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Justicia animal

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Otro episodio de violencia en el Centro por asesinato de gata; intervinieron los granaderos.

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Tras la muerte de la gatita Isis en manos de una vecina del Centro, la esquina de las calles Florida y Canelones se ha vuelto un lugar de manifestación más recurrente que la plaza Primero de Mayo.

Los escraches en la puerta del edificio donde vive esta mujer, organizados por militantes en defensa de los derechos de los animales, son habituales desde que se conoció que esta vecina prendió fuego a su gata, Isis, el 12 de agosto. La puerta del edificio está repleta de grafitis que califican a esta persona de “asesina” y “torturadora”.

Ayer, cerca de las 19.00, una veintena de estos militantes pegaban afiches con la cara de la mujer en la puerta de su edificio, cuando el marido de la señora bajó a la puerta de entrada y les arrojó algo que según los manifestantes era “pintura”. A raíz de eso se produjo un intercambio de insultos entre la vecina y los manifestantes, que rápidamente derivó en violencia. La vecina tiró baldes desde el segundo piso de su edificio y los manifestantes retrucaron con piedras y otros proyectiles. En medio del intercambio, un balde con líquido marrón roció buena parte del cuerpo de una señora. “¡Está tirando mierda!”, gritó una mujer, que guardó su campera en una bolsa para tener la “prueba”. Otra vecina del barrio acotó: “Estuvo una semana cagando en un balde, esperando que la gente viniera”. En ese momento intervino un patrullero, que si bien había sido testigo de todos los hechos, hasta el momento no había entrado en acción. Los policías recibieron críticas de los manifestantes y la cosa se agravó cuando un efectivo les preguntó: “¿Para qué le rompen los huevos?”, lo que desató su enojo.

Pocos minutos después apareció una camioneta de la Guardia Republicana de la que bajaron una decena de efectivos equipados. Militantes y vecinos comenzaron a filmar la escena, aunque no existió enfrentamiento entre las partes. “Nos tratan como si fuéramos delincuentes”, le decía una señora desaforadamente a un policía, mientras otro les tomaba la denuncia a los manifestantes y les trataba de explicar las diferencias entre el accionar de la Policía y el proceso judicial. Seguidamente los manifestantes prendieron velas en la entrada del edificio y dejaron carteles en la puerta del lugar que decían: “lacra”, “psicópata” y “asesina”. Al finalizar, una señora tomó la palabra con un megáfono: dijo que ya no tenía sentido seguir manifestándose ahí y pidió que todos los que estaban allí fueran caminando a realizar la denuncia policial.

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