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Foto: Difusión, s /d de autor

Rock a la mexicana

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Café Tacuba habla sobre el oído crítico del uruguayo antes del show en Primavera 0.

Hace 23 años Café Tacuba -o Tacvba, como les gusta escribir su nombre- afirmaba orgullosa que hacía música mexicana contemporánea, ante los reiterados ataques del rock tradicional. Pero el mismo rock del que se desmarcaban en su momento es el género que mejor resume su arte en la actualidad. Antes del lanzamiento de su nuevo trabajo El objeto antes llamado disco, que tuvo un particular proceso de grabación y que se editará en octubre, y de su presentación en el festival Primavera 0 el 19 de setiembre en el Teatro de Verano, Joselo Rangel, guitarrista de la banda, conversó con la diaria.

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-Vienen de tomarse una pausa de casi dos años y a principios de 2012 se reencontraron para hacer el disco El objeto antes llamado disco. ¿A qué se debió?

-No es la primera vez que hacemos una pausa. A lo mejor cada vez que sucede a la gente le extraña, pero en realidad es la forma en que trabajamos. El disco anterior, Sino, salió a fines de 2007 y luego hicimos una gira de casi tres años hasta mediados de 2010. Y cuando hacemos una gira tan larga, de estar viéndonos constantemente, lo que hacemos es tomarnos un tiempo para que cada quien haga lo que tenga ganas de hacer, ya sea un proyecto musical aparte, otra cosa que no tenga nada que ver con la música o simplemente estar con su familia.

-¿Qué fue lo que motivó este reencuentro?

-Las ganas de hacer algo juntos. Cuando nos tomamos un tiempo en el que cada quien se dedica a otros proyectos no hay una ruptura, nosotros ni la anunciamos ni la asumimos como tal. Luego de un tiempo se va dando un interés, que a veces llega desde afuera -del manager, por ejemplo, que nos dice: “Oigan, muchachos, ¿qué onda, qué van a hacer?”-, o incluso de alguno de nosotros, que escribió algunas canciones y quiere mostrárselas al resto del grupo para empezar a trabajarlas. Cuando terminamos esa gira el grupo cumplió 20 años, entonces estaba el interés, tanto de nosotros como de la gente, en que celebráramos. Fue así que a principios de 2012 nos juntamos para mostrarnos canciones y empezar el disco, este trabajo que verá la luz en octubre.

-Como solista lanzaste dos discos (Oso, 2001, y Lejos, 2005). ¿Qué facetas artísticas explotás ahí que no podés explotar en la banda?

-Escribo canciones. Algunas de ellas están en los discos de Café Tacuba y había otras que no me daba cuenta por qué no las mostraba al grupo. Y se reduce a que eran canciones personales, algo obvio quizá, pero que para mí no era tan evidente en ese entonces. Siempre he pensado que cantar una canción es asumir una responsabilidad y de repente yo me cuestioné por qué iba a pasarle yo esa carga a mi compañero Rubén [Albarrán], vocalista de Café Tacuba. A lo mejor, puede ser muy fácil pasarle una canción de amor a otro para que la cante, pero me di cuenta de que lo que estaba escribiendo debía ser responsabilidad mía, tenía que cantarlo yo con la voz que tengo. Ahora que el segundo disco ya tiene más de media década, mis intereses están en otro lado. Al momento de mostrar canciones en los últimos tiempos volqué todas las que tenía para Café Tacuba deseando que Rubén quisiera interpretarlas, como finalmente sucedió. Ahora no tengo otras canciones para mostrar en un disco solista, tal vez mi interés en solitario está ahorita más en escribir. Estoy escribiendo narrativa y creo que estoy volcando todo eso que no puedo volcar en Café Tacuba.

-¿Y hacia dónde va esa narrativa?

-Lo que he estado haciendo mucho es crónica. Escribo para el periódico Excélsior desde hace seis años una columna que se llama “Crocknicas marcianas”, que ha tenido gran aceptación con los años. Es más, el año pasado saqué un libro recopilatorio de esas columnas.

-¿Qué temáticas abordás?

-A veces cuento sobre la vida del grupo, de las giras y esas cosas, a veces más reseñas de libros, películas, cómics, me gusta mucho la ciencia-ficción… En estos últimos tiempos lo que estoy escribiendo son cuentos de ficción, entonces eso también me tiene bastante más por el lado alternativo a la banda.

-En más de 20 años de trayectoria han etiquetado a Café Tacuba de mil maneras. Cuando les preguntan qué género tocan, ¿qué responden?

