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750 mg, de Cadáver Exquisito. Perro Andaluz, 2015.

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“750 mg”, de Cadáver Exquisito. Perro Andaluz, 2015.

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Supo existir una época para Cadáver Exquisito en la que cada una de sus canciones, con gran influencia de King Crimson, duraban lo que dura el nuevo disco. En la que los cambios de tempo y modulaciones estaban a la orden del día y se desdibujaban los límites y la canción quedaba subordinada ante una especie de gran zapada estructurada. En 750 mg, la primera gran sorpresa es que los temas duren entre dos minutos y medio y cuatro minutos. Una duración que, con sus aciertos y sus errores, los acerca más al formato canción y parece dejar atrás la época en la que presentaban piezas musicales. Se suele decir que el primer disco de una banda suele ser el más crudo, urgente y espontáneo, lo cual suele ser bastante acertado. Sin embargo, hay excepciones a la regla y ésta parece ser una de las más claras. El disco se convierte en una pieza urgente y rabiosa, lejana del rock progresivo y por momentos más cercano al hardcore de dos acordes sin serlo. Y ahí entra lo más interesante: ¿desde qué punto y cómo se acerca una banda que ha dedicado casi toda su carrera a componer extensas piezas de rock al formato canción? Hay que cambiar la mirada, no perder el bagaje, pero sí reaprender, en cierta medida, a componer y entender lo que se está haciendo. En otras palabras, es pedirle a un boxeador que ha entrenado toda su vida para ganar las peleas en el último round que comience a ganar por knock out en el primero.

Una tarea difícil que requiere un reentrenamiento. Luego de un año entero de dedicación, Cadáver Exquisito logra, grabando en vivo, readaptarse y dar el golpe en el primer round. Son efectivos. Canciones como “El Gallo”, en honor al mítico bar ya cerrado de Ciudad Vieja, “Julia” y “Hall” logran ese cometido: uppercut al mentón y final de la pelea. Tal vez es cierto que por momentos se los nota un poco incómodos en el formato canción. Es algo natural en una banda acostumbrada a otras estructuras la necesidad de querer volver a su zona de confort y hacer durar los rounds un poco más. Sin embargo, no sin esfuerzo, a veces logran mantenerse concentrados y terminarla en el momento justo.

Con el acercamiento a la canción aparece un elemento que quedaba postergado y como algo accesorio o prescindible en los discos anteriores de la banda: la voz. Por primera vez se puede escuchar con claridad las voces, lo cual, como todo terreno nuevo, puede resultar en algunas inexperiencias. Hay que destacar que es el disco con el mejor trabajo vocal de la banda hasta el momento. Parece que perdieron el miedo a que sonaran las voces, bajaron un poco las guitarras y aparecieron nuevos timbres en Cadáver Exquisito y una mayor comprensión de su lírica. Cabe destacar, en este rubro, “Pelo pelirrojo” como una de las mejores letras y melodías compuestas por la banda hasta el momento. Una canción con una gran influencia del The Cure de los 80, que abandona por un momento los gritos y las melodías monotonales para conseguir el punto más alto del disco. También en el rubro voces “El Gallo” es una canción destacable por la participación de Leito Vozdelmundo, vocalista de la banda platense Lxs Cuco, quien logra sobreponer e imponer su timbre a la base stoner que la banda forma en el fondo. Un fondo en el que, por primera vez en Cadáver Exquisito, los instrumentos por momentos pasan a un segundo plano y la voz predomina. Puede ser que el ingreso de Emiliano Escudero en el bajo haya ayudado a consolidar al grupo y generar una nueva etapa en la banda, más sólida, concisa y terrenal.

El disco, editado por Perro Andaluz, sale con unos meses de diferencia de Jonathan Sánchez, de Power Chocolatín Experimento (PCE), y -más allá de la casualidad- no son esfuerzos aislados. Cadáver Exquisito forma parte de una especie de colectivo, escena si se le puede decir, alternativa a la ya escena alternativa junto con otras bandas tales como Hijo Agrio, los propios PCE y Martes Mártir, entre otros. Cada llegada de disco de una de las bandas es visto como un honor colectivo, que si bien no se ha formalizado está ahí, latente. Las influencias entre bandas se pueden reconocer fácilmente entre canciones hermanas como “Hall”, de Cadáver Exquisito, y “Jaime se mea”, de Power Chocolatín Experimento.

750 mg es un disco de rabia, urgencia y visceralidad. Es una adolescente hardcore con un tatuaje de Black Flag en el hombro que va a toques en sótanos. Lo progresivo no les quedaba del todo bien. Había que cruzar la frontera y llegar a las canciones, a lo sintético. Al golpe en la cara. Cadáver Exquisito prevaleció.

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