Para el ministro de Economía, Mario Bergara, “China es ahora un jugador de primer nivel en el mercado internacional” y esto “no es porque sea el principal comprador de casi todos los países de América Latina” sino porque hubo un “cambio en su visión y orientación hacia el mercado mundial”. Este cambio potenció su emergencia y permitió que “el desplome de Estados Unidos y Europa [durante la crisis de 2007] no se transformara en un desplome de todo el mundo”.
El coordinador del Departamento de Clima de Inversión del Banco Mundial, Roberto Echandi, coincidió con Bergara. "Ya no estamos en un mundo bipolar, ni tripolar, sino multipolar", consideró, y sugirió: "esto ha promovido nuevas reglas de comercialización, sobre todo en lo que tiene que ver con una mayor calidad de producto y una menor estandarización".
Para Bergara, este nuevo paradigma “redirigió qué cosas se compran y se venden en el mundo”, instaurando “otro patrón de negocios” impulsado por una “mayor demanda de alimentos, energía, minerales y metales”. Fue a partir de entonces que los ciclos económicos de Asia y América Latina se han venido sincronizado, lo que implica que “cada vez seamos más parecidos” en cuanto a “los ciclos de negocios”, consideró.
La entrega de confianza
Varios de los presentes en el evento hicieron referencia a ciertas diferencias culturales entre China y los países de la región, que influyen a la hora de hacer negocios. "En los países asiáticos, valores como la confianza tienen un rol más alto que en otro tipo de relaciones de comercio", dijo en primer lugar Bergara.
Por su parte, la secretaria ejecutiva de la Unión de Exportadores del Uruguay, Teresa Aishenberg, sostuvo que "el pueblo chino aprecia mucho la certeza, la calidad y la armonía", y en este sentido aconsejó a "los que quieren abrir negocios con China, que viajen". "Parece que es como que hubiera miedo de ir hasta allá, pero resulta que no está tan lejos", agregó.
El presidente de la Cámara de Comercio China-Uruguay, Eduardo Pietra, dijo que "el relacionamiento pasa por ir, viajar y conocer".
Mirar para adelante
Uruguay comenzó su relación comercial con China en el año 1988, cuando el único producto de exportación era la lana. Desde ese entonces, el comercio ha crecido en volumen y además se ha diversificado. Hoy en día los principales productos exportados hacia el país asiático son la soja y la celulosa.
El analista del Banco Mundial sugirió una de las maneras de “utilizar a China, mirando a futuro”: “creando nuevos servicios para exportar”. Echandi también consideró que unas de las marcas diferenciales será el “conocimiento productivo”, cuya transmisión se da “a través de la interacción”. En este sentido, sostuvo que son “las empresas las que pueden facilitar esta transmisión” mediante el “entrenamiento de sus trabajadores, importando personas con experiencia y promoviendo el trabajo en equipo”.
Asimismo, sugirió que “la clave será conectar en el proceso productivo al sector privado doméstico con el sector privado internacional”. “La inversión extranjera directa (IED) será el vehículo clave para insertarse en las cadenas de valor y de producción internacional. No se trata de privilegiar la IED sobre la inversión doméstica, sino más bien conectarlas”, afirmó.
Profundizando en nuestro país, consideró que “la política de inversión podría orientarse a atraer, retener y enraizar la IED, incrementar y diversificar la productividad agropecuaria y diversificar la oferta exportable y destinos de exportación de bienes, pero sobre todo servicios”. “La clave en Uruguay no está en el tamaño, sino en la agilidad”, culminó.
El consejero político de la Embajada de la República Popular China en Uruguay, Ding Shan, dijo que desde China “se considera a Uruguay como un socio confiable”. Si bien sostuvo que “en todos los sectores hay oportunidad de comercio”, sugirió al gobierno centrarse en “potenciar el turismo, atraer inversión y generar oportunidades de empleo y trabajo” de manera de aumentar el comercio bilateral. Desde el punto de vista de China, agregó que “Uruguay nos puede ayudar mucho en la innovación tecnológica, en especial la que tiene que ver con la ganadería en el mejoramiento de la calidad de los animales”. “En definitiva, hay demanda y hay necesidad de ambas partes”, concluyó el chino.
Por su parte, Bergara afirmó que “nuestra visión no es estrictamente comercial”, y enfatizó a la vez que “China también es un foco relevante en la radicación de inversiones”. En este sentido, consideró que “ya hemos dado los primeros pasos” y que de ahora en más “cuando hablamos de inversiones chinas en el Uruguay, sólo cabe mirar para adelante”.