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Fernando Tomasina, Martín Rebella y Víctor Tonto, ayer, en la Facultad de Medicina. Foto: Pablo Vignali

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Avanza la reforma del Clínicas; Markarian aseguró que la discusión no se puede extender para que se incluya en el presupuesto quinquenal.

La Asamblea del Claustro de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar) sesionó anoche de manera abierta para discutir sobre el Hospital de Clínicas.

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La Asamblea del Claustro de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República (Udelar) sesionó anoche de manera abierta para discutir sobre el Hospital de Clínicas. La actividad fue presentada por el estudiante Martín Everett, presidente del Claustro; los oradores fueron Fernando Tomasina, decano de la facultad, Víctor Tonto, director del hospital, Martín Rebella, representante del Ministerio de Salud Pública, y el rector de la Udelar, Roberto Markarian. Entre el público, además de claustristas, había referentes de la Unión de Trabajadores del Hospital de Clínicas (UTHC) y de los gremios de docentes, egresados y estudiantes de Medicina.

Hubo consenso en la necesidad de terminar con el déficit histórico que arrastra el hospital, aunque asomaron algunas diferencias en el cómo. Pero cada vez hay menos tiempo para los grandes debates, y quedó claro que si se quiere cambiar el hospital, los acuerdos tienen que establecerse en las próximas semanas, para que la reforma sea contemplada por el presupuesto quinquenal.

Tomasina señaló que el proyecto de desarrollo del hospital -elaborado por una Comisión de Líneas Estratégicas formada en 2014 con representantes de los gremios universitarios y con el apoyo de un grupo técnico- está en una etapa avanzada. La Comisión Directiva del hospital lo aprobó, en general, a comienzos de abril y hace dos semanas lo aprobó, también en general, el Consejo de la Facultad de Medicina. Tomasina dijo que eso último “permite, desde el punto de vista político, empezar a dialogar con otros actores”, entre ellos el resto del sistema de salud. Enumeró que hay consenso en mantener el carácter universitario del hospital. Se detuvo en uno de los cambios de gobernanza: crear un cargo de director general -una figura política designada por el consejo a propuesta del Claustro de Medicina-, que presida la Comisión Directiva y tenga voz pero no voto (hasta ahora no la integraba).

Respecto de la inserción del hospital en el Sistema Nacional Integrado de Salud (SNIS) dijo que el proyecto ha tratado de resolver una contradicción: si es un hospital de segundo y tercer nivel de atención o un hospital de alta tecnología con centros estratégicos de desarrollo. El proyecto propone que tenga alrededor de 400 camas para atender a usuarios de la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE) y que sean referidos por centros de primer nivel de atención (policlínicas) para asistirse en el segundo y tercer nivel que ofrece el Clínicas. Dijo que los potenciales usuarios pueden ser 150.000 afiliados a ASSE, pero que además se evalúa si debe tener una población voluntaria; también está la posibilidad de establecer convenios con el resto de las instituciones del sistema de salud, y acotó que “otro núcleo” son los centros de alta tecnología del hospital, algunos de los cuales “funcionan parcialmente por carencia de recursos”.

La Udelar apuesta a que el Poder Ejecutivo costee la función asistencial y la Udelar la enseñanza, investigación y extensión. Respecto de la reforma de la planta física, evaluada en 100 millones de dólares, Tomasina dijo que se ha avanzado bastante en el diálogo con el Poder Ejecutivo, y Rebella asintió. El decano afirmó que la planta física “es un cuello de botella para lograr dignificar la atención y las condiciones de trabajo, así como para facilitar la investigación y la enseñanza”.

El consejo de la facultad le pidió a la Comisión Directiva del hospital que se discutiera más la propuesta de cambios en el modelo de gestión, mediante la cual se busca que los docentes tengan responsabilidades que excedan las funciones de enseñanza e investigación.

Tonto detalló que en 2014 el hospital tuvo más de 156.000 consultas en policlínicas, y manifestó que eso demuestra que no se corresponde a un hospital de segundo y tercer nivel de atención. Afirmó que la deficiencia presupuestal hace descender número de prestaciones asistenciales y su calidad. Señaló también la falta de recursos humanos, sobre todo de auxiliares y licenciados en enfermería, y el bajo tiempo de permanencia.

Rebella aseguró que el Ejecutivo tiene disposición a integrar el hospital al SNIS, pero acotó que “la pelota está en la cancha de la Udelar”. Insistió en que el proyecto debe estar pronto en los próximos días o semanas, para que pueda ser considerado en el presupuesto quinquenal. Aseguró que el Ejecutivo aspira a ampliar la población de referencia y que “va mucho más allá de ser un hospital de segundo y tercer nivel para 150.000 usuarios”.

Markarian criticó el estado de la entrada del hospital -”parece un comité de base”, dijo- y que gran parte de la manzana sea usada como estacionamiento. Dijo que hay que cambiar la dirección del hospital y que no se puede seguir atado a una ley orgánica aprobada en 1958 ni a una ordenanza de funcionamiento de hace 50 años. “Hay que cambiar la forma de dirigirlo”, aseguró. “Hay planteada una estrategia, resuélvase”, expresó, y agregó: “Para ejecutar hay que tener una decisión tomada, no puede ser todo debate… tengamos una solución”.

Daniel Borbonet, presidente de la Asociación de Docentes Universitarios de Medicina, expresó: “Se ha discutido demasiado. La mesa está servida, hay una voluntad política, institucional, del rectorado, de decanato, aunque tengamos algunos disensos; no podemos dejar pasar este momento”. Advirtió que “por búsqueda de consensos vamos a quedar inmóviles”.

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