Hecho histórico o mito popular, lo cierto es que en el imaginario colectivo los uruguayos solemos hacer referencia a un pasado próspero, sumamente promisorio para el país, épocas de vacas gordas y campeones del mundo. Usualmente nos referimos a ese lejano Uruguay como "la Suiza de América". Si se puede ubicar un momento histórico, ese sería probablemente el que siguió al fin de la Segunda Guerra Mundial, en 1945, aunque sus límites -como su realidad- son bastante más difusos.
El estudio presentado ayer por Bertoni en la Dirección de Industrias apunta, como su nombre lo indica, a evaluar el "El modelo energético de la 'Suiza de América' como problema. Análisis sectorial del consumo de energía en Uruguay". Es que a su entender, ese modelo terminó condicionando el desarrollo productivo del país, y por ende, de aquella anhelada prosperidad. Para evaluar el modelo energético del Uruguay de entonces, el experto se centró en analizar qué tipo de energía o fuentes se utilizaban, cuál era su origen (producción local o importada), cuánto le costaba al país importarla, y cuál era su utilización (como insumo industrial o como bien final). Al respecto, adelantó que la Suiza sudamericana se caracterizó por "una gran dependencia energética", en su mayoría importada, lo que implicaba un "gran esfuerzo económico para el país", y que fue consecuencia de "una fuerte residencialización del consumo de energía".
No todo es oro
En primer lugar advirtió que en las dos décadas que siguieron a aquella conflagración bélica es cuando se aprecia "el crecimiento más importante de consumo de energía de la historia del país", acompañando la fuerte expansión económica que registraba Uruguay, "la más importante de todo el siglo". En ese sentido, estudió la demanda de combustibles en el país observando la estructura de la matriz energética, lo que le permitió concluir que a comienzos del siglo XX se verificó "una transición a los combustibles fósiles, que son necesariamente importados". Se trató de "una transición dependiente" porque, justamente, aumentó la dependencia del país con el exterior. Aunque en 1948 empezó a funcionar la primera represa hidroeléctrica del Uruguay (Rincón del Bonete), la compra de energía importada creció fuertemente durante todo el período analizado. En esa época se alcanzan los mayores niveles de dependencia energética, cuando el 70% de la energía que se consumía era importada.
En la misma línea, Bertoni intentó cuantificar el costo que implicó este cambio en la demanda de energía. Lo hizo comparando la relación entre las exportaciones totales y la importación de energía, es decir, cuánto había que vender al exterior para pagar los recursos energéticos. En ese sentido, detalló que entre 1945 y 1950 el porcentaje de energía comprada equivalía al 8,43% de las exportaciones del país, mientras que entre 1950 y 1958 esa cifra alcanza el 14,02%, lo que implica un salto de 66,3%. Realizando una comparación con la región, el académico describió que Uruguay y Brasil fueron los países que tuvieron mayor esfuerzo energético, "casi triplicando" el promedio de otros sudamericanos.
En otro orden, el estudio desagrega el consumo por sectores de actividad para evaluar "en qué se usa la energía". Al respecto, describe que el consumo industrial crece significativamente hasta mediados de los años 50, pero en el mismo período los sectores residencial y de servicios muestran mucho mayor dinamismo. Precisó que el 90% de este incremento se basó en el consumo de los hogares, asociado en buena parte al aumento de la electrificación y, con ello, al bienestar de las familias. Además, el sector transporte también exhibe un fuerte incremento en el período, casi de la misma magnitud que el residencial, al tiempo que el agro y la pesca se mantienen prácticamente estables en niveles muy bajos. Ello implica, según Bertoni, que "hubo un cambio estructural en el uso de la energía" debido a una "acelerada residencialización" del consumo durante "el período de oro de la industrialización". Agregó que cuando comienza el estancamiento económico del país, la industria muestra una caída en su consumo de energía, sin embargo, a nivel residencial y de transporte sigue aumentando con dinamismo. A su entender, esa evolución se explica porque entre los años 50 y 60 se constataron "los mejores momentos de redistribución". A modo de conclusión, estimó que el alto grado de dependencia energética y la acelerada residencialización "podrían haber generado un desacople entre la demanda de energía y las actividades productivas capaces de generar las divisas necesarias para hacer frente a los costos energéticos de la 'Suiza de América'”.
Eso hacía necesario "reformular el modelo energético", lo que empezó a ocurrir "en la década de los 70 (...), cuando se empiezan a construir represas, superando una restricción que partía de esta fuerte dependencia energética del exterior".
A todos nos pasa
Luego de la exposición de Bertoni, el Director Nacional de Energía, Ramón Méndez, ponderó el contenido del estudio aunque con algunos reparos. En primer lugar destacó que el esfuerzo de importar combustibles y su efecto sobre el desarrollo “es un fenómeno mundial”, algo que también “le está pasando a China”, que moderniza su consumo energético a nivel residencial, el cual crece por arriba de la expansión general de la actividad. “Le pasa también a Uruguay”, donde a raíz del crecimiento económico aumentó el consumo de celulares, luego de electrodomésticos y más recientemente de autos cero kilómetro. Todo ello genera “un crecimiento importante del consumo”, indicó el jerarca, ejemplificando con que en sólo un año, entre mayo de 2010 y de 2011, el consumo de naftas creció 18%. “Eso no nos ha impedido crecer”, matizó. Como respuesta, interpretó que lo ocurrido a fines de los 50 “tiene que ver más con una política industrial que no apuntaba al desarrollo”. No obstante, reconoce que ser dependientes del exterior “es malo”, por lo cual las estrategias del gobierno se orientan hacia la independencia energética. Resaltó que ello también es respaldado por todos los partidos, ya que el tema se asumió como política de Estado en los acuerdos interpartidarios alcanzados durante la transición del gobierno de Tabaré Vázquez al de José Mujica.
En ese contexto, recordó una gráfica de Bertoni que analizaba la matriz energética y donde se veía que el único período en que la energía producida localmente superó el 50% del consumo fue la década del 30. En esa línea, Méndez señaló que “en 2014 o 2015 por primera vez en 80, 90 años, vamos a superar el 50% de energéticos autóctonos”. Celebró que este escenario no sólo brindará mayor independencia energética sino también más soberanía, reducirá la huella local de carbono, permitirá exportar menos divisas y realizar una apropiación nacional de recursos.