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Eduardo Bonomi durante la presentación del sistema de videovigilancia, en el barrio Paso Molino, en Montevideo. / Foto: Nicolás Celaya

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El ministro del Interior, Eduardo Bonomi, inauguró sistema de cámaras de videovigilancia en Paso Molino.

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Con amplia concurrencia de oficiales policiales, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi, inauguró ayer la instalación de cámaras de videovigilancia en Paso Molino, en un acto celebrado en el Centro Comunal Zonal Nº 14. Además de buena parte de las principales autoridades del país, al ministro lo acompañaron la presidenta de Antel, Carolina Cosse, el senador del Movimiento de Participación Popular Ernesto Agazzi y el alcalde del Municipio A, Gabriel Otero. Pero el atractivo principal para quienes pasaban por allí era la posibilidad de ver y tocar un drone Colibrí, ubicado en pleno parque Prado, que fue elevado por el aire ante la atenta mirada de Bonomi y de las autoridades policiales allí presentes. Luego de la muestra, niños y adultos se acercaron a presenciar de cerca el artefacto mientras Agazzi hacía chistes respecto del instrumento y algunos escolares se sacaban fotos con el ministro.

Actas

El alcalde aseguró que el barrio estaba “esperando la medida con gran expectativa”. Así también se lo hicieron saber a la diaria algunos vecinos que circulaban por el parque: “Esto está bárbaro. Es una zona muy populosa y [con esto] van a agarrar chorros de lo lindo. Se precisaba. Hay muchos guachos robando, de 16 o 17 años, con revólver en la mano. Hay que darles lazo. Castigarlos”, dijo un anciano que caminaba por el parque. Otra señora que esperaba el ómnibus en Camino Castro dijo que “está bueno que haya cámaras de seguridad”, ya que hacen que la gente se sienta “más protegida”.

Durante la conferencia de prensa, Cosse aclaró la razón de su presencia en medio de uniformes de policía: “Gracias a que tenemos fibra óptica en los hogares, este proyecto lo va acompañando, y también nos va imponiendo tiempos, porque si las cámaras necesitan llegar a un barrio nosotros modificamos el cronograma de los proyectos de fibra óptica para llegar antes según lo requiera el ministerio”. En concreto, Antel pone “el ancho de banda para estas cámaras de alta definición”, dijo la jerarca.

En tanto, Bonomi recordó que cuando se colocaron las cámaras en Ciudad Vieja se anunció que rápidamente se iba a hacer lo mismo en el Centro, y luego, cuando se cumplió esto, se recordó una vez más que se iba a hacer en la Unión, Cordón y Paso Molino. “Cumplimos hasta con los plazos que nos dimos. Nos quedan [las zonas comerciales del] Cerro y [José] Belloni, pero vamos a tener alguna dificultad en los tiempos [...] porque por ahora en estos dos lugares no tenemos fibra óptica y estas cámaras no las podemos instalar sin ella, pero lo vamos a hacer porque Antel ha colaborado con nosotros en todo”.

Según Bonomi, es notorio que donde las cámaras se instalan no sólo la seguridad mejora, sino que “lleva a trabajar de otra manera”: “No están conectadas a un centro de comando general, sino que tienen una respuesta asociada a un centro de comando cercano a las cámaras sobre todo las de Ciudad Vieja y Centro”. Bonomi dijo no saber si en el futuro se utilizará el sistema de videovigilancia en toda la ciudad “pero en gran parte sí, porque mejora muchísimo la actuación policial y permite que donde no las hay se concentre otro tipo de respuesta y patrullaje, que por la concentración tiende a ser mucho más efectivo”.

Ni fu ni fa

El sociólogo Rafael Paternain, actual candidato suplente a senador por la lista 3311, opinó que la utilización de las cámaras de videovigilancia es uno de los argumentos más firmes de la “prevención situacional para que determinados delitos no ocurran y tengan barreras de inhibición”. El ex director del Observatorio de Violencia y Criminología del Ministerio del Interior dijo que esta política “no tiene ninguna originalidad”, ya que “se están expandiendo en toda América Latina, son la novedad y en algunos lugares han sido más emblemáticas. El propio intendente de Tigre [provincia de Buenos Aires], Sergio Massa, ha hecho un fortísimo marketing de gestión [con esto]”. Según Paternain, “en los años 90 el fuerte del marketing policial era la compra de patrulleros y motos, y ahora está pasando lo mismo en todos los países de América Latina con la videovigilancia, que tiene que ver con la expansión de las tecnologías audiovisuales”.

El sociólogo dijo que hay muchos estudios, con diversos resultados. “En donde se hace uso intensivo [de esta herramienta] puede haber temporalmente una disminución del delito. Pueden tener un efecto localizado. No obstante, esto no quiere decir que el volumen global de delitos disminuya; las estrategias tienen un límite en cuanto a la posibilidad de expandirse, y al mismo tiempo pueden presentar algunas dificultades sobre los efectos a mediano y a largo plazo”, explicó.

Paternain planteó las situaciones que se derivan de este sistema en tres niveles: “En un primer nivel, el conocimiento de ese espacio puede inhibir que ocurran determinados tipos de delitos”. En un segundo nivel, sostuvo, “ese espacio tiene que estar gestionado para multiplicar la posibilidad de una rápida respuesta de llegada para conjurar el delito”. Por último, consideró que podría establecerse un tercer nivel, en la medida en que las imágenes de esas cámaras “han pasado a ser parte de la iconografía que luego se reproduce en los medios de comunicación”. “Todo termina siendo una puja de imágenes que siempre terminan siendo las mismas: gurises jóvenes, pobres, que quieren o intentan robar”, aunque “también se divulgan procedimientos exitosos para demostrar que este procedimiento es útil”. Según Paternain, “hay que analizar los efectos de la divulgación de estas imágenes: por un lado, quiere construirse la idea de cierta fortaleza de funcionamiento; por otro lado, son enormes reproductores de todos los estereotipos que tenemos en torno a esto, y no sé en qué medida contribuyen a mejorar las percepciones de seguridad”.

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