De no ser por el lugar del encuentro (la rambla Mahatma Gandhi esquina García Cortinas), la forma de anunciar la fórmula presidencial pareció más propia de un partido sin representación parlamentaria que del nacionalismo: tuvo lugar en la vereda, frente al apartamento de Larrañaga, ante decenas de periodistas, algunos pocos dirigentes partidarios y vecinos y transeúntes que aprovecharon para sacarse fotos con el candidato.
“Esto es el pacto de Roma”, bromeaba un periodista mientras se aguardaba por el resultado de la reunión, haciendo referencia al nombre del edificio en donde vive Larrañaga, que lleva por nombre el de la capital italiana. Aunque los secretarios de prensa afirmaron que la reunión iba a durar cerca de media hora, el encuentro terminó prolongándose por más de una, hasta que cerca de las 14.15 bajaron del ascensor juntos para comunicar la noticia.
“Vamos a hacerla sencilla”, dijo Larrañaga, aunque luego terminó alargando el anuncio de su postura. Alegó tener “responsabilidad” frente a su sector, al Partido Nacional (PN) y a los 186.000 votos que acompañaron su precandidatura. Luego, dijo preguntarse quién es él “para decirle al PN que no” en “una instancia de inmediatez de lucha electoral”. “Por lo tanto voy a comunicar y trasladar en forma pública que mi trinchera política va a ser la de acompañar a Luis [Lacalle Pou] como candidato a la vicepresidencia, porque tenemos la convicción de que el país necesita una esperanza y esa alternativa para gobernar se llama PN”.
Consultado sobre el tiempo de reflexión que se había tomado en su estancia del departamento de Flores durante casi una semana, se limitó a decir que existió una “voluntad inequívoca” de “muchos compañeros”: personas que le enviaron mensajes, tanto del PN como desde fuera del partido, sumado al pedido del sector de Lacalle Pou y al de los dirigentes de su propio bloque político. El senador no pudo evitar abordar los cuestionamientos de la prensa respecto del discurso que había pronunciado el 1˚ de junio, cuando mencionó que subiría “por última vez” las escaleras del Directorio blanco y aseguró que lucharía por el PN pero que él elegiría “la trinchera desde donde luchar”. “Se terminó para mí”, llegó a afirmar.
“Se había terminado una etapa política dura”, explicó ayer sobre esta frase, para luego argumentar que “las condiciones de estos diez días han establecido un reclamo creciente desde todos los sectores del PN, y uno debe ser responsable y consecuente con ese reclamo”. Luego aclaró que si bien había expresado que no iba a volver a subir las “escaleras” del ejecutivo nacionalista, “eso significa claramente que no voy a integrar el Directorio del PN”. “Si vamos al punto, no hay en ningún lado un requisito que establezca como condición para que sea candidato a la vicepresidencia que tenga que subir las escaleras del Directorio del PN”.
Por su parte, Lacalle Pou describió: “Esto es mucho más de lo que había soñado”. Aseguró que la actual “foto” no hubiera sido posible “si hubiéramos tenido una competencia desleal” y sostuvo que el anuncio de la fórmula no se dio antes porque “en la vida hay que evaluar los tiempos de cada uno, que no siempre son los mismos para todas las personas”.
Según expresó el coordinador de los equipos programáticos de la candidatura de Lacalle Pou, Pablo da Silveira, hasta el momento no habían existido reuniones de trabajo entre ambos sectores sobre el programa del PN, porque se estaba a la espera de que se concretase la fórmula. Ahora, explicó, habrá dos etapas hacia la creación de un programa político final: “Una de negociación de alto nivel para limar visiones divergentes y luego otra de integración de los equipos programáticos de ambos partidos”.
Entre los temas en los que hay mayores diferencias en ambos sectores están algunas políticas en seguridad y en educación. Uno de los temas que generaron mayor controversia durante la campaña en la interna nacionalista fue la propuesta de Larrañaga de crear una Policía militarizada que se integraría por efectivos de las Fuerzas Armadas, capacitados especialmente para esta nueva función. Esta idea generó cuestionamientos de Lacalle Pou. Respecto de la educación, Lacalle Pou propone eliminar los consejeros docentes de los organismos de la ANEP, mientras que Larrañaga quiere aumentar los representantes del gobierno, pero no eliminar los directores docentes.