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Participantes en la segunda ronda del Campeonato Nacional de Debate Rural, desarrollada el sábado en la sede de la Sociedad de Fomento Rural de Treinta y Tres.

Foto: Javier Calvelo

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Jóvenes del medio rural participan en un campeonato nacional para aprender a defender ideas en público.

Llovía todavía el sábado al mediodía en la ciudad de Treinta y Tres. Antes de las 13.00 varios locales, incluso restaurantes, ya habían cerrado sus puertas, mientras que otros perseverantemente exhibían productos en la jornada previa al día del niño. El clima no invitaba a salir a la calle, pero en la planta alta de la sede de la Sociedad de Fomento Rural de Treinta y Tres se había congregado un cálido grupo de jóvenes atraídos por la propuesta de aprender a debatir, aunque muchos desconocían más detalles.

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“¡Ponete a prueba! Y aprendé a defender tus ideas y argumentar eficazmente para poder ganar cualquier debate o discusión" anunciaba el afiche convocante a la segunda ronda del Campeonato Nacional de Debate Rural, desarrollada el sábado en la capital olimareña. La primera había sido en San José, la tercera será en Paso de los Toros y la cuarta en Fraile Muerto.

Se trata de un proyecto de la filial uruguaya de Cámara Junior Internacional (JCI, por sus siglas en inglés) y de la Federación Rural de Jóvenes (FRJ). Esta organización -nacida en Missouri, Estados Unidos, en 1915- ejecuta debates a nivel mundial desde hace cuarenta años; en nuestro país comenzó a implementarlos en 2008 y ésta es la primera vez que llega al ámbito rural.

Efraín Baladán, integrante de la JCI comentó que la idea surgió en el congreso 2010 de la FRJ, donde se hizo un primer debate que dio pie para impulsar este ciclo. “Fue un gran placer poder llegar a este ámbito, a los jóvenes rurales que están más distanciados y es más difícil de juntarlos para poder darles este tipo de oportunidades”, explicó Paolo Ferri, integrante de JCI y del jurado.

En la apertura del campeonato, Ferri afirmó que éste “es una tremenda herramienta para aprender y ejercitar la defensa de una idea y cómo manejarnos en un debate o en una discusión de una manera correcta. Este tipo de herramienta sirve en cualquier orden de la vida para defender una posición en un ámbito laboral, en un ámbito grupal, para venderme a mi pareja, para defender una idea entre amigos, para cualquier tipo de situación”.

Hubo 18 participantes, 15 varones y tres mujeres. Ninguno de ellos se había inscripto con anterioridad, por lo que no habían recibido información de la dinámica ni de los temas a debatir. En diálogo con la diaria varios dijeron que concurrieron para apoyar al grupo de jóvenes rurales de Treinta y Tres, que era el convocante; también manifestaron su interés por la experiencia de hablar en público y argumentar; otro comentó que en filosofía, en el liceo, estaban tratando el tema de la argumentación y que le pareció interesante concurrir.

La convocatoria fue exitosa, más si se tiene en cuenta que no había grandes premios materiales: el equipo ganador de cada una de las cuatro rondas participará -con los gastos pagos- del debate que se hará en el congreso anual de la FRJ durante el penúltimo fin de semana de setiembre en Lascano, Rocha. A su vez, el ganador del campeonato rural participará en el debate nacional de la JCI, que será en octubre.

Los participantes debían tener entre 16 y 35 años, aunque se permitió la participación de uno que excedía el límite; procedían de los alrededores de la capital departamental, de Cerro Chato, Melo y de Lascano. Formaron seis equipos de tres integrantes cada uno, se autodenominaron “Los rostrudos”, “Los burreros”, “Buenas Noches”, “El bagual”, “Cerro Chato” y “Los sin nombre”. El jurado estuvo compuesto por tres personas: Paolo Ferri, representante de JCI, José Acosta Madera, director general de Desarrollo Local de la Intendencia de Treinta y Tres, y Fredis Núñez, comisario de la Jefatura de Policía.

Mirada institucional

La ganadería es la producción principal en el departamento de Treinta y Tres, le sigue la arrocera y en los últimos años la forestación ha tenido un importante crecimiento. Pero el desempleo es importante. Ésa fue la principal problemática destacada por José Acosta Madera, director general de Desarrollo Local de la comuna olimareña. “Nuestro departamento carece de fuentes de trabajo, esto no es de ahora, sino que viene desde hace muchísimos años. No es posible que los jóvenes estén acostumbrados a ir a golpear a la puerta de la intendencia, de la jefatura, del batallón, pienso que tenemos que cambiar”. En ese sentido, Acosta destacó los anuncios de una fábrica de cemento que se instalará en el paraje Otazo y de otra que se radicará en las proximidades de Isla Patrulla. El comisario Fredis Núñez sostuvo que los hurtos constituyen las principales infracciones que ocurren en Treinta y Tres, los que se dan mayoritariamente en la capital y en Vergara. El jerarca opinó que “el alto índice de desempleo lleva a que en los cinturones de la ciudad se realicen hurtos, mientras que en medios rurales hay poca población debido a las grandes extensiones de tierra ocupadas por la zona arrocera o la forestación”. Núñez evaluó que en los últimos años se ha logrado abatir el abigeato gracias a la presencia del policía comunitario rural y a una actitud más denunciante de parte de vecinos y jóvenes, que a su entender ya no ven a la institución policial “como un obstáculo sino como un amigo”.

