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Jóvenes que no estudian ni trabajan son en su mayoría mujeres y del interior del país.

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La ministra de Educación y Cultura, María Julia Muñoz, y el director nacional de Educación, Juan Pedro Mir, presentarán hoy en la Torre Ejecutiva la publicación Logro y nivel educativo alcanzado por la población 2014. Los datos, a los que accedió la diaria, muestran que la tasa de analfabetismo se mantiene estable (1,5%) y tiene mayor incidencia entre quienes viven en áreas rurales (2,5%) y en las personas de 65 años o más (3,5%).

Entre los 6 y los 11 años de edad, la cobertura educativa es universal (próxima a 100%). Se registra un incremento de la cobertura de niños de tres años: pasó de 60,4% en 2013 a 69% en 2014, aunque esto se atenúa en los sectores de menores ingresos. A los 13 y 14 años de edad la cobertura es superior a 90%. A los 16 años, es de aproximadamente 80%, y a los 22 años, sólo tres de cada diez asisten al sistema educativo formal.

Según señala el informe, las diferencias de cobertura entre Montevideo y el resto del país son “relativamente menores” entre los cinco y los 15 años de edad; en cambio, hay 18 puntos porcentuales de diferencia -en detrimento del interior- entre los 21 y 22 años de edad. En cuanto al género, a partir de los 15 años se registra una mayor participación femenina en el sistema educativo. Las mujeres culminan los respectivos niveles educativos en mayor proporción que los hombres: hay brechas de 1,9 en la culminación de primaria, de 13,1 en la educación media básica y de 14,6 en la educación media superior.

En cuanto al nivel de ingreso, las personas del quintil más bajo tienen 53% de probabilidad de no superar primaria, y una probabilidad de alcanzar estudios terciarios de 2,2%, mientras que en el quintil de mayores ingresos, la probabilidad de acceder a la educación terciaria es de 53%. Dicha desigualdad, indica el informe, “resulta muy estable en el tiempo”.

En 2014, 63,1% de los jóvenes de 15 a 20 años estudiaba: 50,7% sólo estudiaba y 13,1% estudiaba y trabajaba. 24,7% sólo trabajaba o buscaba trabajo, y 12,3% no trabajaba, no estudiaba y tampoco buscaba trabajo. Entre los jóvenes que no estudian ni trabajan, casi siete de cada diez son mujeres, casi siete residen en el interior y la mitad integra el 20% de los hogares más pobres.

En cuanto a las razones de la desvinculación de la enseñanza media, los jóvenes señalan la falta de interés o su ingreso al mercado de trabajo como los principales motivos. Los jóvenes del quintil de ingresos más bajos señalaron en mayor medida dificultades en cuanto a los contenidos impartidos, mientras que los del quintil más alto declararon únicamente la opción de que les interesaba aprender otras cosas. El informe destaca que los jóvenes de 12 a 14 años mencionan como respuesta la falta de utilidad de la propuesta educativa o la falta de interés en ella.

La mayoría de los jóvenes que repitieron contestó que los contenidos eran “demasiado difíciles” (25,3%), 11,6% contestó que no le parecía útil y 15,8% que le interesaba aprender otras cosas. La falta de comprensión tiene una incidencia mayor en el primer quintil (11,3%), mientras que la falta de interés en la propuesta educativa afecta en mayor medida a los estudiantes de mejores ingresos (16,8%). Hay razones que se aplican sólo a las personas de ingresos más bajos y en especial a las mujeres, como quedar embarazada (21,2%) o tener que “atender asuntos familiares” (14,5%).

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