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Daniel Sturla, arzobispo de Montevideo, ayer, en la sede Daecpu./Foto: Sandro Pereyra

El templo de Momo

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El arzobispo de Montevideo, Daniel Sturla, bendijo ayer la nueva sede de DAECPU.

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Dios los cría y ellos se juntan. Anoche, el nuevo arzobispo de Montevideo de la Iglesia Católica, Daniel Sturla, concurrió a bendecir la nueva sede de Directores Asociados de Espectáculos Carnavaleros Populares del Uruguay (DAECPU) en la calle Joaquín Suárez tras haber sido convocado por la organización. Parado junto al presidente de DAECPU, Enrique Espert, Sturla agradeció la invitación que le extendieron los carnavaleros y, como en una pequeña misa, citó un pasaje de la Biblia en el que se habla del deseo de las personas de sentirse “reconocidas en su esfuerzo y ser más libres para expresar con el arte tus alabanzas”. La cita recibió un sonoro “amén” de parte de los presentes que se encontraban parados en el salón en redondo, todos mirándose de frente.

Luego, Sturla procedió a rociar con el hisopo las paredes de la nueva casona y tuvo el cuidado de advertir “ojo las cámaras” a los canales televisivos que filmaban la escena. Hizo hincapié en lo importante que es que la puerta “quede bien bendecida” de forma que los que entren y salgan “se sientan acompañados por los ángeles”.

Luego exhortó a los presentes -entre los que se encontraban José Morgade, Carlos Nípoli y Horacio Rubino- a rezar un Padre Nuestro. Así se hizo. Sturla deseó que la bendición “de Dios padre acompañe siempre a todos” y, tras un nuevo amén, sonaron fuerte las palmas.

En diálogo con la diaria, Sturla comentó que si bien el carnaval es una fiesta pagana, “es una expresión popular, y donde hay expresiones populares la Iglesia está presente siempre”.

Mencionó que la cultura africana en Uruguay ha estado vinculada con la Iglesia Católica, y en ese sentido recordó que en la entrada de la Catedral de Montevideo se encontraba San Baltasar y que la procesión de Corpus Christi -a la que llamó “la fiesta más antigua de Montevideo”- era encabezada por “las comparsas de africanos”. “Así que [la Iglesia] no está tan separada de esta fiesta”, concluyó.

Cuando todos pasaban a una habitación contigua para celebrar un brindis, llegaba el Bocha Pintos, director de Bola Ocho.

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