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Agustín Ferrando. Foto:Javier Calvelo

Heroicos sabremos cumplir

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Con Agustín Ferrando, creador de Tiranos temblad.

Hace un año y un par de meses, Agustín Ferrando estaba con su novia, Fernanda Montoro, cuando vieron en Youtube un video de una señora que robaba flores. Decidieron que se podría hacer un programita con videos de ese tipo, estrictamente uruguayo. A los tres días tenían el primer capítulo terminado. El resto ya es historia conocida: Tiranos temblad es uno de los fenómenos más grandes de internet en Uruguay, un fenómeno tan grande que tomó por asalto las vidas de Agustín y Fernanda (pareja y coautora de la serie). Nos reunimos con ellos para charlar un poco sobre el programa, pero también sobre la tecnología, lo independiente y las particularidades de trabajar exclusivamente en un medio online.

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-Contanos un poco cómo ves este nuevo año que se viene. Ya pude notar que cambiaste un poco el formato en este especial de verano... ¿Cómo ves este año que se viene en comparación con el primero de Tiranos temblad?

-La experiencia Tiranos temblad fue vivir el presente y apenas poder resolver el próximo paso. No fue algo que previmos. De hecho, cuando comenzamos a hacer el programa a fin de año, hicimos una programación de 2013, y ésta se derrumbó por completo. Nos costó mucho pensar a largo plazo. En principio, lo que hicimos ahora fue achicar, descansar -porque todavía no nos hemos tomado vacaciones desde el nacimiento de Tiranos...-. Lo que es seguro es que queremos hacer evolucionar el formato. Es lo que me da ganas. Las veces que trabajo y siento que me estoy repitiendo, ahí pierde gracia. Sólo haría esto porque es algo personal, ya que el nivel de desgaste y de esfuerzo es muy alto. Una cosa que me pasó es que nunca me había sentado a ver todos los capítulos. Para el especial aniversario, me senté y los vi. Y al verlos, vi cosas que me gustó cómo evolucionaron y otras que me gustó más cómo eran al principio.

-Justamente, pude notar, al revisar capítulos viejos, cómo fuiste armando el “personaje” de Tiranos temblad. Por ejemplo, en el primer capítulo te burlás un poco de los videos que mostrás, y después, enseguida, al segundo video, ya agarrás el tono totalmente neutro del resto de la serie. También comentaste que hubo mucho bardo en el verano, y a continuación pusiste videos súper inocentes. Para mí, fue una declaración de principios, un “no voy a poner esto”...

-¡Y lo están esperando! Por eso, te voy a amagar de que lo voy a hacer. Lo mismo con la parte de “Uruguay es el mejor país...”.

-¿Esta “persona” que conduce Tiranos..., ¿fue creada inconscientemente, fue algo natural, o tomaste decisiones en algún momento de que fuera pop, amable, etcétera?

-No, fue una evolución súper natural. Como te diste cuenta en el primer capítulo, fue una cosa mucho más pensada para el círculo de amigos, que sabía que iba a disfrutar de ese tipo de cosas, y fue súper espontáneo. El primer capítulo lo hicimos a los tres días de haber tenido la idea. No tuvimos tiempo de nada; de hecho, el “crack de la semana” surgió mientras lo estábamos haciendo. Yo también quería jugar a que ya existía el programa. Lo del “crack de la semana” surgió por eso, como algo que ya existía antes.

-Es interesante que el primer capítulo empiece ya con un cartel y una canción definidos. Eso te diferencia de un pibe que junta esos videos y los pone así, tirados. Le armaste una marca.

