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Campo en Pajas Blancas destinado a posible explotación minera. Foto: Federico Gutiérrez

Campo minado

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Vecinos y trabajadores de Pajas Blancas se manifiestan en contra de la explotación de granito en el balneario.

El anuncio del presidente Tabaré Vázquez, después de reunirse con su par de Argentina, Mauricio Macri, de que la obra de la planta regasificadora va a finalizarse, puso nuevamente en alerta a los vecinos de Pajas Blancas. Es que una empresa minera solicitó permiso para explotar un yacimiento de granito ubicado en un predio del balneario, con el fin de abastecer la construcción de una vía férrea en la obra de Puntas de Sayago. La comunidad local se propuso evitarlo, debido a los impactos ambientales que podrían generarse. El domingo a las 16.00 los vecinos realizarán una caravana desde la rambla del lugar, “contra la minería en Pajas Blancas”, y advierten que seguirán “moviéndose” hasta detener la iniciativa extractiva.

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Frente a la esquina del camino Pajas Blancas y la avenida Leal de Ibarra, justo donde están los viejos “portones” por los que se ingresa al balneario, existe un predio del que, en la década de 1980, se extrajo granito para la construcción de un muelle en el astillero Kambara, a pocos kilómetros del lugar. La zona al sur del camino principal se encuentra protegida por el Plan de Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente como zona de exclusión de cualquier tipo de emprendimiento minero, pero este predio está al norte, cruzando la calle.

En 2012, la firma Impra SA solicitó autorización para explotar la mina ante la Dirección Nacional de Minería y Geología y la Dirección Nacional de Medio Ambiente (Dinama). Desde ese momento, el predio, propiedad de una sociedad anónima que pertenece a José Luis Palma, el presidente de Liverpool, quedó afectado, y los vecinos comenzaron a organizarse para resistir la instalación del emprendimiento. Si bien en el predio hay sólo algunos animales pastando, la solicitud de la minera es por 90 hectáreas, por lo que la explotación podría impactar en una zona mucho mayor. Además de la playa, a medio kilómetro está la planta de embotellamiento de Sirte y, hacia el norte, hay emprendimientos agrícolas, ganaderos y apícolas, como la granja Rodyvell, que provee de lechuga a McDonald's, y la chacra del ex presidente José Mujica.

“Esto va de la mano con el tema de la regasificadora, porque la piedra de granito que quieren extraer del subsuelo la van llevar para hacer una vía férrea que iría hasta La Tablada”, explicó Carlos Acuña, jefe de planta de Sirte, que vive enfrente del campo en cuestión. Acuña contó que un grupo de vecinos comenzó a movilizarse, a pintar pancartas “contra la minería en Pajas Blancas, “a juntar firmas”, y que lograron entrevistarse con la Dinama y con la Comisión de Vivienda, Territorio y Medio Ambiente de la Cámara de Diputados. “Hace tres meses, el dueño de la empresa hizo una encuesta pública, pero no la queremos dar por válida, porque lo único que hizo fue presentar en dos paradas de ómnibus boletines en los que informaba que iba a hacer esa reunión, y sólo asistieron 12 vecinos”, denunció Acuña.

En polvo te convertirás

El Código de Minería establece que “la mina constituye un inmueble distinto y separado del predio superficial”, y que “adquiere existencia jurídica en virtud de un derecho minero de explotación”, por lo que el propietario del predio no puede negarse a la explotación. Según Acuña, los vecinos se oponen a la llegada de la minería por “el ruido, la contaminación del polvo y la que va a causar el tránsito de camiones por la vía pública, y el residuo de piedra que va a quedar en las orillas de las calles”. “La tranquilidad que tenemos en Pajas Blancas no la queremos perder”, afirmó. Según Acuña, la firma explotadora “usará nitrato de amonio con gasoil” y extraerá la piedra mediante “explosiones”, por lo que imagina “una enorme nube de polvo” de residuos en el ambiente y “fisuras en los cimientos de las casas y en las calles”.

Con respecto al rechazo de Sirte a la explotación minera, Acuña dijo que se contrató a dos técnicos ambientalistas que concluyeron que las explosiones “van a fisurar la piedra profunda y a perjudicar las napas subterráneas de agua, contaminándose con el nitrato de amonio, que subiría los niveles de nitritos en el agua”. Sirte tiene en la zona pozos que alcanzan los 160 metros de profundidad.

Otro de los aspectos que se cuestionan es lo que va a quedar después de que concluya la explotación. “¿Qué le van a dejar a Palma? Un pozo de 90 hectáreas de diámetro y 40 metros de profundidad. Eso se va a llenar de agua y va a ser un peligro para todos”, sentenció. “Estamos yendo paso a paso, vamos a seguir haciendo pancartas y juntando firmas. La idea es no quedarse quietos, y vamos a hacer hasta lo imposible para que esto se detenga”, concluyó Acuña.

El 27 de noviembre los vecinos entregaron a la Dinama una carta firmada por 782 personas, en la que señalan lo que entienden como “impactos negativos” para la zona, y el 6 de diciembre realizaron una asamblea abierta en la rambla del balneario. De ese lugar, el domingo a las 16.00 saldrá una caravana que recorrerá la zona, bajo la consigna “Pajas Blancas resiste, el oeste se defiende”.

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