¿Cómo puede afectar el cambio de situación política en el Mercosur a la estrategia de inserción internacional de Uruguay?
-Hay mucha irresponsabilidad y desinformación en muchos de los juicios que uno ve diariamente. La peor hipótesis para Uruguay es que Brasil se desate de la región y comience a negociar en clave bilateral, solo. No creo que se dé esa hipótesis, no porque no le guste a [el canciller brasileño José] Serra, sino porque Brasil todavía necesita mucho a Argentina. El bilateralismo privilegiado argentino-brasileño no se va a romper. El Mercosur no va a dejar de existir, a pesar de que cada vez esté más vacío de contenido: la zona de libre comercio va a seguir siendo imperfecta; la unión aduanera, abandonada definitivamente; la cláusula 32 (que dispone la obligatoriedad para los países de negociar en conjunto), en vías de extinción; hay problemas de financiamiento para la institucionalidad del Mercosur porque los países no están dando sus contribuciones. La participación de Venezuela es ya de ciencia ficción. Venezuela no puede hacer nada, está en una situación de colapso. La presidencia pro témpore de Venezuela, más allá de la legalidad, era una presidencia pro témpore de ficción. Y entonces uno escucha, un día sí y otro también, que “nos espera el mundo”, que “vamos a hacer acuerdos comerciales con Vietnam, con China, con la Inglaterra del brexit”, que “vamos a afirmarnos en la Alianza del Pacífico para dar el salto hacia el TPP [Acuerdo Transpacífico]. ¿Esta gente no está viendo lo que está pasando? El TPP está en grave riesgo. No sólo por la campaña electoral norteamericana, en la que los dos candidatos disputan a ver quién es más proteccionista, sino porque muchos de los países que firmaron, hoy, frente a los nuevos contextos y frente a los movimientos de China, han variado. En Europa, todos los analistas coinciden en que las negociaciones por el TTIP [Tratado Transatlántico de Comercio e Inversiones, por su sigla en inglés] están muertas, mucho más después del brexit. Y Francia está exigiendo el cese de las negociaciones. Por otra parte, creo que no hay ningún problema en hacer acuerdos con la Alianza del Pacífico, el tema es qué acuerdos. Hay poco que acordar, porque los niveles de desgravación arancelaria son de 90%. El comercio que tiene el Mercosur con la Alianza del Pacífico es superior al comercio intrazona que tienen los países de la Alianza del Pacífico entre sí. Uruguay tiene un Tratado de Libre Comercio [TLC] con México que no termina de utilizar.
¿Qué piensa de la posibilidad de que Uruguay suscriba un TLC con China?
-El anuncio de la posibilidad de que Uruguay firme un TLC con China no resiste el menor análisis. ¿Cómo se hace un acuerdo de libre comercio entre un país de 1.400 millones de habitantes y un país de tres millones? Es obvio que ese acuerdo no está hecho para captar el mercado de los tres millones. ¿Para qué se hace ese acuerdo? Para entrar en Brasil y en Argentina. ¿Y qué es lo último que querrían y aceptarían Brasil y Argentina? Justamente, un TLC que habilite a China a inundar, en momentos económicos muy graves, de productos chinos a sus países. Entonces, no hay posibilidades de que Uruguay firme un TLC con China.
¿Brasil se opondría, incluso en el escenario actual?
-Absolutamente. Serra es el político más anti Mercosur que ha tenido Brasil desde el arranque del Mercosur. Pero luego hay que hacer cuentas, y hay que hacerlas bien. ¿Y qué ocurre? Primero, que Brasil no puede prescindir de Argentina, porque Argentina le vende mucha producción con valor agregado, y por otra parte Brasil ha primarizado enormemente sus exportaciones, con lo cual si abre su mercado a una introducción expansiva de productos chinos, ¿qué sucedería con el nivel de desempleo, con el empresismo paulista, con el proyecto industrial del país más industrializado de Sudamérica? Lo mismo ocurre con Argentina. En Argentina ha continuado la fuga de capitales bajo el gobierno de Macri. 2.500 millones de dólares se han ido. Aquella idea de que Macri ganaba y volvían todos no solamente no ocurrió, sino que se siguen yendo. Entonces, la situación está muy volátil como para permitir grandes movimientos. ¿Cuál es el escenario más razonable? Que exista un Mercosur de mínima, con amplia flexibilidad, muy comercialista, en el que no haya obligación de negociar en bloque, pero que sobre todo cuide que Brasil no se vaya, porque eso sería una catástrofe para otros países. Y Brasil va a cuidar el vínculo con Argentina. Uruguay y Paraguay no le interesan en absoluto. Esto va a generar un Mercosur que formalmente va a seguir existiendo, obviamente sin Venezuela. Venezuela no va a poder cumplir lo exigido para el 1º de diciembre y va a quedar suspendido.