-Exacto. Traté de armarle un paquetito lo más prolijo posible, utilizando las cosas que ya conocía y sabía. Una de las cosas que más me atrajeron de hacer videos es aprender a utilizar el lenguaje audiovisual. El lenguaje audiovisual es una cosa que, cuando la descubrís, es súper interesante: te das cuenta de que hacer un video es casi como escribir, que hay puntos, comas, paréntesis... tenés todas las formas gramaticales en video. Yo veo pila de televisión, que es mi principal flujo visual, por internet. No miro televisión en la tele desde que soy adolescente o chico; apenas hubo internet y Youtube, en 2006, terminé con eso de ver cuando el otro quiere, como el otro quiere, con los cortes que el otro quiere. Me gusta mucho ver formatos. Una de las cosas que más me gustan es ver un mismo programa en distintos países, cómo lo tienen que editar para otra cultura. Y cuanto más rara sea la cultura, mejor. Por eso, la evolución de Tiranos temblad para mí fue natural: la amabilidad y el tono fueron todas cosas que pude capturar y ver, y darme cuenta de que podía pulir por ese lado. El tema de las secciones son categorías que se repiten naturalmente en la búsqueda de videos. O sea, uno busca y, naturalmente, empieza a ver “misterios”...

-Son las cosas que la gente filma...

-Es lo que la gente filma. O, por ejemplo, los consejos que metimos en el último capítulo de verano era algo que hacía meses queríamos poner, porque aparecen consejos por todos lados, pero no sabíamos cómo meterlo. Volviendo a los formatos, siempre me interesaron. La posibilidad de armar un formato de programa de cero para mí fue algo muy divertido, y sigue siéndolo, porque luego de haber encontrado ese formato, hay que dejarlo un poco de lado. El formato es una estructura que te asegura que, aunque estés cansado, o con poco tiempo, o con poco material, si la seguís, igual funciona.

-En el arte, en general, siempre está bueno tener una estructura, pero al mismo tiempo siempre ser capaz de torcerla e ignorarla un poco...

-Exacto. En la televisión se usa mucho que cuando encuentran el formato, se quedan ahí para siempre; a la larga, la gente termina disfrutando la repetición, y se enoja cuando se lo cambian. Por eso, para nosotros es importante plantear los cambios gradualmente, y que la gente disfrute más el cambio que la repetición del formato; y que cuando vea que desaparece lo de “Uruguay es el mejor país...”, no se ponga triste, que lo entienda como lo que es: que ya nos reímos y nos divertimos con eso, ¡pero que ya fue! No me gusta cuando algo se torna predecible, aunque cuando algo se torna predecible te da la posibilidad de jugar con eso, entonces lo sacás y sorprendés. Una cosa que me gusta siempre es ir contra la corriente. Por eso, sale el domingo de noche. La gente me dice: “Metelo a las nueve de las noche de un martes o un miércoles, y triplicás las views”. Pero no va por ahí. Lo mismo con la temática: si hay algo de lo que todo el mundo está hablando en Uruguay, tengo que hacer un especial esfuerzo por ignorarlo, y a la vez conseguir contenido nuevo. Al principio, encontramos un montón de videos polémicos, que nos dábamos cuenta de que la gente iba mencionar, que lo iban a levantar los portales, pero nos iba a llenar de oscuridad, y eso no nos pinta. Y este año tenemos la política...

-La política y el Mundial...

-Va a ser insoportable. Mi desafío se duplica o se triplica, porque tengo un objetivo muy claro: mantener el programa divertido, con esa duración y zafando de esos temas...

-Está bueno, porque sorteás los temas polémicos, pero sin ignorarlos. Son como el elefante en el cuarto: están ahí, pero los ignorás activamente.

-Exacto. Sé que está, sé que existe, pero no lo muestro.

-A mí me da la sensación de que en internet las cosas graciosas aburren mucho más rápido que en cualquier otro medio, como, por ejemplo, la página de Facebook “La gente anda diciendo”, que al comienzo, cuando salió, era genial, pero enseguida...

-Se gasta.

-¿Vos podés visualizar un final del programa, cuando, por ejemplo, ya hayas exprimido todo lo que podías hacer?

-Hundirse con el barco... Lo que más me motiva de Tiranos temblad son dos cosas. Una es el hecho de ser independiente. Te hundís con el barco porque tenés compromiso: si filmás con una firma por todo un año, te aburrís en junio, pero tenés que seguir hasta diciembre. Como soy independiente, no tengo ese compromiso. La otra es que el formato es por internet, y no tengo las reglas de la televisión. Funciona distinto, los tiempos son otros...

-La gente es más crítica.

