Eran las diez de la mañana y la ansiedad y los nervios de los trabajadores de Refrescos Mío no pasaban desapercibidos en la tranquilidad que reinaba en el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS). Hacía media hora que esperaban a quien finalmente no apareció: el dueño de la empresa, Jorge Cancela, quien durante la Semana de Turismo -en la que sus empleados gozaban de licencia- decidió cerrar la fábrica sin notificarles.
La audiencia, que finalmente se llevó a cabo entre los 13 sindicalistas presentes -incluido el dirigente de la Federación de Obreros y Empleados de la Bebida (FOEB) Richard Read- y el director nacional de Trabajo, Luis Romero, fue corta. “Yo le aconsejé que viniese”, dijo Romero, en relación a la falta de Cancela, y luego una representante de la Dirección Nacional de Trabajo leyó el mail en el que el empresario se excusó.
Cancela, quien había accedido a concurrir a la citación, decidió “rectificarse” porque “frente a las garantías ofrecidas”, aparecía “una clara amenaza de agresión” hacia su persona. “No creo que el clima sea el más adecuado para una negociación”, indicó el empresario en su correo. Los trabajadores, por su parte, se mostraron en “total desacuerdo con la justificación”.
“Aquí no hay nada que diga que la gente está insegura, otra cosa no podemos ofrecer. Si no está la voluntad de negociar, cada uno sabe lo que hace”, sostuvo Romero. “No estamos en el ballet del SODRE, estamos en un lugar donde hay problemas muy serios. Si hay alguien que dice palabras duras, se le contesta como debe constestársele y punto”, agregó.
Vieja historia
No es la primera vez que pasa esto en Uruguay. Hace seis años el empresario textil Daniel Soloducho, dueño de la empresa Dancotex SA, decidió cerrar la planta de un día para otro, dejando a más de 200 trabajadores en la calle y una deuda de más de diez millones de dólares con el Banco República. En aquel momento el sector estaba viviendo un momento difícil provocado por el aumento de las importaciones y un tipo de cambio bajo.
Mal aconsejado
Según Romero, los abogados del empresario “le aconsejaron mal”, porque el hecho de no concurrir lo único que hace es “agravar la situación”. También contó para que Cancela lo llamó el martes para solicitarle una “reunión directa” con el ministro de Trabajo, José Bayardi, a la que el director de Trabajo no accedió, explicando que “tiene que respetar los pasos: primero tiene que darles una explicación a los trabajadores”.
“Lamentamos muchísimo que no viniera”, dijo por su parte Read, aunque reconoció que “era una posibilidad”, porque “los antecedentes recientes no daban una pauta de raciocinio, por lo tanto el no venir también era parte de ese esquema que ha tenido en las últimas horas”.
El tero y los huevos
“La empresa va a pagar los despidos que correspondan al personal afectado, que no son 60, sino que, de una plantilla de 38, hablamos de 24 despidos”, aclaró Cancela en otro pasaje de su mail a Romero. Según Read, “hay una dotación de 60 personas dentro de la plantilla”, cantidad que representa a “una fábrica grande”. Con respecto a la diferencia entre las plantillas consideradas entre el empleador y los sindicalistas, sostuvo que “hemos de suponer que los otros 30 son los que no concurrieron a trabajar el lunes”, los no afiliados al sindicato.
“El lunes a las siete y media de la mañana concurrieron a la puerta del establecimiento, ubicado en Molinos de Raffo, sólo los afiliados al sindicato, porque ninguno estuvo notificado del cierre y desmantelamiento de la planta durante los días previos a la Semana de Turismo”, dijo Read, enfatizando que éste es “un claro indicio de persecución sindical y discriminación sindical”, hecho que denunciaron ante la Inspección General de Trabajo.
Los trabajadores también solicitaron la clausura de la fábrica. “Suponemos que no es el único lugar, que debe haber algún lugar más en Montevideo. Es el tero, y el huevo lo tiene en otro nido, donde podrá sacar la mercadería para vender”, agregó el sindicalista.
Cayó el convenio
“Tuvimos un descuelgue hace dos años firmado por este señor, que hizo que el laudo de la FOEB se mantuviera, y se fijó una escala progresiva de incrementos salariales hasta llegar al laudo vigente hoy. Este convenio cayó, y por lo tanto tiene las deudas vigentes que el marco legal establece”, dijo el dirigente. “Como verán, tenemos situaciones que hacen a lo humano, a lo laboral, pero que también hacen a qué tipo de relaciones se fomentan”, dijo Read, y agregó: “Deploramos esta actitud que lo que hace es manchar el nombre del empresario en un país donde 99,9% se adhiere a negociar en los marcos legales”.
Mientras Romero asentía, los trabajadores anunciaron que iniciarán un trámite judicial, “pidiendo una acción de amparo y exigiendo el reintegro a la plantilla”. “Tenemos razón, somos víctimas de un empresariado que ya estaba por fuera de los parámetros de las relaciones laborales en Uruguay, y vamos a hacer un trámite judicial porque queremos dejar manifiesta la preocupación de los trabajadores, que al día de hoy no han cobrado haberes”, agregó.
Respecto del futuro, Read manifestó la voluntad de los trabajadores para que se “reabra la empresa”. “No elegimos los patrones -puede ser el mismo- pero sí que la mano de obra que esté ocupada adentro sea el personal afiliado a la empresa hasta el día de hoy”, culminó. Por su parte, Romero dijo que “estas cosas duelen” y que se volverá a citar a Cancela, “con carácter grave y urgente”.