La idea surgió antes de que las muertes en la fiesta Time Warp, en Argentina, instalaran el asunto de las drogas sintéticas en la opinión pública. Desde el Observatorio Uruguayo de Drogas, que integra la Junta Nacional de Drogas, se impulsaron dos proyectos: uno, de perfil químico, apunta a saber qué drogas se usan en las fiestas electrónicas; otro, cualitativo y etnográfico, indaga en las costumbres, los rituales y los discursos de los consumidores de drogas sintéticas. Hoy, a las 9.00 en la Torre Ejecutiva, se presentan ambos trabajos, un disparador para conversar con el antropólogo Marcelo Rossal (de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad de la República), Eleuterio Umpiérrez (de la Facultad de Química y director del Polo Tecnológico Pando) y Héctor Suárez (coordinador del Observatorio) sobre este trabajo interdisciplinario que arrojó algunos resultados inesperados.
¿Cuál es la prevalencia del consumo de drogas de diseño?
Héctor Suárez (HS): -Si las consideramos en conjunto, alrededor de 2%, tanto en la población general como en los estudiantes de enseñanza media; en universitarios tiene una prevalencia un poco mayor el LSD, por ejemplo.
¿Por qué se les llama “drogas emergentes” si, por ejemplo, el éxtasis se consume desde hace bastante tiempo?
Eleuterio Umpiérrez (EU): -La clasificación de la Organización de las Naciones Unidas [ONU] es un poco ambigua en ese aspecto, pero trató de tomar una sustancia a partir de la cual se generan nuevas sustancias. En cada grupo de la clasificación de la ONU vas a encontrar una de los años 60, o quizá un poco más vieja, y sobre esa, todas las modificaciones químicas que se fueron haciendo para generar otras sustancias psicoactivas. El éxtasis es una de ellas, pero sigue estando vigente al día de hoy; en otras familias, la droga inicial fue sustituida por las nuevas, y la vieja ya no se comercializa.
¿Cómo fue la metodología de trabajo de los estudios de consumo en fiestas electrónicas?
EU: -La idea era saber qué sustancias se estaban consumiendo en Uruguay, porque las incautaciones eran bajas y en los datos que nos conseguía Marcelo la pastilla no coincidía con lo que declaraba el consumidor. Eso nos generó una preocupación, porque si no saben lo que están consumiendo y les venden una cosa por otra, esto puede originar un problema médico, porque se pueden intoxicar y van a empezar a aparecer casos de emergencia. Y esto también nos va a afectar a nosotros, ya que en el laboratorio estamos recibiendo muestras, por ejemplo, del CIAT [Centro de Información y Asesoramiento Toxicológico del Hospital de Clínicas]. La metodología consistía en tratar de conseguir muestras de orina recientes durante una fiesta, de forma anónima, y para eso se buscó que fueran pooles, es decir, no hay una muestra de una persona, y en ese pool se identifican las sustancias presentes. Entonces fue cuando abrimos los ojos, porque aparecieron cosas de las que nunca se había hablado de que estuvieran en Uruguay.
¿Por ejemplo?
EU: -Tenemos gamma-butirolactona, que es una sustancia que se utiliza mucho para sumisión en las personas. Apareció en una muestra. Es como la burundanga; no tiene por qué ser una sumisión sexual, porque a veces se utiliza para cometer asaltos. Vos no tenés voluntad y entonces te piden la tarjeta, el auto, ir al cajero a sacar plata. Otra eran los cannabinoides sintéticos. En Uruguay no teníamos información sobre si están o no están.
Hay un estudio de Gabriel de Souza, Montevideo electrónico, de 2006. ¿Se tomó como referencia para ver cómo cambió el tema?
Marcelo Rossal (MR): -Los estudios etnográficos no son estrictamente comparables, como dos encuestas, pero sí lo tomamos en cuenta como un antecedente relevante a la hora de saber qué está pasando. Desde principios de los 90 tenemos estas fiestas y presencia de pastis. La sustancia de preferencia es el éxtasis, que no quiere decir que efectivamente sea lo que el sujeto consume, porque le pueden vender otra cosa. Queríamos saber cómo se consume, con qué interés, con qué rituales. Lo que importa es el saber de estos usuarios, la descripción que ellos mismos hacen de sus prácticas. También entrevistamos a usuarios de LSD y otras sustancias de síntesis, como la ketamina, que un usuario de pastis, bastante conocedor, nos dijo que es como la pasta base de la electrónica. Las fiestas electrónicas son particulares en relación con otras fiestas masivas. No vimos una sola pelea y hasta los patovicas tenían una actitud amigable. No había casi nada de alcohol. El usuario de alcohol es lo que De Souza detecta como insiders y outsiders. Son muy notorios los outsiders.
