Los diarios y semanarios dedican cada vez más espacio a casos de explotación sexual de niños, pero con menos análisis. Ésa es una de las conclusiones del libro Donde impactan las palabras: la explotación sexual en artículos de prensa escrita nacional, que se presentó ayer. Con la dirección de Luis Purtscher -presidente del Comité Nacional para la Erradicación de la Explotación Sexual Comercial de Niñas, Niños y Adolescentes (Conapees), que depende del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU)-, un grupo de investigadores estudió cada uno de los artículos de prensa dedicados al tema que se publicaron entre 2011 y 2013, que compiló la agencia de comunicación sobre temas de infancia Voz y Vos.
Cada uno de esos años tuvo un caso paradigmático que concentró la atención más que el resto. En 2011, las controversias que involucraron al ex presidente italiano Silvio Berlusconi en casos de explotación sexual adolescente ocuparon 14% del espacio en la prensa. En 2012, 16% se dedicó al prostíbulo Las Palmeras, de Young, donde dos hermanos “probaban” a adolescentes para luego trasladarlas a Italia o España. En 2013, el procesamiento del entonces secretario municipal Horacio de los Santos por organizar encuentros con menores de edad en el salón de fiestas Casita del Parque, de Paysandú, copó casi la mitad del espacio. Los investigadores concluyen que sólo 45% de las notas está libre de errores, y a 10% las califican de “muy inadecuadas”. Brecha publicó menos de 3% de las notas, pero con menos errores que el resto. Un caso similar es el de la diaria, que sigue en la lista de los que dedicaron menos notas al tema pero también tiene el segundo puesto en cuanto a la calidad de la información; Búsqueda y El Observador quedan en los últimos lugares.
“Como periodista, uno no puede escribir la nota como quiere y después echarles la culpa a los jefes”, dijo en la charla Daniel Lema, presidente de la Asociación de la Prensa Uruguaya (APU). Sobre el mal uso de las palabras, el informe ejemplifica con dos títulos: “Tiene seis relaciones sexuales a la semana y descansa el 7º día”, que señala a Berlusconi como “todopoderoso de la sexualidad masculina”; y “Una menor de 17 años regenteaba a tres prostitutas fugadas del INAU”, que no sólo asume que la adolescente no es también explotada sino que ubica a las niñas en el rol de trabajadoras. Entre dato y dato, el libro trae recomendaciones: se desalienta el uso de términos como “servicios sexuales”, “fiestas”, “cliente”, y “prostitución VIP”, y se prefiere “explotación sexual”, “trata”, “víctima”, “explotador” y “perpetrador”.
También hubo cuestionamientos a los editores gráficos. 60% de los artículos incluye fotos, y 28% son “imágenes de archivo reiteradas que identifican un tipo de vestimenta: niñas y zapatos de taco alto, asociando el trabajo sexual adulto con la explotación como si fuera la única modalidad”. Lema, de la APU, sugirió la necesidad de estudios similares en televisión y radio.