Ayer de mañana, a una semana de que el Centro de Propietarios de Automóviles con Taxímetro del Uruguay (CPATU) y empleados de la empresa Uber chocaran (en sentido figurado) en la zona del Parque Rodó, hubo un hecho parecido, pero de menor intensidad. La historia arrancó igual que el jueves 7, pero en Parque Batlle: la camioneta que recorre Montevideo para promocionar los servicios de la multinacional estaba parada en la calle cuando un taxista que pasaba la vio y contactó a sus colegas. Unos minutos después, había entre 50 y 60 coches alrededor. A pocos metros, había un auto rojo de Uber que, como todos los de esta empresa, no estaba identificado como tal. Ante el clima, que se ponía denso, su chofer propuso levantar campamento y arrancar para la Seccional 9ª de Policía, ubicada en el estadio Centenario. “Costó irse”, cuenta a la diaria una fuente cercana a la empresa.
Una vez en la comisaría, la mayoría de los taxistas esperaron afuera mientras algunos voceros entraban para iniciar denuncias por “provocación, competencia desleal e incitar a otros a incumplir la normativa vigente”. “Los trabajadores se sienten agredidos”, explica Enrique Mera, tesorero de la patronal, que pronto apareció en el lugar. “¡A mí y a mi familia nos sacan el laburo, cagones!” y “¿tienen miedo de salir con los uniformes?”, fueron algunos de los gritos de los taxistas que registraron las cámaras de Telemundo cuando los empleados de Uber salían de la seccional, ya sin las remeras de la empresa, rumbo a los dos coches, que se retiraron escoltados por patrulleros. Desde la multinacional dicen que intercambiaron algunos insultos, pero las dos partes coinciden en que no hubo agresiones físicas. Dos horas después, todos se habían ido. Queda pendiente una resolución judicial sobre las denuncias.
El tesorero de la gremial percibe que los taximetristas están contrariados por lo que entiende como una crisis del sector. La patronal habla de una baja de 50% en los viajes este verano respecto del anterior, y culpa a Uber por la situación, pero parcialmente. Sostiene que la inflación y la suba del dólar y el combustible ayudaron. Para amortiguar, la patronal propone una suba de las tarifas, algo que no pasa desde agosto de 2014, cuando el Ministerio de Transporte decretó un aumento de 7%. Óscar Dourado, presidente de CPATU, reclama una actualización de los precios en 36% desde julio del año pasado.
Para Carlos Silva, dirigente del sindicato de los trabajadores del taxi, hubo una baja de la recaudación, pero es exagerado hablar de que los viajes bajaron a la mitad. Opina que la propuesta del aumento de tarifas no es una buena idea, porque se trasladarían los costos a los usuarios, y ve con suspicacia que esas declaraciones caigan justo cuando se acerca la sexta ronda de los Consejos de Salarios, que definirán aumentos que, de todas formas, creen que son insuficientes. Silva agrega que los trabajadores pidieron ya dos veces una reunión con el intendente de Montevideo, Daniel Martínez, pero no hubo respuesta.