-Mucho más sincera y crítica. Hace diez años, yo hacía un video cualquiera, y el feedback que recibía era de gente que me lo iba a dar cara a cara, gente que me conocía, que me iba a palmear la espalda y a decir: “Muy bueno”, aunque no pensara eso. Aquel mundo cara a cara en el que vivíamos era bastante menos sincero y también menos anónimo.

-Sí, pero igual los comentarios en internet pueden llegar a ser muy tóxicos, dañinos...

-Mi madre es psiquiatra, y me cuenta que trae a niños y adolescentes, y la crueldad respecto de ese tema es mucho más grande. Uno tiene que insistirles a los niños, decirles: “A ver, eso que le dijiste por teléfono, decíselo en persona. ¿Ves que no es tan fácil? ¿Por qué? Porque ves que está sufriendo”. Internet es totalmente anónimo, sos totalmente impune, no estás conectando a ese nivel no hablado. Se da una cosa muy absurda, que es la siguiente: que alguien haga una crítica de la televisión -mirás algo, y decís: “Esto es una mierda”-, se puede fundamentar por el lado de que al tipo, el espectador, te le estás metiendo en su casa. El tipo prende la tele, se pone a cocinar y, cuando quiere acordar, está re indignado con el invitado de no sé quién, que pasan en la televisión, y está llamando al canal... ¡porque se le metieron en la casa! Mientras que a internet vos vas a buscar, vos sos consciente de lo que ves. Si yo te doy un vaso con un líquido negro, y lo empezás a tomar y es petróleo, vos no te lo tomás entero para después putear al respecto: tu reacción es escupir enseguida y decir: “Esto no me gusta”, y dejarlo. Muchas de las críticas que surgen de internet son de gente que se está tomando el vaso de petróleo, gente que no está aprovechando la posibilidad de que el producto no viene a invadirte a tu casa. Entonces, paralo, cambialo, utilizá Youtube para ver otra cosa; poné lo que te guste. Una de las cosas que nos planteamos cuando vimos el primer video de Tiranos..., el de aquella señora robando flores, fue: “Bo, yo vería esto”. En Uruguay, eso no es poca cosa. Yo miraba los noticieros obligado en casa -porque era lo que estaba prendido-, y me acuerdo de terminar oscuro, con una sensación fea, una energía negativa. Miraba por la ventana, y ese mundo de afuera, con autos y gente, pasaba todo a ser robos, sospechas, paranoia. Esto es un producto uruguayo, nacional, que está al acceso del que quiera. Lo más importante para mí es que lo termines de ver y quedes igual o mejor que cuando empezaste, nunca más caliente. Es el antinoticiero... Perdón, me fui por las ramas. De cualquier forma, y hablando de Tiranos temblad, para mí [el mundo de los comentarios en internet] es saludable, porque puedo ver todo lo que piensa y opina la gente. Y es fácil separar lo que es de mala leche de lo que es una crítica real, con base sólida, y que está bien. La verdad, nunca pensé que iba a tener esta recepción. Ahora, hace un tiempo, empezó a sufrir el síndrome de lo popular, que es gravísimo y me dio mucho miedo, porque lo popular va aparejado de un montón de cosas ancestrales, que no podés cambiar. Por ejemplo, tengo amigos que me dicen: “Bo, ¿sabés que tengo un amigo que no quiere ver tu programa porque todo el mundo habla de eso?”.

-Es absurdo...

-Y se da eso. Porque en general, lo popular tiene ciertas características negativas: lo que se populariza tiende a empeorar con el tiempo, no a mejorar; lo que se populariza tiende a dar golpes bajos, engancha a gente desde un lado no-genuino. Tiene un montón de características negativas, contra las que tuve que luchar. Como las presiones de la gente: me bombardean con videos de niños, perros, gatos, de “por favor, ponelo, soy fanático”, y las marcas que se te acercan, y la cantidad de ofertas económicas. Es un arma de doble filo la popularidad: por un lado, pensás: “Pa, qué bueno que lo vea tanta gente”; pero, por otro: “Yo estoy agarrando videos de internet, y ahora, ponga el video que ponga, ese video va a ser visto por miles de personas”.

