Ingresá

Las PISA y la calidad educativa

2 minutos de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago

Columna de opinión.

Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Mucho se habla de las pruebas PISA, y se les hace decir cosas que no dicen. Es decir, se manipulan tendenciosamente los resultados.

Las PISA son pruebas estandarizadas internacionales externas. Estas pruebas aportan datos, pero no son palabra de Dios.

Se equivocan aquellos que, a partir de las pruebas PISA, se quedan en el ranking de países. Se equivocan los que se quedan en cuánto se mejoró o no desde la prueba anterior. Se equivocan, porque le piden a la prueba lo que no mide. Es como pedirle a una balanza que mida la temperatura.

La prueba internacional evalúa un conjunto de contenidos que quien realiza la prueba considera que son “los imprescindibles”. Pero quedan muchos otros afuera. Mientras se mide algo de lengua, ciencias y matemática, no se mide ciencias sociales ni conocimiento artístico, etcétera. Por tanto, los currículos (conjunto de aprendizajes) que se esperan en las pruebas PISA no están alineados con el currículo de Uruguay. Puede evaluar conocimientos PISA que en Uruguay no se enseñan, y así con todos los países. Por tanto, poner énfasis en los rankings parece un tanto ineficaz. Es más, el Instituto Nacional de Evaluación Educativa (organismo técnico, creado en la Ley de Educación de 2008) afirma que lo anterior (el desfasaje de currículos) pudiera ser, en sí mismo, una explicación de los diferentes logros.

Por todo lo anterior, las pruebas internacionales no miden calidad educativa. No la miden, porque no tienen en cuenta los contenidos (o sea, lo que se enseña), no tienen en cuenta los contextos diversos y no tienen en cuenta las inteligencias múltiples. Quienes afirman que la calidad de la educación uruguaya es baja o está bajando, a partir de los resultados medidos por una prueba que no mide calidad, están manipulando y siendo falsos.

¿Para qué sirven las PISA?

Las pruebas PISA nos informan sobre el nivel de desempeño, o sea, lo que los estudiantes son capaces de hacer en los contenidos propuestos por la prueba (como ya advertí, hay muchísimos contenidos enseñados en Uruguay que no son considerados por la prueba).

Por supuesto que esto es un insumo útil para tomar decisiones curriculares, técnicas y para trabajar en perfiles de egreso. Para eso sí sirven.

También nos dan otros datos interesantes para elaborar líneas de trabajo. Ejemplifico.

Los desempeños de los estudiantes se relacionan con la composición socioeconómica de los hogares. ¿Qué nos dice ese dato? Que debemos trabajar en esto. De hecho, en 2004 había más de 50% de niños en situación de pobreza. Se trabajó, y hoy hay 18%. Si habrá para seguir trabajando y profundizando a partir de este dato que nos aporta la prueba internacional.

Otras conclusiones que se convierten en líneas de trabajo a profundizar:

La educación privada no es mejor que la pública.

Los alumnos que han asistido a educación preescolar presentan efectos positivos de desempeños en todas las áreas.

El uso de la computadora presenta un efecto positivo y relevante sobre los resultados alcanzados en matemática.

La educación en Uruguay tiene dificultades, nadie las niega. Pero también tiene logros notables. Se está trabajando intensamente en consolidar un proyecto que supone seguir invirtiendo presupuesto en lo edilicio, en salario, en formación docente, en el diálogo con los trabajadores de la educación, entre otras líneas de acción que van configurando un para qué educamos, para qué país y para qué sociedad. Sin duda, hay tarea por delante.

Enzo Malán Castro.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura