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Celda de la ex Carcel del Pueblo. /Foto: Annabella Balduvino

Sin barrotes

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Defensa cederá ex Cárcel del Pueblo, que en dictadura fue centro de torturas, y se convertirá en museo.

Una casa contiene, expulsa, tortura. Una casa sin sótano; en todo caso, con una fosa grande cavada, cuya arquitectura se vuelve calabozo. Una casa de la época de las “vacas gordas” que deviene en cárcel donde los tupamaros tendrán cautivos a sus secuestrados; espacio que se resignificará como escenario de tormentos, cuando los militares lo utilicen para golpear a las víctimas de la Operación Morgan. Juan Paullier 1190: casa-escenario de la historia de un país.

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A fin de año, el Ministerio de Defensa Nacional cederá en comodato a la Intendencia de Montevideo el inmueble donde funcionó hasta mayo de 1972 la Cárcel del Pueblo. Allí se emplazará un sitio de memoria y espacio cultural, cuya gestión estará a cargo del Museo de la Memoria (Mume).

Aunque ha habido planteos por parte de algunos visitantes y, sobre todo, de sectores blancos y colorados, sobre la “ausencia” del relato en la actual exposición permanente del Mume respecto de la acción de la guerrilla en la etapa predictatorial -algo que implicaría quizá un límite poco claro con la teoría de los dos demonios-, el director de dicho museo, Elbio Ferrario, señala que armar este nuevo espacio en la ex Cárcel del Pueblo no vendrá a cubrir esos reclamos sino que, en todo caso, responde a “llamados de atención”, como los que han hecho el historiador Aldo Marchesi y su equipo, “respecto de la ausencia de la ‘intención revolucionaria’ en el guion museográfico del Mume”.

El guion del Mume abarca el período predictatorial, la resistencia popular al golpe de Estado, las cárceles, el exilio, los desaparecidos y la restauración democrática.

Sobre este nuevo proyecto, Ferrario remarcó: “No hay que centrar el tema en la Cárcel del Pueblo. La idea es hablar de la historia del país por medio de la historia de la casa”. Para armar el diseño museológico del sitio y las exposiciones en el lugar, el Centro de Estudios Interdisciplinarios de Uruguay, con un equipo coordinado por Marchesi, llevará adelante una investigación histórica entre marzo y diciembre de 2015, en la que indagarán lo sucedido en la casa. El objetivo es poder “consensuar el proyecto” que se inauguraría a comienzos de 2016 “entre historiadores, organizaciones sociales de derechos humanos, y con la gente del barrio”.

Una de las ideas que se manejan es “reconstruir lo que era la casa y poder mostrar las dos vivencias: el hogar arriba, la cárcel abajo; espacio que luego se volvió centro de torturas durante la dictadura”, explicó Ferrario a la diaria.

Al sótano se accedía por una cloaca mientras fue utilizado por el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN+T). En estas celdas permanecieron secuestrados, entre otros, el ex embajador británico Geoffrey Jackson, el ex ministro de Ganadería Carlos Frick Davies y el ex diputado del Partido Colorado Ulysses Pereira.

“Es una casa construida alrededor de 1920, cuando se produce la estabilidad del Estado uruguayo y comienza un período de desarrollo, que luego será el período del país de las vacas gordas. Luego vendrá la crisis, la falta de un proyecto de desarrollo por parte de la clase dominante, el rompimiento de la convivencia democrática, las luchas sociales, la represión, la falta de garantías, la aparición de los movimientos guerrilleros [cuando el MLN-T la utilizó como Cárcel del Pueblo], el golpe y el terrorismo de Estado, donde el sitio será un centro clandestino de detención y tortura, integrado al circuito del 300 Carlos, como parte de la Operación Morgan contra el Partido Comunista”, añadió el funcionario.

Respecto del funcionamiento de la ex Cárcel del Pueblo como centro clandestino de torturas, el director del Mume añadió: “Hay testimonios de ex presas y presos que dicen haber pasado por este lugar, como el del ex diputado blanco Cacho López Balestra”.

Desde el Mume pretenden aprovechar la ubicación céntrica del inmueble para fomentar la agenda de actividades creativas y educativas que ya manejan en su sede de la ex quinta de Máximo Santos (Instrucciones 1057). “Nuestro camino es la reparación simbólica a toda la sociedad. Será un lugar de promoción de los derechos humanos y de la memoria”, manifestó Ferrario.

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