Presal es el nombre que tiene una de las capas geológicas de la plataforma continental brasileña. En esa zona se están jugando las esperanzas de Brasil de ser autosuficiente en materia energética e incluso de convertirse en productor mundial de crudo y reforzar su importancia económica y geopolítica. El campo Libra, situado frente a la ciudad de Río de Janeiro, fue licitado de acuerdo al nuevo modelo regulador conocido como "régimen de producción compartida", aprobado en 2010. Este nuevo régimen busca asegurarle al Estado más rentas y mayor control de la gestión de la explotación de los yacimientos encontrados en el océano Atlántico en los últimos diez años, obligando a las empresas extranjeras a asociarse a la estatal Petrobras. El lunes un conjunto de empresas transnacionales, entre las que se encuentran la británica-holandesa Shell, la francesa Total y dos petroleras chinas, se consorciaron para explotar el petróleo del presal por medio de Petrobras, que por ley será la operadora. Además deberán entregar parte de la producción al Estado y pagar el canon de 7.000 millones de dólares por los derechos de producción. El contrato es de 35 años, no prorrogable y con una fase estimada de exploración de cinco años, por lo que se espera que los pozos perforados empiecen a producir en 2019.
Petrobras tendrá una participación de 40% en el yacimiento, Shell y Total tendrán otro 40% -20% cada una- y las chinas CNOOC y China National Petroleum Corporation 10% cada una. Estas últimas se transformaron en el fiel de la balanza, ya que si bien no tienen por sí solas el poder de decidir el rumbo de la exploración, podrán, apoyando un extremo u otro del consorcio, incidir en las decisiones finales.
Quiénes son
China National Petroleum Corporation (CNPC) es una empresa de mayoría estatal especializada en exploración de petróleo en tierra (onshore). Sus negocios incluyen pozos en China pero también en otros 27 países, entre los que están Venezuela, Perú y Ecuador. Pero su fuerte es África. Allí opera pozos en Argelia, Chad, Libia, Nigeria y Sudán.
En 2012 su ganancia líquida fue de 10.200 millones de dólares, y de acuerdo al ranking “Energy Intelligence Top 100: Global NOC & IOC Rankings”, CNPC se encuentra en cuarto lugar. En agosto de este año, las operaciones de una subsidiaria de CNPC en Chad fueron suspendidas por el gobierno del país africano por violar los estándares medioambientales. La otra empresa asiática, China National Offshore Oil Corporation (CNOOC) es también estatal pero de carácter offshore, y el ranking mencionado la ubica en el número 33. Este negocio significará el arribo a Brasil de ambas, pero complementan la avanzada de otras empresas chinas como Sinopec y Sinochem.
CNOOC y CNPC fueron fundadas en los 80, cuando el gobierno chino reestructuró el sector petrolero y abrió su capital a inversiones privadas, reduciendo el control directo del Ministerio de Petróleo.
Miedo ninguno
Por su parte, el presidente de Shell Brasil, André Araújo, dijo al diario O Globo que no teme una eventual presión china en las decisiones estratégicas del consorcio. “Ya somos socios de esas empresas, tanto dentro como fuera de China”. Shell es una de las empresas pioneras en exploración de petróleo y gas en aguas profundas, con unos 330.000 barriles por día en 2012. La empresa Total, por su parte, participa en otros 13 bloques petroleros en Brasil, ninguno de los cuales está en producción aún. Tiene experiencia en exploración en aguas profundas en el oeste de África, cuya geología es similar a la del presal brasileño.
Cuando se anunció la licitación del campo, los medios informaron con sorpresa que las grandes petroleras como BP, BG, Exxon o Chevron decidieran no participar. Todas ellas están fuertemente involucradas en proyectos en otras partes del sector energético brasileño, pero muchos analistas aseguran que la alta proporción de beneficios que exige el gobierno y las condiciones estrictas del contrato de arrendamiento las disuadieron de participar.