Ingresá

Leonard Cohen: la muerte de un galán

1 minuto de lectura
Contenido exclusivo con tu suscripción de pago
Contenido no disponible con tu suscripción actual
Exclusivo para suscripción digital de pago
Actualizá tu suscripción para tener acceso ilimitado a todos los contenidos del sitio
Para acceder a todos los contenidos de manera ilimitada
Exclusivo para suscripción digital de pago
Para acceder a todos los contenidos del sitio
Si ya tenés una cuenta
Te queda 1 artículo gratuito
Este es tu último artículo gratuito
Nuestro periodismo depende de vos
Nuestro periodismo depende de vos
Si ya tenés una cuenta
Registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes
Llegaste al límite de artículos gratuitos
Nuestro periodismo depende de vos
Para seguir leyendo ingresá o suscribite
Si ya tenés una cuenta
o registrate para acceder a 6 artículos gratis por mes

Editar

Cuando cerrábamos esta edición llegó la noticia -antes rumor desagradable- de que había muerto Leonard Cohen. Su nombre había vuelto a sonar en las últimas semanas, no sólo por la aparición de su disco número 14, You Want It Darker, sino por el otorgamiento del Premio Nobel de Literatura a Bob Dylan, con quien se lo ha comparado a menudo por la calidad poética de sus letras. Si el premio iba a ser para un músico con textos de alto nivel, ¿por qué no Cohen?, argumentaron muchos, y lo cierto es que su carrera como escritor precedió una década a su lanzamiento como músico en 1967, con el álbum Songs of Leonard Cohen, en el que figuraba el primero de sus temas clásicos, “Suzanne”, el del estribillo que comparaba tocar cuerpos y tocar mentes perfectas. A partir de entonces, Cohen se transformó en uno de los cantautores más influyentes de su época, versionado por infinidad de artistas, desde Dylan a The Pixies. Aunque lamentada, la muerte de Cohen, un judío practicante que exploró al máximo las posibilidades poéticas de su tradición religiosa, no es exactamente sorpresiva: al modo de David Bowie, preparó un “álbum despedida”, repleto de claves sobre su partida. Por ejemplo, el estribillo del tema que da nombre a You Want It Darker, en el que Cohen, más grave que nunca, dice algo así como “Aquí estoy, Señor, estoy pronto”. Y en una de sus últimas entrevistas había sido todavía más explícito: “Estoy listo para morir. Espero que no sea muy incómodo”.

¿Tenés algún aporte para hacer?

Valoramos cualquier aporte aclaratorio que quieras realizar sobre el artículo que acabás de leer, podés hacerlo completando este formulario.

Este artículo está guardado para leer después en tu lista de lectura
¿Terminaste de leerlo?
Guardaste este artículo como favorito en tu lista de lectura