-Yo creo igual que sos muy cuidadoso con eso. Como que Tiranos temblad nunca es solemne y nunca hay videos que se puedan considerar importantes...

-Sí. Y darle la misma importancia a todos los videos. Me gusta el hecho de poder llenar de intención, no de mi lado, sino del lado del espectador. Al pasarlo todo en un tono neutro, sin darle más importancia a uno que a otro, el espectador puede decidir qué piensa sobre lo que está viendo, que tampoco es lo más común en los medios. En los medios te dan: “Mirá lo que tenés que pensar de esto. Esto que estás viendo no te está gustando; esta película sí te va a gustar”. Me parece más saludable la objetividad llevada al extremo.

-Medio inconscientemente, el programa fue creando un montón de memes lingüísticos. ¿Salieron solos? Es sorprendente cómo todo el mundo dice y cita frases del programa. Ni siquiera por parte de fans del programa: se fue impregnando todo Montevideo con esas frases. ¿Fue natural?

-Sí, 100%. Son cosas que salen. Surgen del mundo de los mal usados separadores. Los programas en Argentina, y muchas veces acá, ponen un video que es interrumpido 50 veces por memes televisivos. O como pasaba con Petinatti en Malos pensamientos, con su millón de frasecitas pregrabadas. Mi idea era lo contrario: repetir sólo tres o cuatro, que sabés que van aparecer. Todas surgieron 100% naturales. Es muy difícil imponer algo así.

-Es que tiene que ser material muy bueno...

-El proceso creativo que hago con Tiranos... es muy de respuesta. Parte todo de un video o un estímulo. Si yo fuera escritor de ficción, o hiciera ficción, me sentaría frente a una hoja en blanco, y empezaría algo desde cero. Ahora, siempre hago cosas en reacción a otro material, jamás desde cero.

-Desde ese punto de vista, tu trabajo es más parecido al de un DJ.

-Claro. O al de alguien que remixa, o al de un documentalista que ve un material en bruto, que es ese, y no puede filmar más nada.

-Vos haces mashups; es básicamente eso.

-Yo tengo que estar en un estado de percepción, despierto, para que pasen estos memes, detectarlos, pero nunca es algo elaborado o buscado. Como creador, es algo cómodo: nunca tenés que generar desde cero; casi todo es en reacción, nada surge de sentarse a planificar. La esencia de Tiranos temblad era hacer algo con ganas y placer; aplicar todo lo que aprendí estos años para el bien; hacer todos los procesos como quisiera y me gustara -todo lo que no puedo hacer cuando trabajo para un tercero-; asumir que ya el simple hecho de hacer las cosas como quisiera me iba a resultar saludable, y retornar al placer y el gusto por esta tarea. De toda esa esencia, surge toda esta demencia.

-Noto que en Argentina mucha gente ve Tiranos temblad, y que gusta mucho. Eso me hizo pensar que sería muy difícil el mismo programa en otro país. Me imagino que si estás en Argentina o en Chile, y buscás todo lo que hay en Youtube en una semana, la cantidad de videos es demasiado grande y no saldría toda esa cosa pequeña que vos buscás, como una familia que filma un pajarito. ¿Te han ofrecido hacerlo en otro país?

-A mí me encantaría que se hiciera de todos los países. Creo que llevarlo a la práctica es complicado. Tuve algunas ofertas de hacer uno de Sudamérica, o hacer una semana de cada país de Sudamérica. Igual, cuando empiezo a contarles de los derechos y todo eso, se echan un poco para atrás. También está el hecho de que esto es un proyecto cuya esencia es la independencia. Y llevarlo a otro territorio...

-¿Has pensado en agarrar material de otras fuentes que no sean Youtube, tipo Vine, Vimeo, o Facebook?

