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cto de campaña electoral del candidato Guillermo Caraballo, del Frente Amplio, el domingo en el barrio Costanera Sur de Paysandú. Foto: Federico Gutiérrez

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La contienda frenteamplista por recuperar uno de los bastiones más preciados de los blancos, la “heroica” sanducera.

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Una mujer sale de su rancho de palos y lona de nailon blanco y lo abraza. Llora y le pide ayuda. Lo agarra de la mano y lo lleva dentro de la casa. Él ve miseria. Él dice que quiere ayudarla a cambiar la situación, a mejorar la calidad de vida de todos los sanduceros, y pide confianza, una oportunidad, un voto para el Frente Amplio (FA). Afuera, un centenar de banderas flamean, y las personas que las llevan cantan, bailan, saludan, se sacan selfies y reparten listas mientras lo esperan. Apenas caminaron dos cuadras en el barrio Costanera, el que atraviesa el arroyo Sacra, en Paysandú. Él se despide y se abre camino entre la multitud. Alguien le dice que se apure. El candidato con mayores chances de gobernar la Intendencia de Paysandú (IP) está atrasado y transpirado, pero con una sonrisa al estilo publicidad de pasta de dientes: de oreja a oreja y con hoyuelos. Así, grita usando un megáfono: “¡Si antes les pedía un granito de arena, ahora les pido dos! ¡El triunfo es nuestro!”, y alza los brazos con el puño en alto. Un hombre saca una silla de su casa, la pone en el medio de la calle y se sube: quiere tener una buena foto de Guillermo Caraballo.

El señor con hoyuelos es el candidato de la Vertiente Artiguista del FA. Cuenta con el apoyo de 12 sectores y, según la última encuesta de Grupo Radar, tiene 27% de intención de voto de cara a las elecciones del 10 de mayo. Le sigue el ex intendente Bertil Toto Bentos, del Partido Nacional (PN), perteneciente a Futuro Nacional, sector del senador y ex intendente del departamento Jorge Larrañaga, con 21%. El FA tiene otros dos candidatos: el único ex intendente de izquierda, Julio Nino Pintos, del Partido Socialista, y Juan José Jota Domínguez, del Movimiento de Participación Popular (MPP). Juntos alcanzan 50% frente al 36% del PN, que también tiene otros dos candidatos: Daniel Arcieri y David Dotti, también dirigentes del sector de Larrañaga. El Partido Colorado (PC) no pincha ni corta en esta carrera: tiene 6% de la intención de voto si se suman sus dos candidatos, Walter Verri, de Vamos Uruguay (VU), y Dardo Costa, de Propuesta Batllista (Proba). El otro candidato a la comuna es el de Unidad Popular, Washington Acuña.

Con este panorama, la campaña está picante: el FA apostó todas sus fichas para recuperar la intendencia, que perdió por 1.321 votos en 2010, y el PN por conservar la de Bentos tras serias irregularidades administrativas y financieras constatadas por el Tribunal de Cuentas de la República (TCR) en la Intendencia de Paysandú y en la organización de la 48ª Semana de la Cerveza, cuestión que ameritó una denuncia penal de las bancadas frenteamplista y colorada de la Junta Departamental de Paysandú (JDP). Al escenario actual se suma la decisión de la bancada blanca de la JDP de entrar en un receso especial hasta las elecciones, y la postura de la intendencia de no responder pedidos de informes ni concurrir a los llamados a sala.

Sobre el receso, Bentos aseguró que no comparte “esa actitud” de sus ediles, que no lo consultaron previamente. Respecto de los pedidos de informes que no se entregaron en tiempo y forma, el ahora ex intendente aseguró que “es medio costumbre que se hagan pedidos de informes y no se contesten por equis motivo. No es por carencia de tiempo; generalmente la mayoría de las intendencias [no responden] a las juntas. Siempre hay informes pendientes”, aclaró.

Pero éstas no fueron las primeras denuncias que tuvo que afrontar Bentos. En julio de 2013 tuvo lugar un escándalo que terminó con el ex secretario general municipal, Horacio de los Santos, procesado con prisión por haber participado en una fiesta en un local de la IP, la Casita del Parque, donde se constató explotación sexual de menores.

Pero nada de esto cuenta a la hora de elegir gobernante, o por lo menos eso piensa Bentos, que asegura que los sobresueldos confirmados por el TCR en la rendición de cuentas de la IP son producto de “diferentes bibliotecas”. “Cada uno tiene su librito. Ocurre que hay que ver el momento en que se hacen estas denuncias: aparecen justo antes de la elección. Son intereses políticos”, aseguró. Sobre el episodio de la Casita del Parque, Bentos dijo que “quedó en el pasado”. Reconoce que el FA está empecinado en “recuperar la intendencia y viene haciendo campaña fuerte”. “Yo no la voy a calificar, pero he sentido las consecuencias de eso”, afirmó. Actualmente la intendencia está gobernada por Mario Bandera, su sucesor desde que renunció para dedicarse a la campaña en busca de la reelección, y quien tuvo que enfrentar acusaciones de las bancadas de oposición de la JDP, y un llamado a sala al que no acudió.

