Rockaway Beach (Queens, al este de Nueva York) y Coney Island (Brooklyn, al sureste) son dos de los sitios más afectados por el huracán Sandy en su paso por la ciudad de Nueva York el 29 de octubre.
Transcurrido más de un mes del paso del huracán Sandy por las costas de Estados Unidos están retrasadas las vías para dar solución a las necesidades de los pobladores más afectados. Miles de personas aún continúan sin electricidad y calefacción en sus casas semidestruidas. El desempleo provocado por el huracán cada vez es mayor, pero a la vez las empresas constructoras incrementan su trabajo con los préstamos de bajo interés para reparar o sustituir viviendas, otorgados por la FEMA (Agencia Federal para el Manejo de Emergencias del Departamento de Seguridad Nacional de Estados Unidos). Los trabajos de limpieza se han enlentecido y cada día se necesitan más voluntarios y donaciones ante la imposibilidad de preparar alimentos y calefaccionarse.
Algunas estaciones en el downtown del subte de Nueva York siguen cerradas luego de un mes, pero la zona más afectada fue la de la costa sureste, que permanece aislada. Llegar o salir de Rockaway Beach es muy difícil si no se tiene auto; desde el centro de Manhattan hay que tomar tres trenes y dos autobuses, pues el metro está cortado en una zona donde además se encuentra uno de los aeropuertos más grandes del mundo, el JFK. Ir a Coney Island es más fácil hoy porque las estaciones no están bajo tierra. Al llegar allí se percibe que recibir ayuda y cuidar las pertenencias familiares es lo único que les permite quedarse a cientos de residentes cuidando sus casas y lo poco que quedó seco dentro. Todos los días deben asistir a un “centro de calefacción” y alimentación, donde además reciben productos de limpieza para desinfectar sus hogares. El invierno ya está instalado y muchos manifiestan su sensación de que volver a la rutina de antes del Sandy se está tardando demasiado.