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La ciencia prístina

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Una delegación de la Facultad de Ciencias partió ayer rumbo a la Antártida.

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Partió temprano, en un avión Brasilia de la Fuerza Aérea Uruguaya, rumbo a la Base Científica Antártica Artigas (BCAA). La delegación de la Facultad de Ciencias de la Universidad de la República, que por segunda vez lleva a cabo esta experiencia, está integrada por 20 estudiantes, ocho docentes y el decano del centro universitario, Juan Cristina. Se trata de la segunda escuela de verano de Introducción a la Investigación Antártica (la primera fue en 2013), un proyecto que durará diez días y cuyo objetivo es que estudiantes de grado tengan un primer acercamiento a la investigación científica antártica en diferentes áreas del conocimiento.

En esta edición, según explicaron los responsables, se trabajará en cuatro áreas de conocimiento: ecosistemas acuáticos antárticos; microinvertebrados polares; bioquímica de microorganismos; y ritmos circadianos humanos desafiados por las condiciones ambientales de la Antártida.

Se trata de la primera actividad de docencia curricular universitaria a gran escala realizada en la BCAA, fundada hace 30 años y ubicada en la isla Rey Jorge, en el archipiélago Shetland del Sur. Las actividades que allí se desarrollan las coordina el Instituto Antártico del Uruguay, un organismo dependiente del Ministerio de Defensa Nacional, que se encarga de programar las actividades científicas y garantizar la logística necesaria para su desarrollo.

Una de las docentes que acompañan a los estudiantes en este viaje, la química Susana Castro, escribió el año pasado una columna, en el marco del ciclo por los 25 de años de la Facultad de Ciencias. Allí señalaba que, a pesar de las condiciones hostiles, el aislamiento, la baja población humana y la reducida presencia de animales y plantas, en el continente antártico existe una enorme diversidad de microorganismos capaces de sobrevivir y reproducirse a bajas temperaturas; se trata de uno de los temas centrales de las investigaciones que realiza, desde hace años, la Sección Bioquímica y Biología Molecular de la Facultad de Ciencias.

“El continente antártico se presenta como un sitio de singular belleza y uno de los lugares más prístinos del mundo, además de ofrecer un enorme potencial para el desarrollo de la ciencia en Uruguay. El interés que ofrece la investigación científica en un ambiente con condiciones tan extremas para la vida ha llevado a que la Facultad de Ciencias identifique la investigación antártica como un área prioritaria, con oportunidades excepcionales para la formación de jóvenes científicos uruguayos”, escribía Castro en aquella oportunidad.

La hostilidad de la Antártida para el ser humano es fácilmente comprobable; basta con repasar algunos números: la temperatura más baja que allí se detectó fue de 93ºC bajo cero en 2010, en una capa de hielo conocida como Meseta Antártica del Este. La superficie de todo el continente alcanza los 13.720.000 km2; es mayor que la de Europa (10.180.000 km2) y la de Oceanía (9.008.500 km2), pero su densidad poblacional es mucho menor. Se calcula que viven apenas 1.100 personas durante el invierno y unas 4.400 entre octubre y febrero.

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