El sábado 6 de junio, el historiador Gerardo Caetano, en tránsito en un aeropuerto de Río de Janeiro, se disponía a abordar su vuelo rumbo a Montevideo cuando un policía le indicó que debía hacer nuevamente su procedimiento de embarque. Caetano le explicó que ésa no era la indicación de la aerolínea, y el policía lo empujó violentamente hacia la salida. El historiador le reclamó respeto y la respuesta fue “una brutal paliza” a la que se sumaron tres agentes más de la Policía Federal Brasileña, según denunció esta semana Clacso mediante un comunicado público. Caetano fue esposado y detenido, y una persona que registró el hecho también fue detenida y obligada a borrar lo que había registrado o de lo contrario la golpeaban. El historiador estuvo detenido varias horas, fue amenazado y quisieron obligarlo a firmar una declaración imputándolo del delito de agresión a una autoridad pública. Finalmente fue liberado a raíz de la intervención del Consulado de Uruguay.
Ante la denuncia pública de Clacso, la Presidencia de Brasil se interiorizó del hecho y el ministro jefe de la Secretaría General de la Presidencia de ese país, Miguel Rossetto, se reunió con el ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo, para interiorizarse de la situación. En una carta fechada ayer, firmada por Rossetto y dirigida a Caetano, a la que accedió la diaria, la Presidencia de Brasil expresa su “sorpresa e indignación” e informa que se instaló un procedimiento de investigación en el ámbito de la Policía Federal para esclarecer la situación e identificar a los responsables “por eventuales desvíos y abusos”. “En nombre del gobierno brasileño, le pido disculpas por lo acontecido. La amistad entre nuestros pueblos y la integración que nos empeñamos en construir en el Mercosur y en la Unasur son incompatibles con eventos lamentables como éste”, concluye la carta.