“Muy mala”. Eso concluye el estudio Calidad de agua del arroyo Canelón Chico (2011-2012) e identificación de problemas ambientales, realizado en el marco de un posgrado que dicta el Programa de Desarrollo de las Ciencias Básicas (Pedeciba) por expertos de la Facultad de Ciencias (FC) de la Universidad de la República y el Instituto de Investigaciones Biológicas Clemente Estable. El informe realizado por Luis Aubriot, Claudia Piccini y Emanuel Machín, da cuenta de una situación preocupante por la relevancia que tiene el curso de agua estudiado. El río Santa Lucía y su cuenca tienen una actividad agroindustrial intensiva, mientras que el cauce principal es utilizado para producir agua potable que abastece aproximadamente 60% de la población del país (Aguas Corrientes, OSE). Apelando a los estudios anteriores, uno de ellos hecho en 2006 por encargo de la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama), se da cuenta de que desde entonces se había determinado que tanto el arroyo Canelón Chico (ACC) como el Canelón Grande presentaban una calidad de agua de “mala” a “muy mala”. Otra gota que se sumó al vaso se dio a conocer en marzo de este año, cuando se produjo el primer fenómeno registrado de floración de cianobacterias en Aguas Corrientes (episodio conocido públicamente como “proliferación de algas”), lo cual afectó la calidad del agua potable por la presencia de geosmina (molécula aromática no tóxica producida por la cianobacteria).
Sin saber por qué
En la órbita del Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente se tuvo “alguna idea de qué puede estar pasando” para que se den “situaciones especiales” en cuanto a la calidad del agua de diferentes ríos y arroyos, pero se entendió que “decir que proviene de tal o cual fuente hoy en día es un tanto arriesgado”, sostuvo el titular de la Dirección Nacional de Agua (Dinagua), Daniel González.
El 4 de abril, en el marco de la 3ª Semana del Agua, que se desarrolló en Sarandí Grande, González afirmó que si bien, de acuerdo a “las conclusiones de los monitoreos [realizados por la Dinama], no se puede decir que existan grandes problemas de calidad, sí se dan situaciones que llaman la atención”, y ubicó entre dichas “situaciones” a “todo este desarrollo de algas que se dio en el río Santa Lucía”. Dijo que “no necesariamente” se dan por fitosanitarios. “Hay que ser muy cautos. Es claro que el desarrollo de algas indica que hay muchos nutrientes en el cuerpo de agua; nitrógeno y fósforo”. Ello “puede provenir de distintas fuentes”, comentó. “Es necesario un mayor conocimiento de la situación, un monitoreo, y una información de lugares precisos, que permita realizar afirmaciones en forma adecuada. [...] Nosotros tenemos alguna idea de qué puede estar pasando”, añadió.
Emilio Martínez Muracciole
Que no has de beber
La extracción de muestras para determinar la calidad de agua del ACC fue realizada en dos zonas. Una de ellas se ubicó en el Parque de la ciudad de Canelones (debajo del área de vertido de aguas residuales del Frigorífico Canelones) y la otra fue en un lugar cercano al puente de la ruta 107, caracterizada como próxima a la producción agrícola. Fueron tomadas durante junio de 2011 y setiembre de 2012, respectivamente, seis meses antes de la aparición de las cianobacterias. El informe da cuenta de que los valores encontrados de amonio fueron superiores 35 veces y los de fósforo 50, de los recomendados por el Decreto 253 de 1979, que rige para el agua utilizada para potabilización.
Según explicó Aubriot a la diaria, los ecosistemas acuáticos cumplen funciones ecológicas fundamentales en el reciclaje y depuración del agua que reciben. Al ser alterados por aportes directos o indirectos de vertidos industriales, agrícolas o domésticos, el cauce se transforma en una “canaleta” que transporta el líquido sin modificarlo.
Ahora, ¿cuáles son las fuentes concretas de deterioro de la calidad de agua? El informe menciona varias. Entre ellas se destacan los vertidos provenientes del Frigorífico Canelones, cuyos aportes salen de la planta industrial tras un tratamiento primario y luego reciben un segundo tratamiento en depósitos externos cercanos a la ruta 5, muy próximo a la entrada de la ciudad de Canelones. En los últimos cinco años, el fuerte olor desagradable que desprenden estos residuos ha ido en aumento, según los habitantes del lugar. Además, en la zona de cañadas próximas que desembocan en el arroyo, como la Cañada del Pescador, proliferan basurales que colaboran en verter desechos urbanos en el curso de agua. Otra de las fuentes mencionadas es el antiguo vertedero de residuos que se ubica a tres cuadras del cauce del arroyo, lo que posibilita que, cuando se producen crecidas, el agua entre en contacto con la basura acumulada y sea transportada aguas abajo. Por otra parte, los cultivos de soja son también destacados como fuente. Se identificó el aumento de la extensión de éstos hacia las márgenes del arroyo. Éstos requieren un tratamiento con fertilización artificial con nitrógeno y fósforo, así como la aplicación de herbicidas y pesticidas.
El cauce
Luego de exponer la situación detectada, los expertos redactaron una serie de medidas como propuesta de recuperación de la calidad del agua. Entre ellas se encuentran: realizar un tratamiento terciario eficiente de los efluentes del frigorífico tendiente a minimizar la presencia de fósforo en el agua, al tiempo de construir humedales artificiales que reciban el efluente ya tratado para retener los nutrientes que la planta no haya podido captar. Proponen, además, eliminar los vertederos que se encuentran dentro de la zona de inundación del arroyo. También sugieren determinar una zona de exclusión de cultivos en las márgenes que permitan la recuperación de la flora nativa ribereña y otra zona de exclusión para el uso de pesticidas y herbicidas. Creen conveniente la realización de estudios de suelo con el objetivo de determinar la necesidad de fertilización particulares, que minimicen la aplicación de fertilizantes.
“Tenemos mucha información disponible, cuantificada, lo que nos permite disponer de un excelente diagnóstico. De allí se desprende quién cumple y quién incumple las normativas vigentes en relación a tratamiento de efluentes vertidos al cauce de agua. Sólo resta tomar medidas para que se cumplan”, concluyó Aubriot.