Danilo Astori brindó una conferencia en la Facultad de Ciencias Económicas y de la Administración en la inauguración de las IV Jornadas Académicas de la institución, que a su vez son las XV Jornadas de Coyuntura Económica, cuyo cierre es hoy. Ante decenas de estudiantes, docentes y egresados, el vicepresidente puso especial énfasis en la imposibilidad de concebir una estrategia de inserción económica separada de los aspectos políticos y culturales. Acerca de este tema, dijo que la estrategia uruguaya está centrada en el respeto por el Estado de derecho, la promoción y defensa de los derechos humanos y la lucha contra todo tipo de violencia y por el desarme, que entre otras cosas llevó a que América Latina fuera la primera zona declarada libre de armas químicas.
Según explicó, el camino que eligió Uruguay fue el multilateralismo, que incluye un fuerte apoyo a la institucionalidad de la Organización de las Naciones Unidas. Con respecto a los aspectos culturales más trascendentes para el desarrollo económico y que muchas veces se tienen en cuenta para la firma de tratados y acuerdos internacionales, mencionó la formación profesional, el desarrollo de capacidades científicas, el aprendizaje de idiomas, el estudio de las culturas de países con los que Uruguay realiza acuerdos y el intercambio de estudiantes y docentes. De forma más amplia habló de la defensa del universalismo cultural, basada en “valores superiores” como la solidaridad, el altruismo, el respeto y la tolerancia.
Hablando en plata
A partir de esta introducción política y cultural, el vicepresidente definió la estrategia económica y comercial del país como de “regionalismo abierto”. Esto implica una subregión a la cual se discrimina favorablemente en aspectos de comercio e inversión, en la “protección moderada” con respecto a intercambios con otros actores de afuera de la subregión, y en acuerdos de dicho bloque con otros bloques. Esta subregión para Uruguay es el Mercosur como punto de partida y no como destino, según explicó.
Para justificar esta estrategia Astori se refirió a la ubicación de Uruguay entre dos economías potentes como Brasil y Argentina y al privilegiado acceso fluvial y terrestre hacia ellos, y también a las condiciones generadas por la formación del Mercosur, que previó la generación de una zona de libre comercio, la unión aduanera y un mercado común, aspectos que aún no han avanzado demasiado, según evaluó. Sin embargo, también se refirió a la imperiosa necesidad de que el país trascienda esta alianza regional y busque otras a nivel mundial, principalmente para disminuir los riesgos de malos resultados y abrirse a la posibilidad de acceso a mayores y mejores niveles de conocimiento tecnológico e innovación.
Según explicó Astori, Uruguay puso al servicio de su estrategia de regionalismo abierto al menos cinco puntos de acción. En primer lugar, el combate a flancos vulnerables, entre los que nombró el funcionamiento de las cuentas públicas, el endeudamiento del país y su vulnerabilidad social, principalmente en cuanto a sus elevados indicadores de pobreza e indigencia. Además, habló de la modernización y especialización institucional (nombró la creación de la Agencia Nacional de Innovación e Investigación, del instituto Uruguay XXI y la reforma aduanera en marcha, orientada a transformarse en una institución “facilitadora y tecnológicamente moderna”), de distintos acuerdos internacionales tendientes a la protección y promoción de inversiones, y de evitar la doble tributación. Otra de las acciones es la implementación de diversos estímulos a procesos de inversión tanto nacional como extranjera y al rol activo del Banco Central del Uruguay (BCU) para lograr estabilidad en el sistema financiero.
Astori aludió al funcionamiento de normas que permitieron realizar una adecuada detección de riesgos y que tendieron a un buen complemento entre las normas micro y macroprudenciales en materia de estabilidad financiera. Además se refirió al desarrollo de capacidades que no sólo responden ante la crisis de una institución -como un banco que quiebra-, sino que también desarrollan capacidades para prever y superar crisis sistémicas.
Cuestión de interpretación
Para el vicepresidente las discrepancias se dan a la hora de analizar los resultados de las políticas, por ejemplo en el papel que jugaron las exportaciones y la inversión en el crecimiento de los últimos años, que fueron los dos factores más importantes para explicar la expansión, según evaluó. Si bien se refirió a la creciente exportación de servicios y al notable aumento de la tasa de inversión interna, también habló de los resultados insuficientes en la estrategia trazada, principalmente en el punto de partida que Uruguay busca en la región.
“Hemos tenido problemas muy importantes con Argentina y no sólo en materia de inversión y comercio sino también en el desarrollo de obras de infraestructura que para Uruguay son de importancia estratégica, como el dragado de los canales de acceso y salida de la hidrovía”, señaló. Astori consideró que el vínculo con Brasil funcionó “un poco mejor”, e incluso hay acuerdos entre este país y Uruguay en cuanto a la necesidad de generar un horizonte temporal más cercano en acuerdos con Europa, a diferencia de la estrategia que ha adoptado Argentina en relación a este tema.
Próximamente
Consultado por la prensa, Astori defendió la estrategia cambiaria que Uruguay desarrolla para combatir volatilidades a partir de las intervenciones del BCU y el Ministerio de Economía y Finanzas, y recordó los daños que el modelo de cambio fijo causó antes de la crisis de 2002. Anunció que en los próximos días llegará al Parlamento un proyecto de ley de “inclusión financiera” que extiende el uso de medios electrónicos de pago para que cuando se instaure la reducción de dos puntos del Impuesto al Valor Agregado, los beneficios realmente vayan para la población en su conjunto.