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Julie LaPalme. Foto: Federico Gutiérrez

Con Julie LaPalme, directora del programa Cooperative Housing International

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En el marco de la IV Cumbre Cooperativa de las Américas, la diaria tuvo la oportunidad de charlar con Julie LaPalme, directora del Programa Internacional de Cooperativas de Vivienda –integrante de la Alianza Cooperativa Internacional (ICA, por su sigla en inglés)-, cargo en el que se desempeña desde 2014 en su ciudad natal, Ottawa, capital de Canadá, un lugar que se destaca, según ella, por “la buena calidad de vida”. LaPalme trabaja desde hace 25 años con el objetivo de que las cooperativas de vivienda logren llegar a la sustentabilidad, término que le apasiona y por el cual viene trabajando en Canadá con un programa para que las cooperativas de vivienda de su país logren implementar, por ejemplo, el ahorro de energía, entre otras iniciativas.

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¿Cómo trabaja el sector de vivienda de la ICA?

-Trabaja con un staff de directores formado por 12 miembros que se encuentran alrededor del mundo. Yo soy la responsable de toda la organización relacionada con las cooperativas de vivienda, tengo que llevar adelante el plan de trabajo; en esta época del año ya comenzamos a pensar y analizar lo que queremos para el próximo año. El objetivo principal de la ICA es la promoción y divulgación del trabajo cooperativo de vivienda en todo el mundo. Este modelo de vivienda tal vez no es tan conocido en muchos lugares, aunque sí en Sudamérica; en Europa, por ejemplo, es algo más underground. La cooperativa de vivienda es una solución válida, razonable y económica, sobre todo en ciudades grandes en las que mucha gente empieza a moverse hacia las afueras del centro. El housing -la vivienda- se ha transformado en un negocio en el que muchos caen y no pueden afrontar económicamente, y eso lleva en algunos casos a una pérdida en la calidad de vida, a un estrés poco manejable. Por eso, la vivienda cooperativa es un modelo que la gente maneja y que da la posibilidad de no poner el dinero en el bolsillo de otros.

¿Por qué creés que la gente se suma a estos modelos de vivienda cooperativa?

-Para aprender buenas prácticas que se dan en otros países, para aprender nuevas ideas. Es un modelo diferente, en un sector más pequeño, si lo comparamos con las grandes empresas de vivienda y construcción. Uno de los principales puntos que trata el cooperativismo es la educación y la solidaridad, y es uno de nuestros grandes mandamientos: educar a los miembros que son parte de la ICA. La solidaridad es otro factor fundamental, y se da entre las diferentes cooperativas del mundo. ¿A qué voy? Compartir ideas, crear lazos entre diferentes personas y que estas puedan asistir a lo que pasa en otros países que no tienen los recursos necesarios.

¿Se trabaja bien en Uruguay en ese sentido?

-Sí. En mi estadía aquí hice una recorrida por las diferentes cooperativas de vivienda, y algunos de sus miembros estaban ahí en la puerta y decían que para construirlas recibieron un entrenamiento previo. El aprendizaje está ahí; antes de eso no tenían ninguna experiencia en construcción, en administración de los recursos, en la negociación de contratos; todas esas herramientas y habilidades luego pueden utilizarse para el empleo, y hay ejemplos de algunas personas que ahora trabajan en la construcción. Tú no puedes llegar a eso de otra manera, con otros tipos de vivienda en los que la gente compra su terreno y otra persona construye su casa por ellos. La otra ventaja para los que se involucran en las cooperativas de vivienda es que cada uno puede decidir en qué tipo de casa quiere vivir: con un jardín comunitario, con paneles solares, los colores con los que quiere pintar la construcción, etcétera. Es una manera de participar y estar involucrado, y creo que en Uruguay eso es brillante; quedé impresionada.

En su disertación, Mariana Enet -magíster en Desarrollo Urbano y especialista en hábitat popular- habló de la participación de las mujeres en el ámbito cooperativo y de una nueva manera de percibir ese rol dentro de los procesos autogestionarios. ¿Se genera una relación diferente entre las personas?

-Pasan a ser todos iguales, a vivir en sociedad, a crear la plataforma para que eso pase, y eso es muy valioso. En Uruguay y en Canadá pasa que hay muchas madres con hijos que son parte importante de las cooperativas de vivienda, comienzan a tener seguridad en sí mismas y en su trabajo, confían en sus habilidades, y eso genera nuevas oportunidades: son presidentas, secretarias, tesoreras. No hay límites.

¿Qué requisitos se piden para entrar en la ICA?

-Tenés que ser miembro de alguna federación cooperativa dentro de tu país, de la ICA, y además se necesita un mínimo de dos años de trabajo cooperativo.

¿En qué país o en qué continente se trabaja mejor a nivel de cooperativismo?

-Depende desde qué perspectiva se vea esto. Tal vez desde algún país de África vean a Canadá como un ejemplo en la materia; somos líderes, pero nosotros miramos a los países europeos como el ejemplo a seguir, aunque lo hagan un poco diferente. En Canadá el cooperativismo de vivienda es un ente separado, y todas las cooperativas son parte de una federación nacional de cooperativismo. En Europa, en países como Noruega, Suecia, Alemania y Suiza, por ejemplo, hay múltiples asociaciones y ellos mismos crean las comunidades: compran el terreno, las casas, y es como una larga cadena que maneja esas pequeñas comunidades; en Canadá es más individual. El modelo de ellos es mejor, se financia mejor, el poder que le da esa multiplicidad de comunidades genera más posibilidades y recursos.

¿Hay suficiente información sobre lo que significa el trabajo cooperativo?

-Sin duda que no, necesitamos más. Es uno de mis objetivos personales, generar una estrategia de comunicación para paliar esa falta de información. La creamos este año y la implementaremos en el próximo. Necesitamos hacerlo. Generaremos campañas en los medios de comunicación para informar a las personas de que las cooperativas de vivienda existen. Cuando me preguntan de qué trabajo les tengo que explicar todo el concepto, y dependiendo de dónde son esas personas, de dónde vienen, lo entienden o no. En algunos casos el desconocimiento es total, entonces queremos trabajar para hacer que esto sea más visible, que sepan que existe. En estos tiempos es más necesario que nunca, es una forma democrática de acceso a la vivienda para la gente que está buscando un sentido de comunidad. En Norteamérica la mayoría vive en su pequeño apartamento, o en su casa, y no hay preocupación por los vecinos, viven aislados. Esto se ha dado por décadas, y muchos se están dando cuenta de que este no es el camino, están comenzando a entender que si te comprometés con la comunidad la calidad de vida es mucho mejor.

Pasó la cumbre

La IV Cumbre Cooperativa de las Américas fue la semana pasada en el hotel Radisson de Montevideo. Más de 800 cooperativistas de la región se reunieron para discutir la asociatividad para el desarrollo sostenible del modelo de cooperativas. Fue organizado por Coop (Cooperativa de las Américas) y Cudecoop (Confederación Uruguaya de Entidades Cooperativas) y, entre otros, participaron Ramón Imperial Zúñiga, presidente de Cooperativas de las Américas; Wim Dierckxsens, coordinador del Observatorio Internacional de la Crisis y cofundador de la Global University for Sustainability, y Luis Eduardo Salcedo, gerente asociativo de la Cooperativa Financiera de Medellín y miembro del Consejo Directivo de la Red Intercontinental de Promoción de la Economía Solidaria.

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