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Sergio Billiris. Foto: Pablo Vignali

“Más humanos y menos políticos”

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Entrevista al candidato a la Intendencia de Montevideo por el PERI, Sergio Billiris.

El Partido Ecologista Radical Intransigente (PERI) tiene claro que en las próximas elecciones departamentales, que se celebrarán el 10 de mayo, no conseguirá los votos necesarios para gobernar la capital del país. Sin embargo, sus integrantes decidieron presentarse porque consideran que la gente que los apoyó “se merece la oportunidad de expresar una voluntad distinta”. Billiris es la materialización de esa voluntad: quiere “lograr un medioambiente armónico en el que la vida sea respetada” y “adoptar una conciencia que cultive la hermandad de los pueblos y un uso ético de los recursos”. Tiene 60 años y tres hijos; hace 37 años que vende libros y actualmente es dueño de la Editorial Técnica. No es un político, sino un “ciudadano con inquietudes”.

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-¿Cuáles son los postulados del PERI?

-Relacionar a la gente con la tierra. No digo que sea la única, pero es una forma interesante. Hoy [por el viernes] venía mirando, porque soy muy observador: ¿por qué el árbol tiene que estar rodeado de escombros y no de pasto? ¿Un respeto por la tierra? Eso influye emocionalmente en la persona. Las cosas tienen distintas formas de hacerse, pero es inevitable que unas queden bien y otras, mal. Apostemos a hacer cosas que queden bien para el medio y para nosotros. Quiero ver que si hay un sistema de limpieza, y todavía tercerizado, no haya basura. Pero veo que el tercerizado trabaja bien porque tiene quien lo controle, pero la Intendencia de Montevideo [IM] no. Estamos sometidos a un escalafón y somos cómplices de esa situación. No nos movemos porque es peligroso. Somos como el corcho: la mitad arriba, la mitad abajo. Queremos que eso cambie radicalmente, por eso somos radicales.

-¿Cómo resolverían el problema de la basura?

-Vimos que el clásico sistema con el camión basurero, con el personal de recolección y con el chofer costaba 40 dólares menos por tonelada. Con los recolectores los vecinos sabían a qué hora sacar la basura y colaboraban. Hoy cada uno hace lo que quiere, no hay responsabilidad, el ciudadano no colabora.

-¿Qué otro aspecto de la ciudad le preocupa al PERI?

-Hay un montón de cosas. El agua potable se malgasta en la ciudad; me duele ver que en vez de barrer se lave la vereda. También peleamos constantemente por el etiquetado de alimentos; hubo una intención muy leve de la IM de actuar en eso, pero quedó en la nada. Fue un intento o fue marquetinero… porque veo también, con mucho asombro, que cantidad de políticos que en ningún momento fueron ecologistas hoy instalan el tema. Eso lastima porque se está subestimando algo muy importante, que es la ecología. Somos realistas y conscientes de nuestra realidad, sabemos que no tenemos la chance seria de obtener la intendencia, pero nos gustaría instalar en los otros partidos el compromiso de que los temas que tenemos en común se concreten.

-Uno de los ejes de campaña de los demás candidatos es el transporte. ¿Es una preocupación en común?

-Yo soy usuario del ómnibus y veo que hay líneas que tienen un servicio con unidades en exceso y otras carentes. Hay situaciones aberrantes, pero, no sé, tendrán su explicación. He visto mujeres guardas trabajar con sus bebés en el asiento contiguo. No sé si eso se denuncia, si hay que apelar al buen criterio y hablar con la persona en ese momento, temo que me puede salir con una barbaridad. También el transporte tiene un monopolio, una hegemonía. Creo que hay que racionalizar; hacemos mucho despilfarro de combustible. Veo que hay recorridos que van totalmente vacíos, y hoy tenemos instrumentos como el GPS, que nos dicen cuánta gente sube, a qué hora y dónde. Hay que optimizar. No hay mucho misterio. No sé qué aporte podemos hacer con respecto al transporte.

-¿Qué piensan sobre la seguridad ciudadana?

-No sé cómo se relaciona la seguridad con la IM... ¿Una mejor iluminación? La IM tiene que velar por la seguridad sanitaria, lo bromatológico. No se puede jugar con la salud de la gente. La seguridad es una cuestión de educación que empieza en la casa. Todo podría mejorar si trabajamos en los cinturones de pobreza.