Más allá de que no estarían dadas las condiciones a nivel regional, ¿un TLC con China sería favorable para los intereses de Uruguay?
-Lo que pasa es que cuando uno discute inserción internacional está discutiendo un proyecto de desarrollo. Si yo opto por la vía de los TLC, opto por servicios globales, captación de inversión extranjera directa a cualquier precio y venta de commodities. ¿Uruguay quiere ese proyecto de desarrollo, ese es el proyecto de desarrollo para el cual fue votado el Frente Amplio? ¿Ese proyecto le da viabilidad a un Uruguay que crezca con equidad, con empleo calificado, con cohesión social? Creo que no. ¿Que Uruguay necesita ampliar mercados? Esa es la historia de Uruguay. Uruguay no puede vivir hacia adentro, tiene que vivir hacia afuera. Lo que pasa es que el TLC no es el único acuerdo que se puede lograr. Se dice que si Uruguay no firma un TLC, no van a venir inversiones. La realidad está demostrando que eso no fue así. Brasil no ha firmado nunca un TLC, y durante las épocas de bonanza captó inversiones extraordinarias. Uruguay firmó algunos acuerdos de inversiones pero no firmó ningún TLC, y tuvo su auge en términos de captación de inversiones. Va por otro lado. Uruguay llegó a tener una cartera de 140 países a los cuales les vendía productos agropecuarios. Claro, estamos en un contexto de desaceleración económica y el país tiene que salir a buscar mercados. Y en muchas ocasiones va a tener que buscar acuerdos, pero se pueden hacer acuerdos de otro tipo, parciales. Primero, porque los acuerdos tipo TLC generan condicionamientos muy fuertes en áreas que son estratégicas para Uruguay, como la propiedad intelectual.
Este es un punto que se cuestiona en el TLC que se firmó con Chile.
-Por supuesto. No es casual que los laboratorios se hayan quejado. ¿Qué pasa en un país tan sobremedicado y tan envejecido como Uruguay, cuando todos sabemos que una de las primeras consecuencias de los TLC es que los medicamentos aumentan, porque los genéricos pasan a ser cuestionados? Hay que hacer las cuentas, cuánto se gana y cuánto se pierde. La Cámara de Industrias también ha manifestado reparos [sobre el TLC con China]. ¿Qué industrialización puede ser viable para un país como Uruguay con un TLC con China, en un país que tiene grandes problemas de desindustrialización? Entonces, ya ni siquiera es una cuestión de izquierda y derecha, es una cuestión de hacer las cuentas y evaluar qué le rinde al interés nacional. No puede haber dos opiniones respecto de que Uruguay necesita ampliar mercados, y hoy más que nunca. Pero lo tiene que hacer con información correcta. Los megaacuerdos comerciales, de los cuales se decía que si quedábamos afuera íbamos a quedar aislados, están en entredicho. Es más, lo más seguro es que ninguno se concrete, por lo menos en su versión acordada. Y el que avanza es China. ¿Y quién es nuestro principal socio comercial? China. ¿Nosotros estamos en condiciones de incorporarnos en un TPP que nos ponga en contra de China? Cuando entramos al Mercosur, entramos por una razón de realismo. Si no entrábamos, las preferencias del PEC [Protocolo de Expansión Comercial] y del CAUCE [Convenio Argentino Uruguayo de Cooperación Económica] caían. Entonces, Uruguay entraba sí o sí. Debemos tener el mismo realismo ahora. Por supuesto que hay que buscar mercados, y a veces para eso hay que lograr acuerdos, pero el TLC no es el único tipo de acuerdo. Por eso, mi pronóstico es que Uruguay va a tener un acuerdo con China, pero no va a ser un TLC. El acuerdo de Uruguay con Estados Unidos en 2006 terminó en el TIFA, que le permitió a Uruguay hacer cosas. Hay acuerdos parciales que Uruguay tiene que explorar.