Entonces hay un conocimiento de que el alcohol y la pasti no se pueden mezclar.
MR: -Hay un conocimiento del usuario que es importante a los efectos de poder desarrollar políticas preventivas, de reducción de daños, de cuidado de las personas.
HS: -Lo complementario se da porque nosotros teníamos las encuestas, el perfil de edad, el segmento socioeconómico. Pero con la información epidemiológica llegamos hasta ahí. El estudio de Marcelo nos aporta que se incorporan más jóvenes que, a su vez, son más experimentados. Pero también faltaba el conocimiento de lo que viene de un mercado no regulado: alguien está vendiendo de forma ilegal un producto que muchas veces es hecho con productos legales, pero con efectos que pueden ser muy complicados. Este es un conocimiento provisional, porque desde el momento en que hicimos el estudio empezaron a aparecer fiestas más masivas, que traen otros problemas: gente más joven y menos experimentada.
¿Cómo fue el panorama de los adulterantes?
EU: -Encontramos más sustancias que las esperadas. A muchas de ellas no las teníamos en la mira. Hablamos de los que fallecieron en Argentina pero no del que falleció en 2015 en Uruguay. Y ahí tenés otro problema: en la fiesta hubo un muerto, pero internados, muchos, y en la parte forense no se busca. ¿Qué van a buscar si no sabemos qué estaba consumiendo? Entonces se dice “falleció de ataque cardíaco”, que capaz que lo produjo la sustancia. Tenés otros como la cafeína, que actúa como estimulante y reemplaza la estimulación de la cocaína, y otros diluyentes van variando según la fuente de donde se pueden obtener. Hubo incautaciones en las que se encontraron pesticidas, que son cosas puntuales y que vimos una sola vez en 20 años. En general se encuentran el levamisol y la fenacetina.
En algunas fiestas la hidratación es muy cara y no hay agua en los baños.
MR: -Se ha visto en algunas que sale un hilito de agua, o nada.
HS: -A partir de esto, la Junta, la Intendencia de Montevideo y el Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay, actuando conjuntamente, establecen una serie de pautas para habilitar la fiesta: cada tantas personas tiene que haber una ambulancia, provisión de agua. Se están cumpliendo y, de hecho, los productores son parte activa.
MR: -Hay un conocimiento de que cuidar a la gente es cuidar el negocio.
Está por iniciarse la venta de marihuana en farmacias. ¿Hay planes del Observatorio de dedicarse a ese tema?
HS: -Una de sus funciones es monitorear y evaluar la Ley 19.172, sobre todo en los aspectos vinculados con la salud. El Ircca [Instituto de Regulación y Control del Cannabis] y Salud Pública van a tener sus propios indicadores, y nosotros estamos haciendo la encuesta para estudiantes. Hacemos toda la vigilancia que tiene que ver con indicadores de mortalidad, morbilidad, siniestralidad, y también la adhesión al sistema.
¿Cuáles son?
HS: -Están basadas en un estudio previo, la Encuesta de Hogares, que arroja una adhesión muy grande al sistema -autocultivo, cultivadores y farmacias- por parte de los que ya son consumidores. Sólo 13% dice que no va a adherir a ninguno. Planteamos que hay diferentes perfiles según el mecanismo de acceso: aquellos usuarios más intensos, de nivel socioeconómico más alto y más preparados, van por los clubes cannábicos; otros, más o menos con las mismas características, pero sin conformar una red, eligen el autocultivo, y los más esporádicos van por el lado de las farmacias, con lo cual consideramos que van a entrar de a poco, no con el máximo de los 40 gramos, e incluso puede haber asociaciones de personas para que se inscriba uno y de ahí consuma un conjunto, porque es una cantidad de sobra.