José Mujica:
-Tal vez esto que les voy a decir patea muchos lugares comunes, y tal vez ése sea uno de mis papeles: En Uruguay nos acostumbramos a la consigna “nunca más”. Como sentimiento, como anhelo, es hermoso; a la luz de lo que es la experiencia humana siempre hay que poner una duda, porque el único animal capaz de tropezar dos veces con la misma piedra es el hombre. Uruguay tiene una cuenta pendiente de cosas que debería saber en materia de derechos humanos porque creo que, desgraciadamente, los intereses que genera la lógica preocupación por la justicia se vuelven contra la verdad.
Los hombres comunes no te dicen la verdad si vos les decís que los vas a meter en cana, el grueso de la humanidad funciona así. Lo que hicieron en Sudáfrica me pareció genial, muy maduro. Nosotros no estamos en condiciones de hacer una cosa por el estilo; tenemos un balurdo de carácter histórico que no podemos resolver y que nos crea contradicciones dolorosas.
Esto nos tiene separados con una parte importante de la sociedad, que son los cuerpos armados, a los que, tácitamente, les estamos pasando la cuenta de lo que ocurrió con otras generaciones. Eso no sería tan grave, lo grave es que nunca vas a ganar a quien estás despreciando, y que el verdadero “nunca más”, la verdadera garantía en última instancia es que las fuerzas políticas del cambio tengan cierto peso para establecer contradicciones dentro de los cuerpos armados ante cualquier intento golpista, porque los ejércitos sin unidad no son nada.
Nada hay más político que los militares. Pero como no los dejamos estar vinculados a la política, hacen logias. Los obligamos, por querer tapar el hecho de que no puede haber soldados académicamente formados que no se preocupen por la política. Entonces, ¿cuál es la garantía del “nunca más”?: que el mosaico político que tiene el país exista también dentro del aparato armado. Pero esto le parece horroroso a un partido que fue fundado por un general...
Si uno quiere ganar gente, no puede porque tiene el otro balurdo que no se arregló. Y estamos con eso. Pero es que si no gano para este lado, los estoy empujando para el otro, qué joder. ¿Qué queremos, regalarle a la derecha? Esto es muy hondo, es una cuestión conceptual. Pienso que la siesta civil está asegurada en Uruguay. Nadie tiene que tomar esto con alarmismo. Estoy razonando en profundidad para mi fuerza política.
El narcotráfico florece por toda Centroamérica, menos en Nicaragua. ¿Por qué? Porque la Policía somocista era algo tan espantoso para el pueblo, que cuando vino la Policía sandinista era como Dios. El pueblo nicaragüense colabora con la Policía, y el narcotráfico no hace pie. Hay un sentido de pertenencia.
La dialéctica de la confrontación a veces no deja ver estas cosas, y se analiza con poca inteligencia, con grosería, y sobre todo con rutinarismo intelectual, que es una forma de ser conservador.
-El nuevo comandante en jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, se refirió a algunas de estas cuestiones en su discurso de asunción.
-Es que del otro lado tienen el mismo problema. Ellos tienen una manga de gorilas atrás que les vomitan lo suyo, y quieren ser otra cosa, pero los rechazamos.
-Usted apuntaba en esa dirección en su discurso ante cientos de oficiales de las Fuerzas Armadas de marzo de 2010, en la base de Santa Bernardina, el que comenzó diciendo: “Soldados de mi patria...”, pero no se la llevaron mucho adentro del FA.
-¡Y claro! Pero yo no tengo empacho en decir lo que pienso. Me puse un fierro a la cintura, le doy importancia a los fierros y quiero tener muchos fierros de mi lado, todos los que pueda. Algunas blancas palomitas se horrorizan. Que “el Ejército tiene que cumplir su labor institucional...”. Sí, sí, pero las clases sociales existen, querido, y los militares están para un lado o están para el otro. Nos ubicamos en planos de objetivos distintos: yo incluyo en la sociedad a las Fuerzas Armadas, porque necesito Estado, y las Fuerzas Armadas están en cierta medida en el origen del Estado...
Así como hay oficiales blancos, colorados, masones, tenientes de Artigas, esto y lo otro, quisiera que hubiera oficiales frentistas. Así nomás. ¿Está mal? No, no: está bien. Pero si les estás escupiendo un ojo permanentemente y reprochándoles todo, va a ser difícil que puedas ganar a alguien, ¿ta? Yo sé que hay gente que no quiere ganarlos. Yo comprendo perfectamente a esos compañeros, aunque ellos no me puedan comprender. Muestran inocencia con respecto a lo que es la historia humana. El primer ejército profesional salió para cobrarle impuestos a los campesinos en Mesopotamia. En un tiempo todos los hombres era labradores y guerreros a la vez, pero en la medida en que se fueron desarrollando las clases sociales, vinieron los cuerpos profesionales... Y nosotros tuvimos Ejército antes que patria...
Más claro: yo quiero milicos de mi lado. Y que griten, que salgan a gritar. Además, son caretas si gritan, es mentira, porque toda la vida han tratado de hacer política.