Gauchos, chinas, bichos y exquisiteces

Los temas de la ronda inicial fueron refranes, los organizadores alegaron que eligieron esa temática para que la discusión se diera de manera descontracturada y que fuera tomando ritmo. Se sortearon tres de cinco temas propuestos, los equipos tenían unos minutos para preparar sus argumentos, tanto a favor como en contra, después se sorteaba de qué lado estaban, disponiendo de otros minutos para afinar sus parlamentos. El ejercicio consistía en defender con firmeza algo con lo que no estaban de acuerdo, o rechazar una idea que ellos consideraban la mejor. “Tenés que dejar tus convicciones de lado”, graficó uno de los participantes.

“Todo bicho que camina va a parar al asador” fue el primer tema sorteado. Los que estaban a favor argumentaron que el bolsillo es el que marcaba qué comer y “no tanto la exquisitez”, mientras que los que estaban en contra ejemplificaron con que si fuera así “no tendríamos galgos pa’ cazar liebres” y en un sentido más amplio, que no tendrían con quién rebuscarse en los bailes. Cada equipo tenía un capitán que hablaba dos minutos inicialmente, luego dos oradores que exponían tres minutos cada uno y finalmente volvía a tomar la palabra el capitán; todos intercalados con el equivalente del equipo contrario. Los niveles de los grupos eran desparejos, muchos no estaban convencidos de lo que defendían, otros no usaron los mejores ejemplos, en el caso del primer debate, por ejemplo, los que estaban a favor alegaron que los uruguayos que cayeron en la tragedia de los Andes daban cuenta de lo que ellos defendían, aunque nadie rebatió que el ejemplo era erróneo. Luego el jurado pasó a una pieza para preparar el veredicto; al salir el representante de JCI anunció cuál había sido el equipo ganador, sin dar más detalles. Mattías, uno de los participantes del grupo que quedó fuera volvió a su silla diciéndole a sus compañeros e indirectamente al jurado: “¿Por qué ganaron? Dame una devolución”. En diálogo con la diaria el chico protestó: “ellos se contradijeron también y no les dijeron nada, creo que sería lo más coherente decir el que pierde por qué pierde y en qué se destacaron más los que ganaron. Que nos digan que fue porque estuvimos más nerviosos, yo sabía que estaba nervioso, nunca había hablado en público”.

“No existe la amistad entre el gaucho y la china” fue el segundo tema seleccionado. Una de las chicas tuvo que argumentar a favor y afirmó que el amor es una construcción ideológica y que hay necesidades biológicas que satisfacer, que “existe la amistad con derecho a roce y en el campo más, porque no hay tanto pa’ elegir”. El otro equipo alegó que sí existe la amistad porque es la base de una pareja, “un gaucho que tenga una mujer en la casa cocinándole y llega cansado tendrá la comida, pero no va a poder sentarse a tomar mate con ella si no tiene una buena amistad” graficó, a la vez que otros de su equipo señalaron que existe la amistad entre padres e hijas, por ejemplo. En este segundo debate el jurado tampoco argumentó su fallo; resultó interesante comprobar que la chica que defendía la idea -cuyo equipo resultó ganador- pensaba justamente lo contrario.

El tercer tema rozaba parte de lo que en el encuentro debía hacerse: “La mentira es válida si la intención es buena”. Allí se alegó a favor de “mentir pa’ justificar la idea”, se veneraron las mentiras piadosas y hubo también una alusión a los políticos: un equipo los utilizó en su favor al decir que no llegarían muy lejos mintiendo, mientras que el otro rebatió el argumento para señalar exactamente lo contrario.

Luego de finalizada esa primera ronda, en la que ganaron tres equipos y se seleccionó al mejor de los perdedores, el representante en el jurado de la JCI dio sugerencias a aplicar a la hora de debatir, lo que volvió a hacer en los siguientes fallos. Remarcó la importancia de tener un volumen adecuado (varios balbuceaban), mirar a los presentes (algunos miraban al piso), tener la postura correcta (no estar con las manos en los bolsillos), la modulación, incorporar el humor, tener solvencia y seguridad, rebatir argumentos del rival, saludar y agradecer. De ahí en más, algunos de los jóvenes incorporaron parte de esos argumentos. Los temas para la ronda semifinal tenían relación con el medio rural. Se sortearon dos: “En el campo el productor arrocero trabaja más que el ganadero” y “En la agricultura el cultivo doble propósito maximiza la rentabilidad y el uso del suelo”. En ambos se traslució un mejor nivel, que incluyó cifras (número de empleados por hectárea en cada producción o valor de exportaciones) y valoraron el trabajo anual en función de las distintas etapas, en el segundo tema hicieron referencia al ambiente y a la productividad, aunque algunos parlamentos seguían siendo débiles y poco estructurados.

El tema final fue: “El abigeato en el medio rural es un medio de vida”, y algunos de los referentes bromearon al tener que discutir el tema frente al comisario: “Al que le toque defender la postura que se entregue”, comentaron. A decir verdad, no era fácil para quienes tenían que defender la postura, que si bien hicieron alusión al “hambre famélico”, de quien roba para darle de comer a sus hijos, tenían poco más de donde agarrarse. El otro equipo resultó ganador, aunque no sólo por ese motivo.

Al final de la tarde se vivía un clima risueño y de celebración entre ganadores y perdedores. Muchos de los que habían sido eliminados continuaban allí, aprendiendo del resto, considerando los argumentos del jurado que no estaban al comienzo y disfrutando sanamente de una tarde atípica.

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