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Los héroes silenciosos

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La propuesta de Bajar la edad de imputabilidad quedó a mitad de camino. Un fuerte rechazo en las urnas y una campaña contundente mantienen viva la esperanza de que en Uruguay otro paradigma de seguridad pública es posible. Las distintas razones de esta victoria popular se están analizando y, seguro, se expondrán múltiples versiones todas ellas con una cuota de validez. Pero, ¿hubiera sido posible derrotar esta propuesta sin el compromiso de los “héroes silenciosos”?

Por los datos que hoy están sobre la mesa acerca la evolución de la intención de voto y los datos emitidos por la Corte Electoral; parece que la explicación que gana terreno radica en la mayor información y el acceso a la misma. El trabajo que realizaron los actores que se oponían a la Baja implicó un desafío brutal: estudiar argumentos, y luego transmitirlos. Todo aquel que esté acostumbrado a elaborar líneas argumentales sabe que el transmitir argumentos masivamente no es algo sencillo. Menos en un mundo cada día más virtual en el que, acostumbrados a los titulares vacíos, los flashes informativos y los breves comentarios en las redes sociales; resulta complicado encontrarse leyendo análisis profundos .

Vimos cómo en el correr de la campaña la gente se organizaba para militar de la manera que fuese necesario. Vimos cómo en el año 2011 los estudiantes comenzaban a darle forma y contenido a ésta discusión con la consigna primera de “¿seGURIdad?” y luego tomaron un protagonismo imponente marcando el perfil rebelde contra una propuesta conservadora. De a poco se expresaban las adhesiones de varias organizaciones sociales, gremiales, barriales, vecinales, etc. que se sumaban a buscar respuestas y pensar alternativas sobre un tema de gran sensibilidad social.

Los héroes silenciosos fueron los paladines de la película. Los que no salen en los diarios ni en la prensa. Aquellas personas que simplemente le comentaban a sus amigos, vecinos o compañeros de laburo algunos elementos que habían escuchado o leído al pasar, se convencían y los debatían. Los héroes silenciosos, sin duda, son los que se organizaban para ir al barrio o la feria a charlar con los desconocidos. Lo héroes silenciosos son los que colgaban colibríes en la oficina, la puerta del edificio, el ascensor, el balcón... Al héroe silencioso no le gusta aparecer públicamente, es desinteresado, lo único que lo motiva puede ser la consciencia, el deseo de colaborar con una causa justa. Era muy común encontrarse a los héroes silenciosos en cualquier parte y de cualquier forma.

Estos comentarios no menosprecian el valioso trabajo de la Comisión Nacional, lo potencian. Así como hay que decir que el Frente Amplio parece haber convencido a sus votantes; como la FEUU y el movimiento estudiantil estuvieron a la altura movilizando miles de jóvenes. Logrando, de esta manera, despertar a aquellos que víctimas del desencanto o creyendo que la movilización social ya no es una herramienta válida, encontraron una nueva causa para hacer propia y dejarse contagiar.

Para comunicar argumentos de esta complejidad no alcanza tener un buen mensaje. El rol del héroe silencioso fue ese, ser un vocero no oficial del No a la Baja. Díganme si no les pasó. De verse discutiendo con un vecino usando argumentos como “no soluciona los problemas de seguridad” o “¿y después qué, la bajamos a 12?”. Posiblemente en algún momento engrosamos las filas de estos héroes silenciosos sin notarlo.

Esta breve reflexión no es más que un humilde homenaje a los héroes silenciosos por su entrega, su convicción y su confianza. Sus nombres no van a estar en las páginas de los libros, pero esta sociedad se va a acordar de ustedes, no hubiera sido posible ninguna victoria... cómo olvidarlos? Si estuvieron a la altura de la historia, a la altura de la izquierda, a la altura de los miles de héroes que hoy no están que seguro se sentirían orgullosos de la juventud uruguaya.

“Resido en una región donde los héroes/suelen morir de lumbre y osadía/pero de todos modos esplenden fulgen/siguen reverberando/existen en los ojos de los niños/y desde las grandes vallas comparecen/transforman/aprueban/acompañan”. M. Benedetti.

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