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Según las estimaciones de la Oficina de Programación y Política Agropecuaria, se estancará la producción agropecuaria.

A diferencia de los años previos, el impacto que tendrá la economía internacional sobre la uruguaya en el futuro será negativo. Algunos de esos efectos se han sentido ya en 2014, particularmente en los precios de algunos granos, cuyo dinamismo explicó el crecimiento agropecuario de los últimos años. Adicionalmente, el clima ha sido “extremadamente” lluvioso y perjudicó la producción de la soja y el trigo, además de a la producción lechera. Las cadenas cárnica y de celulosa lograron expandirse y son las que contrarrestan la caída de la actividad agrícola en 2014.

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Estas son las principales conclusiones del análisis sobre la coyuntura del sector agropecuario que la Oficina de Programación y Política Agropecuaria (OPYPA), del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), presentó ayer. La integrante del Área de Estudios Económicos, Verónica Durán, matizó estas conclusiones indicando que estos efectos negativos procedentes de la economía global serán “transitorios” y afirmó que las perspectivas de largo plazo continúan siendo favorables. Esta apreciación se basa en que la población mundial sigue creciendo -y Uruguay es un país productor de alimentos-, al igual que el ingreso en los países asiáticos y que en promedio la economía mundial está un poco mejor.

Según Durán, en los próximos años el sector agropecuario tiene algunos retos, ya que algunos mercados de destino de los productos uruguayos tienen desempeños negativos. Brasil tiene un crecimiento nulo y afronta un panorama económico complejo, lo que puede afectar las exportaciones uruguayas de arroz, lácteos, malta y trigo. A su vez, los países europeos viven una muy lenta recuperación, a pesar de su política de expansión monetaria, lo que tendrá efectos sobre nuestras exportaciones de carne y cítricos. Venezuela, afectada por los problemas macroeconómicos (inflación, déficit fiscal) y la caída del precio internacional del petróleo, puede demandar menos producción de lácteos y aves. Sólo Estados Unidos traerá buenas noticias, porque retomó el crecimiento, y eso constituye una buena noticia para la carne y los cítricos.

No hay red

Durán explicó que la “normalización” de la expansión monetaria iniciada en octubre por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos determinó un fortalecimiento del dólar y dejó a los commodities librados a los vaivenes de su propia oferta y demanda, por lo que sus precios han estado cayendo. Esta caída es la que explica una menor área sembrada de trigo, soja, y maíz. Además, los factores climáticos determinaron menores rendimientos por hectárea, todo lo cual incidió en una baja considerable de la producción agrícola.

Sin embargo, Durán recordó que “en soja estamos en una cosecha récord”. Según datos de OPYPA, el rendimiento por hectárea pasó de 1.900 a 2.500 kilos en los últimos tres ciclos. Sin embargo, en los casos del trigo y la cebada, la caída en la calidad de la producción por las lluvias “es más dramática”, lo que determinó una reducción de la rentabilidad.

Con estos datos, la previsión de OPYPA es que el PIB agropecuario crezca 0,5% en 2014 y 0,2% en 2015, muy por debajo del desempeño reciente del sector que lo llevó a crecer a una tasa de 4,6% en 2013. En 2014, el bajo crecimiento se explicará por una retracción de 7,6% en el producto agrícola, que superará la expansión de la actividad pecuaria (4,5%). Para 2015, la oficina del MGAP estima que la agricultura crecerá apenas 0,6% y la pecuaria tendrá un crecimiento nulo.

Entregá el marrón

La excepción será la carne, cuya producción crecerá 2,5% este año e igualará el volumen récord obtenido en 2006. Según explicó José Bervejillo, coordinador del Área de Estudios Económicos de la OPYPA, a diferencia de ese año, la producción ganadera de 2014 será elevada porque hubo retención de ganado y fuerte acumulación de stock, mientras que en 2006 la producción ganadera creció de la mano de la faena récord registrada ese año. La relación entre el precio de ternero y el novillo gordo creció entre 2008 y 2012, lo que llevó a que aumentara el número de vientres y la faena no fuera tan fuerte. Según Bervejillo, la tendencia cambió y esa relación de precios comenzó a caer, lo que aumentará la faena de vacas y permitirá aliviar el elevado número de animales en los campos.

La demanda externa de carne continuará siendo dinámica, según Bervejillo. El agrónomo destacó que en Estados Unidos el bajo stock interno de ganado y la recuperación de su economía determinará que aumente la demanda de carne. En China, si bien hay menores tasas de crecimiento, “nada hace pensar que deje de comprar”, aunque advirtió que el Tratado de Libre Comercio firmado con Australia, que hará ingresar la carne con menores aranceles, puede generar “una presión de competencia” sobre la producción uruguaya. Recientemente Rusia, otro comprador de carne uruguaya, devaluó su moneda, lo que puede determinar que se debilite su capacidad de importar. Asimismo, Bervejillo comentó las dudas que genera la posibilidad de que la Unión Europea culmine con éxito la negociación de la “cuota 481” con Estados Unidos y de ese manera las carnes uruguayas enfrenten dificultades para entrar a ese mercado.

Se acabó lo que se daba

Para cerrar la presentación, el ministro interino Enzo Benech dijo en referencia al cambio en los mercados internacionales que, “como dice el paisano, más vale rico y sano que pobre y enfermo”, pero enfatizó que un crecimiento de 0,5% en 2015 “no es dramático”. “No estamos cayendo, seguimos creciendo, pero despacio”, comentó, y recordó que se venía de un crecimiento sostenido del sector de muchos años. “Mantener ese ascenso progresivo no es sencillo. Esto en algún momento iba a pasar”, aseguró.

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