-¿Qué haría la IM para trabajar en ese tema?

-Tiene que fiscalizar que no haya esos focos, tiene que designar lugares para esa gente. No sé si le compete al Estado o a la IM.

-No entendí. ¿No habría inseguridad si no existieran los cinturones de pobreza?

-Sabemos que toda la gente que viene del campo con aspiraciones de trabajar termina llegando a esos cinturones de pobreza. Sabemos que son muchos por día, para una población como la nuestra, que vengan 18 o 20 personas diarias en esas condiciones; es muchísimo, como que muera una persona por día. Lo único que hacen es excluirlos y hacerles sentir que no sirven ni para una cosa ni para la otra. Me duele mucho ver cómo la gente se va haciendo parte de ese paisaje: mugre, un chancho comiendo basura, perros, y la gente remontando una cometa y jugando al fútbol. ¿Cuál es su futuro? Si no se ataca a esos problemas, dudo que tengamos posibilidades de mejorar la seguridad.

-¿Cómo ve la infraestructura?

-Montevideo es una ciudad muy linda, pero da pena ver zonas que se van destruyendo por necesidades económicas. Tiran abajo frentes de arquitectos reconocidos para poner cartelería. Hay formas de mantener lo arquitectónico y desarrollar para las necesidades actuales. Falta cabeza. Vemos que hay estructuras maravillosas que fueron pintarrajeadas con materiales de mala calidad, de mal gusto.

-¿Llevar a cabo sus ideas implicará una reestructura de la IM?

-La IM hoy es un fierro caliente. No podemos dejar de reconocer que tenemos sindicatos fuertísimos que siempre arreglan y siempre ganan. También los trabajadores son muchos y, a su vez, tenemos que subcontratar a terceros. No es que seamos muchos, es que somos y no estamos. Estamos pagando dos veces lo mismo. Parece que ésa es la única forma que la IM consiguió para tener a los empleados tranquilos, para que no le hagan reclamos. Cada reclamo que hacen lo ganan. Los sindicatos tienen que trabajar como sindicatos y no como corporaciones que defienden intereses personales. Nosotros les pagamos, podemos exigirles que trabajen bien.

-¿Qué relación tendrían entonces con los trabajadores y con los sindicatos?

-La que tenemos con cualquier otro vecino. Ellos tienen una forma, que nosotros respetamos, que es el sindicato, pero nos gustaría que el sindicato funcionase como sindicato y no como un brazo más del gobierno instalado.

-¿Por qué son un brazo más del gobierno?

-Porque no actúan por demandas fundadas de los obreros, sino que completan un esquema favorable a una necesidad del gobierno. Es una opinión personal, no del PERI. Estaría muy bueno poder instalar representantes del PERI, que sean más humanos y menos políticos.

-Se están presentando para gobernar la IM y para desarrollar políticas. ¿Por qué dice que quieren ser menos políticos?

-Nuestra premisa siempre fue diferenciarnos de los políticos porque no somos políticos, somos ciudadanos con inquietudes, intentamos realizar relaciones hu-ma-nas. El leitmotiv es el acercamiento con el ciudadano.

-Pero si gobiernan se convertirán en políticos.

-Sí. Sabiendo que no es el camino que desearíamos, entendemos que es el único. Vemos que en realidad tenemos que hacer un trabajo sucio, que no queremos hacer, que nos aparta de nuestra esencia.

-¿Qué sería el trabajo sucio?

-Sería hacer algo que no queremos hacer por convicción. Nuestra naturaleza nos indica que las cosas se hacen de otra manera. La gente tiene que rescatar el compromiso y no basarse en contratos. Yo espero que en algún momento, si alguien se compromete verbalmente, cumpla. Ésa es una aspiración, volver a ese tipo de relación. Un compromiso entre personas y no mediante contratos, porque me parece que es muy fría la letra del contrato, que nos lleva a la ruina, porque hemos visto que se hacen a escondidas y terminan siendo contradictorios respecto del objetivo de cualquier Estado, como Aratirí y todo eso que tenemos pendiente como una espada. Y, en realidad, creo que la gente tiene en su genética una forma de vivir y de relacionarse con el medio bien distinta de la de la política. La política se inventó para darle un funcionamiento a la sociedad que no creo que sea el único.

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