-Al principio nos atacaban mucho diciéndonos que no éramos rock y a nosotros nos gustaba mucho eso, era un halago más que un ataque. Y decíamos que hacíamos música mexicana contemporánea. Pero ahora creo que no hay mejor definición que rock, aunque esté muy devaluada la palabra, la idea de innovación… todo eso ha desaparecido. Pero creo que nosotros sí lo asumimos como tal. A mí en lo personal me gusta el rock, de repente voy por otro tipo de música, pero me gusta mucho lo que se ha hecho en este género, en especial en el rock clásico. Y este disco sí es rock en términos de lo que se está haciendo ahora, bien eléctrico. Todos estamos tocando guitarra eléctrica, teclados, todo es más hacia ese sonido, aunque también seguimos experimentando con otro tipo de ritmos.

-Más folclóricos quizá…

-Exactamente, pero no quedándose en su esencia original sino llevándolos hacia otro lado que sentíamos nosotros que no lo habíamos hecho.

-¿Cómo entró en contacto con ustedes Gustavo Santaolalla y cómo colaboró en la búsqueda de un sonido Café Tacuba?

-Fue hace muchos años. Cuando la banda nació él estaba trabajando con grupos mexicanos a finales de los 80, haciendo producciones y grabando grupos de esa época invitado por otros argentinos que estaban en México. Un día nos vio tocar en un lugar y al parecer le interesó mucho lo que estábamos haciendo. Con los años y el conocimiento mutuo nos dimos cuenta de que él también estaba en la búsqueda de un sonido que tenía que ver con el rock pero también con esa exploración, o asumir los ritmos e influencias de música latinoamericana que teníamos. Se conectó mucho con nosotros y desde el primer disco, allá por 1992, él ha estado trabajando con Café Tacuba, ya sea como productor -que llega y dice lo que se tiene que hacer- o como una especie de colaborador tangencial -que nos alienta y nos da recomendaciones más puntuales-. Ahora en El objeto antes llamado disco trabajó como productor y nos acompañó a las sesiones.

-Tuvieron un proceso de grabación bastante particular. Dejaron participar al público en las grabaciones, ¿cómo fue esa historia?

-Fue una idea de Rubén, el vocalista, que nos dijo que en vez de encerrarse en un estudio le gustaría abrir esto, mostrar la experiencia al público, y esa idea se fue transformando hasta llegar al punto de que no es un disco en vivo -porque no se escucha a la gente gritando y eso-, sino que es un disco que suena como en un estudio pero nosotros sabemos, o la gente que estuvo sabe, que hay una energía allí presente. Esa energía del espectador está en el track, y creo que el experimento resultó bueno. No somos el primer grupo al que se le ocurre esto, ya hay otros artistas que lo hicieron.

-¿Cómo repercutió en ustedes, los músicos? Me imagino que habrá salido una grabación más espontánea, con más adrenalina. ¿Lo vivieron así?

-Pues tiene de los dos. Sí, hay una parte de vértigo, de adrenalina. La idea vino del vocalista porque a lo mejor él necesitaba alguien a quien cantarle. Siempre he considerado a la voz como el instrumento por excelencia, y se maneja mucho por los sentimientos y creo que estar con gente debe transmitir más si hay un escucha ahí que si no lo hay.

-¿Qué recuerdan de sus anteriores llegadas a Uruguay?

-La verdad que nos encanta, creo que es diferente la forma en que la gente responde y se muestra.

-Somos un pueblo chico y tranquilo. ¿Eso se nota desde el escenario?

-Sí, son más tranquilos pero creo que tienen una musicalidad inmensa y creo que ustedes lo saben. Y escuchan de una manera diferente que en otros lugares. Yo te lo puedo decir así tal cual, hay países en los que a lo mejor estás rodeado del baile y de entusiasmo pero eso no significa que estén escuchando más; nosotros sentimos que acá sí nos están escuchando.

-¿Tenemos un oído más crítico?

-Exacto, y eso nos agrada y sabemos que perciben lo que escuchan y al parecer les gusta porque si no, no estaríamos regresando.

-¿En el espectáculo van a presentar este nuevo disco?

-Al revés. Vamos a presentar todos los clásicos y algo del disco nuevo. Porque en realidad como el disco sale en octubre… Si bien somos parte de una banda, también somos escuchas y vamos a conciertos y sabemos lo que sucede con un disco nuevo que aún no ha salido. Y la verdad es que no queremos vivir eso con la gente. Será un recorrido por la historia de Café Tacuba, con la mayoría de los hits, y además mostraremos una o dos canciones del nuevo disco. Es la primera vez que no hacemos tanta diferencia entre salida de disco y gira. Estamos tocando porque tenemos ganas de tocar y porque creemos que el músico debe tocar. Se está diluyendo un poco la barrera entre los discos, porque la industria está en esta situación de cambio. Nosotros pensamos que si tenemos la oportunidad de salir a tocar, hagámoslo.

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