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Ecolat informó por la prensa que se retira del país; no hubo comunicación oficial al gobierno ni a los trabajadores.

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Sorpresivamente, la empresa Ecolat, del grupo peruano Gloria, anunció ayer el cierre de sus operaciones en Uruguay, cuyo centro se encuentra en Nueva Helvecia. En un comunicado de prensa difundido ayer de tarde argumenta que la decisión se debe a “las dificultades para la implementación de su proyecto de reestructura”. Aseguran que lo presentaron al gobierno y al sindicato de trabajadores en octubre de 2014 y que se pospuso su aplicación “ante la solicitud de las autoridades” de generar otras alternativas, “pero en estos meses no se recibió ninguna propuesta que revirtiera la situación”, añade. La empresa insistió y el 4 de febrero se decidió avanzar con el plan, pero desde entonces “las dificultades han sido permanentes”, y “la reacción del sindicato ha quebrado el principio de autoridad y la confianza con los trabajadores”, considera el comunicado. Esa reestructura que la empresa presentó en octubre implicaba mantener la planta con 110 trabajadores y el despido de 325. En ese entonces y tras la negociación con el sindicato, se acordó el seguro de paro rotativo bimensual para 100 trabajadores y se puso en marcha un plan de retiro incentivado por el que se jubilaron voluntariamente 92 trabajadores, según informó Heber Figuerola, dirigente de la Federación de Trabajadores de la Industria Láctea (FTIL).

El director nacional de Trabajo, Luis Romero, reconoció que la empresa “está planteando irse hace cuatro meses”, y agregó que hasta ahora se había podido negociar. El comunicado difundido lo sorprendió porque el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social no recibió ninguna comunicación de la empresa y porque en la mañana de ayer había participado en una reunión con representantes de Ecolat, del Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca, del Ministerio de Industria, Energía y Minería y del Instituto Nacional de la Leche, en la que la empresa no dijo nada respecto de cerrar las operaciones. “Habíamos acordado que quedaran 130 trabajadores y el resto fuera a seguro de paro, para comenzar las negociaciones, fijando reglas de juego con las que se empezara a trabajar”, explicó Romero, que añadió que envió por escrito la propuesta y estaba esperando la respuesta “para que quedaran las cosas bien claras”, cuando en la tarde se difundió el comunicado que anunciaba el cierre.

La mesa directiva de la FTIL se reunirá hoy y convocará a una asamblea general para la semana que viene. Los trabajadores tampoco cuentan todavía con información oficial. “Si esto se confirma es una situación sumamente grave; están pasando por arriba de todo el mundo: las leyes de nuestro país, las autoridades y el pueblo en general”, opinó Figuerola. En la empresa trabajan 430 empleados; de ellos, 100 están en seguro de paro. El dirigente sindical señaló que en caso de que se confirme el cierre sería “el impacto más importante que ha recibido la FTIL”, y reivindicó que los trabajadores “actuaron de manera responsable, buscaron los ámbitos de negociación e incluso procesaron leche cuando los dueños se habían ido”.

Romero consideró que también influye en la situación que Lactalis, una empresa francesa y poderosa a nivel mundial, adquirió recientemente las plantas de Industria Láctea Salteña Sociedad Anónima (Indulacsa) en Uruguay (ubicadas en Cardona y Salto) y la marca Parmalat, que hasta ahora, y por medio de un acuerdo, era comercializada por Ecolat. El jerarca indicó que la empresa, en caso de irse, debe cumplir con sus obligaciones laborales y “con el gobierno, que le facilitó situaciones, por ejemplo, al dar beneficios para importar maquinaria; no es una cuestión sencilla de que dicen ‘me voy’ y se van”.

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