-Alguna vez hemos agarrado algo esporádico de Vimeo, algo de Vine... Pero cuanto más acotado es nuestro universo de material, mejor, por lo menos para lo que es la esencia del formato. Me ha pasado que me han querido vender contenido creado especialmente para Tiranos temblad. Yo les digo: “Mirá, todo bien, pero finalmente va a aparecer el pajarito que come de la mano de la señora, o Venancio el erizo, y le va a dar un millón de vueltas”. Es tan interesante el disfrute de lo cotidiano que tiene la gente... En Argentina, por ejemplo, hay mucha producción audiovisual. En Youtube hay millones de canales; y, de repente, hay un canal de un barrio que tiene un programa hecho por unos guachos que te cagás de la risa, por eso, porque es independiente, porque no pasa por los filtros. Una cosa que me gusta de la popularidad de Tiranos temblad es que la gente sube cada vez más a Youtube. Despertó eso de: “Che, se puede hacer cosas independientes”. No tenemos que golpearles las puertas a los canales para que nos quiten las ideas, nos saquen las ganas porque nos obligan a ponerle un productor, para que cambie la voz de la locución, para que hagan todas las cosas que ellos saben hacer en pro de destruir las cosas buenas.

-Yo creo que Tiranos temblad es algo demasiado personal a esta altura, y con eso, un poco frágil: si le cambiaras un parámetro, se desarmaría por completo. El encanto que les veo a los videos que aparecen en Tiranos temblad es que es material para ser mostrado en familia y entre amigos.

-No para ser mostrado al mundo. También es increíble cómo la gente -que en Uruguay no es muy cholula- empezó a tener ganas de salir en Tiranos... Recuerdo que las primeras reacciones de la gente [al salir el programa] fueron: “Pah, no se puede subir nada más a Youtube, porque ahora te agarran ahí, y aparecés”. Eso duró dos semanas; enseguida la reacción fue todo lo contrario: me mandaban videos, con: “Quiero ser el crack de la semana”. Esas cosas que la gente genera, que están buenas, me hacen sentir bien, porque en un punto...

-... generaste un espacio.

-Claro.

-Aunque, igual, sabés que si alguien te insiste con que subas algo, vos nunca lo subís.

-Sí, es contraproducente. En un momento, empezamos a darnos cuenta de la responsabilidad de la influencia. Al principio, yo ponía videos de gente que hace parkour y cosas medio peligrosas. Puse un par de videos, y enseguida me di cuenta de que no tenía que subir eso, porque tal vez un tipo quiere aparecer en el programa...

-Claro, gente que puede tirarse de un techo o hacer cualquiera.

-Entonces empezamos a cambiar el parámetro del “crack de la semana”. Pusimos cosas más absurdas. A las dos semanas, apareció un guacho que le sacó una bolsa de nailon a una gaviota en la playa Pocitos; se la sacó como en un festejo: actuó y bailó. Nos lo mandaron. Fue filmado explícitamente para Tiranos temblad. Cuando lo vi, pensé: “Esto es lo que hay que generar”. Un grupo de pendejos pasó por ahí, vieron la situación, pensaron en filmarlo y salir en Tiranos... A mí no me importa por qué lo hicieron, lo importante es que le sacaron la bolsa a la gaviota. Y eso es, me parece, absolutamente genial. Podría darte cinco o seis ejemplos de cosas que fueron buenas y que tal vez se iban a hacer igual, pero, por lo pronto, yo sé que fueron hechas para intentar rankear en el programa. Ésa es una de muchas responsabilidades que genera la popularidad. Lo peligroso que es y la cuota de desafío que le agrega al asunto. Hay cierto nivel de responsabilidad que tenés que mantener sobre el mensaje que estás dando, y sobre las consecuencias que vos sabés que podés llegar a generar. Entonces, cualquier cosa que ahora veo que puede tener un “no lo intenten en sus casas”, no la pongo. Cuando el programa empezó a volverse popular, pensé que el nombre Tiranos temblad había sido un error, que me estaba metiendo con algo medio solemne. Entonces, lo primero que traté de hacer fue nunca asociarlo con esa parte del himno.

-A mí siempre me pareció muy gracioso que el himno tenga una frase como “tiranos temblad”. Es muy bueno el contrapunto con el programa: que, con ese nombre tan ampuloso, su contenido sea videos de niños que bailan y animalitos. Es como un “somos esto”, no hay nada tan grande ni grandioso en Uruguay.

-No hay nada que temer.

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