Bentos sabe que la campaña está “reñida”, más aun si fijamos como antecedente la votación en las últimas elecciones nacionales: en la primera vuelta el FA obtuvo 40.860 votos, contra 28.838 del PN y 9.209 del PC. Bentos, que dijo ser de “súper derecha”, se definió contra la “izquierda” y un equipo que “no supo utilizar los vínculos con el gobierno central, que no concretó obras de interés público y descuidó la atención al interior” del departamento cuando fue gobierno (2005-2010). Según Bentos, el “ejercicio de gobierno tiene muchos escollos, y hay que ingeniárselas para superarlos y sobreponerse; eso significa un trabajo bastante serio y profundo, pero siempre con transparencia”. Consideró que bajo su mandato se logró “el equilibrio económico […] a pesar de los ingresos en lugares donde se presentaban renuncias o alejamientos por jubilaciones”, dijo en referencia a los sobresueldos, que, según él, no existen. En ese sentido, calificó su gestión como “un éxito”. Más es más

“Éstos son los tres candidatos del FA”, dice Caraballo y señala sus fotos en una lista. “Uno de ellos soy yo, Guillermo, pero a quien quieras apoyar está bien. Paysandú precisa un cambio, eso tú y yo lo tenemos claro. Nosotros somos nuevos y pedimos una oportunidad: tenemos la gente, tenemos ideas y le pedimos un voto de confianza porque muchos no nos conocen, somos los más jóvenes. ¿Vas a votar al FA? ¿Sí?”, dice y pregunta sonriente a una mujer que está detrás de un alambrado. Según cuenta, así se ha pasado desde el 15 de enero, recorriendo puerta a puerta Paysandú y pidiendo un voto para su partido. Caminando rápido por el barrio Costanera, dice: “La campaña arrancó temprano porque no hay muchos fondos, entonces teníamos que hacerla con militancia y creatividad. ¡Recobramos parte de la tradición de la izquierda!”. Y evalúa: “Ha dado resultado, la gente se ha sumado, logramos un buen clima”. Da unos pasos más y casi enseguida se detiene para decirle algo similar a un hombre que está apoyado en un camión. Él le responde: “Yo lo voto, pero después de que usted gane, vuelva que ahí le decimos lo que necesitamos”. Caraballo promete regresar porque quiere “cambiar el estilo político” actual. “Si una cosa aprendimos de la gente es eso. Dicen: ‘Vienen en campaña y después se olvidan, no los vemos más’. Nosotros lo que decimos es que ésta es la primera vez que salimos a pedir votos para intendente”, le contesta mientras se despide con un apretón de manos.

La ex edila Nelly da Agostini Pinna dice que las bases del FA propusieron a Caraballo como candidato y que es por eso que tiene un “gran respaldo” electoral. También asegura que por haber perdido la IP por pocos votos y haberla entregado con una “alta aprobación”, Pintos se consagró como líder natural y candidato, y que la candidatura de Domínguez fue impuesta por el MPP.

Pintos también contó que en los últimos meses recorrió el departamento de pies a cabeza. Y le creo. El sábado de tarde viajó al interior, fue a Piedras Coloradas, que está a 50 kilómetros de la ciudad, tiene unos 1.000 habitantes y varios carteles con su nombre; y a Orgoroso, que está a 10 kilómetros más y tiene casi 800 habitantes. Allí también había carteles, y una candidata a alcalde, Amelia Juárez, que lo esperaba con listas en la mano y una bandera del PS en la espalda. Ella es la razón por la que Lorena, la almacenera del pueblo, votará al ex intendente: “Supongo que va a tirar pa’ acá”, dijo en referencia a Orgoroso, sentada en una silla de playa en la entrada de su almacén. “Yo voto al FA, pero tengo un descreimiento en la política”, agregó. Desde el negocio la llamaban para cobrar. Entretanto, se levantó y se fue diciendo: “Que se acerquen más a la gente, porque delegan y se olvidan. Hace seis meses que estoy esperando por un foco de luz roto, ¿podrás creer?”. Pintos sabe que la campaña está “reñida” y vaticina que “habrá mucho voto anulado y en blanco”. “La gente está cansada y descreída de la política”, reconoce, y sacude la cabeza.

En ese pueblo, en medio de calles de tierra, eucaliptos y alambrados, Pintos dijo: “Tenemos la experiencia, hemos aprendido mucho en la gestión. Creo que en un segundo [mandato] todos actuaríamos mejor; estamos mejor preparados, conocemos el presupuesto, y la intendencia por dentro. Paysandú está atrasado, queremos cambiar eso, y podemos transformarlo desde el primer día”. Mientras hablaba, se le acercó una niña que pegó la nuca a la espalda para observarlo mejor. “Él es el próximo intendente”, le dijo la madre. Él sonrió. Así, entre tanta seguridad y contento, Pintos se atrevió a identificar una de las causas por las que perdió la IP: “Hubo poca desconcentración del rol político. La gestión fue descentralizada, pero faltó desconcentrar el rol y estar más en contacto con la gente”. Aseguró que aprendió la lección y que si es electo intendente conversará “con los vecinos para hacer planes anuales y fijar prioridades, con un permanente seguimiento y evolución de las obras acordadas”. “El rol político no es dar una escoba para barrer, es decidir”, añadió.

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