya deprimida, y probablemente hará que el problema del déficit a largo plazo empeore”, alertó el economista en su columna en The New York Times, consignada por la agencia española de noticias EFE. El Nobel de Economía advirtió que el acuerdo “demostrará que la extorsión funciona y no tiene ningún costo político”, augurando que llevará a EEUU a transitar un largo camino a cuyo final el país tendrá el “estatus de república bananera”.