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El presidente del Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim (i), acompañado por el agente de prensa del BM, Richard Mills, en rueda de prensa, en el marco de la reunión de primavera del Fondo Monetario Internacional y del BM en Washington, Estados Unidos, el jueves.

Foto: Shawn Thew, Efe

En rodeo ajeno

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En la cumbre del FMI, Uruguay destacó los efectos perjudiciales de las políticas 
monetarias de los países centrales.

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El gobierno uruguayo lamentó que “los países desarrollados estén tratando de enfrentar sus desafíos a través de políticas monetarias laxas, que llevan a fuertes apreciaciones de las monedas de los países en desarrollo” y aclaró además que esta situación está provocando déficit fiscal y pérdida de competitividad.

La declaración fue realizada en el marco de la reunión del Comité Monetario y Financiero Internacional del Fondo Monetario Internacional (FMI) el sábado 20 en Washington, y estuvo contenida en la presentación realizada por el ministro de Economía argentino, Hernán Lorenzino, quien detenta la representación de otros países de la región. El “capítulo uruguayo” de la declaración destaca que las políticas monetarias “súper laxas” en los países desarrollados, junto con el atractivo que Uruguay tiene para el ingreso de capitales extranjeros, “ha obligado al Banco Central a intervenir en el mercado cambiario buscando contrapesar el shock y evitar así el 
desalineamiento del tipo de cambio respecto de sus fundamentos”. El gobierno resalta en su declaración que las políticas monetarias centrales han determinado una gran acumulación de reservas en el país, lo que ha ameritado una “esterilización” como respuesta para evitar una apreciación de la moneda local, lo que ha determinado, a su vez, “un considerable costo para el país”.

El gobierno uruguayo llamó a los países desarrollados a ser conscientes del “enorme costo” en terminos de déficit cuasi fiscal que “sus políticas vienen provocando en los países en desarrollo”. La declaración menciona además que, junto a las presiones inflacionarias, el costo fiscal de las intervenciones en el mercado cambiario “constituyen las principales preocupaciones de las autoridades económicas”.

El apartado del gobierno uruguayo manifiesta que el país exhibe un crecimiento del producto por encima del promedio de la región y crece a “una tasa mucho más alta” que la de Brasil y Argentina. Recuerda que las razones se encuentran en la estrategia adoptada, que implica, entre otras cosas, la diversificación de la producción y los mercados de destinos, así como un impulso a la inversión, además de los cambios estructurales. La declaración menciona la caída del desempleo y el aumento de los ingresos de la población, y recuerda que “el desarrollo económico y social no van por caminos separados”. En este aspecto destaca que, tanto la sociedad uruguaya como el gobierno, tienen un “concepto comprensivo” de la estabilidad, que incluye no sólo la económica, sino también la política y la social.

En relación a la situación internacional, el gobierno uruguayo destacó en el documento presentado ante el FMI que ésta presenta “riesgos e incertidumbre”, pero también manifiesta “preocupación sobre algunas circunstancias regionales y ciertos temas domésticos”. Entre estos últimos enfatiza que “no existen desalineamientos entre los importantes incrementos de salarios” y las variaciones de la productividad.

“Luego de décadas de malas experiencias con esquemas cambiarios rígidos, Uruguay tiene un sistema flexible que ha ayudado a absorber schocks externos”, destaca la declaración. En el plano fiscal, el documento presentado ante la asamblea anual del FMI indica que el déficit de 2012 tuvo un “considerable incremento respecto de años previos” lo que, a juicio del gobierno, se debe a factores temporales. Destaca además que “en una década” los depósitos de no residentes pasaron de constituir 40% del total a algo más de 10%, además de que el crédito a no residentes ha 
desaparecido, todo lo cual es visto como una señal que fortalece el sistema financiero local.

Un mundo, una velocidad

Por su parte, la directora del FMI, Christine Lagarde, insistió en conferencia de prensa que el mundo avanza a tres velocidades. Según ella, algunos países “están bien”, otros “en vías de recuperación” y unos terceros “se están quedando atrás”, y aseguró que “hay que salir” de esta situación. Lagarde alentó a los bancos centrales de las “mayores economías del mundo” a continuar con sus políticas monetarias expansivas e instó a una “eventual” retirada de las medidas “de alivio” ante la propuesta de que sea “cuidadosamente administrada y claramente comunicada”. Al mismo tiempo, la directora aseguró que el FMI vigilará que los efectos de este alivio “se extiendan a las naciones de economías emergentes” y asimismo buscará prevenir los riesgos de que se formen “burbujas de activos” en los países pobres. Sin embargo, recalcó que “la política monetaria por sí sola no basta para restaurar la confianza en la debilitada economía global”.

Según proyecciones del Fondo, la economía global crecerá a un ritmo de 3,3% en 2013 y estará liderada por el crecimiento de los países emergentes, a los que recomendó “evitar los excesos financieros y reforzar la supervisión y regulación”. Les seguirán la economía estadounidense y la nipona.

Instó a la primera a “revisar el ritmo de su ajuste fiscal y de su demanda privada” y a la segunda a “reducir su deuda”. Respecto de la zona euro, aseguró que “precisa concretar su unión bancaria”, con lo que el grupo de ministros de Economía y Finanzas que conforman el G-20 -también reunido el sábado- coincidió y agregó que los fundamentos de la unión económica y monetaria “deben ser mejorados”. Según expresaron en un comunicado, “todos los países deberían abstenerse de devaluaciones competitivas de divisas”.

Por otro lado, el presidente del Banco Mundial (BM), Jim Yong Kim, hizo hincapié nuevamente en la meta de reducción de la pobreza extrema a 3% para 2030, aunque afirmó que no será posible alcanzarla sin la consideración de los puntos de vista “ambiental, social y económico involucrados”.

Kim, quien calificó al cambio climático como una “enorme amenaza para el desarrollo económico”, afirmó que “a menos que el mundo tome acciones decisivas ahora, un planeta que se calienta de forma desastrosa amenaza con impedir que la prosperidad esté al alcance de millones de personas y hace que retrocedamos en décadas de avances en el desarrollo”.

Asimismo, resaltó la importancia del sector privado para alcanzar la meta de reducir 
las emisiones que causan el efecto 
invernadero: “Con las condiciones y la infraestructura adecuadas, 
y con políticas que promuevan la competencia, el espíritu empresarial y la creación de empleo, 
el sector privado puede respaldar la prosperidad compartida y brindar oportunidades reales a todos los ciudadanos, especialmente 
a las mujeres y los adultos jóvenes”. “Exigirá ingenio, concentración, compromiso y líderes 
visionarios”, concluyó.

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