El Espacio 1001 del Frente Amplio (FA), conformado por el Partido Comunista del Uruguay (PCU), el Frente Izquierda de Liberación e independientes, realizó el sábado su primera actividad de exposición de propuestas de cara a la campaña electoral. Participaron como panelistas la secretaria de Género, Equidad y Diversidad Sexual del PIT-CNT, Alma Fernández; la abogada y asesora del Colectivo Ovejas Negras Michelle Suárez; la ex ministra de Desarrollo Social Marina Arismendi; la actual ministra de Salud Pública, Susana Muñiz; y como moderador, Federico Graña, también integrante de Ovejas Negras. Los temas de este primer panel, de una serie que continuará en abril, fueron resumidos en la consigna: “Sigamos construyendo una sociedad donde quepamos todas y todos”.
Fernández comenzó repasando los avances conseguidos en la legislación “como movimiento sindical” y destacó la firma de más de 100 convenios colectivos en los Consejos de Salarios que incluyen cláusulas con “perspectiva de género”. Luego se refirió al logro de la Ley de Trabajo Doméstico y dijo que el sector ya va por su cuarta negociación colectiva, algo que en otros países “no pueden creer”.
Enfatizó que persisten aún dos carencias. Una es la situación de las trabajadoras rurales, que siguen siendo “trabajadoras de segunda clase”; propuso que “hay que seguir avanzando para mejorar su salario y sus condiciones de trabajo”. La otra, el Sistema Integrado de Cuidados, tema sobre el que hay que “avanzar”. En cuanto al protagonismo de la mujer, expresó que “hay que empezar primero por casa”, y puso como ejemplo que en el Secretariado Ejecutivo del PIT-CNT, hay una mujer en 15 miembros, y, en la Mesa Representativa, dos mujeres en 44 integrantes. Después habló de “las compañeras trans”, que son unas 2.000 y la mayoría “trabaja en la prostitución”. Según un estudio de la central de trabajadores, sólo 40 “tienen un trabajo formal”.
Por su parte, Michelle Suárez dijo que la aprobación de la Ley de Matrimonio Igualitario representó “un sismo”, porque por primera vez se le hizo “una cirugía” al cuerpo de leyes que “sostiene el ordenamiento jurídico de Uruguay, que es el Código Civil”. Para Suárez, si bien pareció que la Ley de Matrimonio Igualitario representó “un final” para los reclamos, “más bien es un comienzo o un camino con perspectivas muy optimistas”, porque las discriminaciones de género se “readaptan cuando se trata de gays, lesbianas y trans, y se deben entrecruzar con los mecanismos de opresión de la lucha de clases”.
Suárez dijo que los hombres gays y las mujeres lesbianas que logran insertarse en el mercado laboral no sólo son víctimas de la explotación y la opresión que sufren todos los trabajadores, sino que además sufren mecanismos de opresión específicos. “El hecho de que sepan que no tenés novia, sino novio, implica que te echen; entonces, tu sexualidad se convierte en una herramienta de explotación”, explicó. Suárez reivindicó “la visibilidad” de estos temas, porque de lo contrario “el silencio da poder a quien está del otro lado”. “Considerar que las únicas causas de explotación surgen de las contradicciones de clase es no darse cuenta de que el sistema capitalista se abraza y se complementa con el patriarcado”, agregó.
Para Suárez, la Ley contra el Racismo, la Xenofobia y la Discriminación es insuficiente, y debe legislarse específicamente sobre discriminación sexual en el ámbito laboral. Consideró que se debe tomar como ejemplos la Ley de Acoso Sexual, que habilita a la Inspección General del Trabajo y la Seguridad Social a “investigar y entrevistar a todo el mundo” sin exigir al denunciante la presentación de pruebas y testigos, y por otro lado la Ley de Libertad Sindical, que permite que un trabajador que es despedido por pertenecer a un sindicato pueda ser reintegrado. Expresó que la posibilidad de legislar en esta materia depende de que “la izquierda esté en el gobierno”. Así explicó su apoyo público al FA y en particular al Espacio 1001.
En el mismo sentido, Arismendi sostuvo que para aprobar leyes como el Sistema Integrado de Cuidados “no es lo mismo tener mayoría parlamentaria que no tenerla”. “Asistí durante diez años a esas mayorías parlamentarias de la concertación de los blanquicolorados y no hubo ley para los trabajadores rurales, ni para las trabajadoras domésticas, ni la de acoso sexual, porque esa mayoría no las quería votar”, expresó. Agregó que “un tercer gobierno del FA tiene que ser superior a los anteriores” y que “hay que dar un salto en calidad”. Arismendi planteó que se debe crear una carrera específica para capacitar a profesionales de atención a la primera infancia y dijo que se debe terminar con el círculo en el que las mujeres que cuidan primero lo hacen con sus hijos, pero luego continúan con sus padres adultos mayores o con sus nietos.
Muñiz habló sobre la reforma de la salud y destacó “los avances” que se consiguieron en los últimos años, como la inclusión de “mujeres y niños” en el Sistema Nacional Integrado de Salud. En cuanto a las propuestas, dijo que es necesario declarar a los centros de salud pública “libres de homofobia”, para lo que es necesario capacitar al personal. Destacó la necesidad de crear guarderías de tiempo completo para niños y adultos mayores y compartió una experiencia piloto que se está desarrollando en el área de salud mental, con “residencias asistidas”, donde los usuarios tienen un apartamento donde residir, pero con atención profesional. “Este tercer gobierno del FA tiene que trabajar por la autonomía de las personas”, concluyó.