Una resolución del Centro Universitario Regional (Cenur) Litoral Norte de la Universidad de la República (Udelar), del 29 de setiembre, resolvió el cierre de los programas que estaban a cargo del Servicio Central de Extensión y Actividades en el Medio (SCEAM) en la ciudad de Bella Unión. El documento incluye también la no renovación del contrato de alquiler de la casa universitaria en la ciudad, a donde llegaban docentes y estudiantes que viajaban a participar en los trabajos. La medida implica, sobre todo, el cierre del Centro de Formación Popular (CFP), fundado en 2008.
A pesar de que la resolución dice “mantener a la ciudad de Bella Unión en los programas de actividades de Extensión Universitaria a desarrollar por parte del Cenur Regional Norte”, trabajadores, docentes y estudiantes leen la medida como un desmantelamiento de la extensión en Bella Unión. Los docentes del centro emitieron una declaración en la que dicen que se trató de una resolución “contradictoria, incoherente, apresurada y secreta”, que a su vez “no tiene fundamentación expresa”. Una de las contradicciones salta a la vista. El Consejo resuelve cerrar los programas, al tiempo que plantea mantener a Bella Unión en los programas de extensión. Es apresurada, dicen los docentes, porque “no esperó a recibir la propuesta de la comisión Ad-Hoc conformada por el mismo Consejo el 21 de Julio para el estudio de la situación y trazado de lineamientos de las Unidades de Extensión”. La resolución es secreta, dicen, porque el Consejo sesionó bajo régimen de comisión general y “no argumentó los motivos para sesionar a puertas cerradas”.
El origen del CFP se encuentra en una ocupación de 36 hectáreas por parte de la Unión de Trabajadores Azucareros de Artigas, el Sindicato de Obreros de la Caña de Azúcar y la Asociación de Pequeños Agricultores y Asalariados Rurales de Bella Unión. Tras un acuerdo para generar un espacio de formación en el lugar, en el marco de un proyecto productivo, el Instituto Nacional de Colonización adjudicó en arrendamiento a Alcoholes del Uruguay (Alur) esas fracciones y se le encargó el proyecto productivo; en el mismo acuerdo se afirma el rol de la Udelar en el proceso formativo.
María Echeverriborda, docente del programa, sostiene que el cierre tiene que ver “con valoraciones políticas” y no “con un recorte económico”. Habla sobre la escuela a veces en pasado y otras en presente, como si todavía no creyese que el cierre es definitivo. Dice que a pesar de la situación difícil que atraviesa Bella Unión hay más o menos 100 trabajadores que consiguieron tener acceso a la tierra, y eso “implica desarrollar una cantidad de experiencias, de habilidades y de conocimientos nuevos para los trabajadores”, porque “la experiencia en sí misma no genera aprendizaje”. Agrega que han presentado “una cantidad de documentos, informes e incluso propuestas de cómo continuar el trabajo” y no han recibido devolución. El comunicado afirma que esta medida es la continuidad de la “política de desarticulación de la extensión, iniciada en el nuevo período rectoral” y que expresa “una concepción de Universidad y educación conservadoras, negadoras de las asimetrías y conflictos sociales, que pretende ocultarse en la engañosa definición de amplitud, neutralidad y rigurosidad académica” que, “en los hechos, está conducida por los intereses conciliadores con el capital”.
Nicolás Colacho Esteves, un referente histórico de la lucha por la tierra en Bella Unión e integrante del CFP, dijo a la diaria que el cierre ha significado “un golpe serio para el futuro” y “una pérdida importante para el conjunto de los trabajadores de Bella Unión”. Cuenta que la metodología “no era la de una cátedra universitaria que venía, se instalaba y daba clases a los trabajadores”, sino que era un “intercambio real entre trabajadores, estudiantes y docentes”. Para Colacho, la decisión “está en sintonía con el conjunto de la política económica y social del Estado en estos tiempos”, en que “la Udelar se está pensando para darles apoyo y asesoramiento a las empresas exitosas según el criterio de la rentabilidad, antes de darles capacidad a los trabajadores para entender el mundo en el que viven y plantearse luchas para transformarlo”. Agrega que se sentirá la falta del centro: “En el diseño de las colonias, en las ocupaciones, los compañeros universitarios ayudaron mucho a definir criterios, tipos de organización, a fomentar el cooperativismo, y nos aportaron una cantidad de elementos a los que desde el punto de vista teórico los trabajadores no tenemos acceso, porque para los trabajadores rurales el despojo no ha sido solamente económico, sino también cultural”. Colacho cree que actualmente Bella Unión está en una situación “bien difícil”, con una “escasez enorme de trabajo” y “sin alternativas a la vista”, por lo que el centro se necesitaría “más que nunca”.
Consultada por la diaria acerca de la decisión, Graciela Carreño, directora del Cenur Litoral Norte, dijo que no está “para nada interesada, ni personalmente ni por parte del Cenur”, en entrar “en un ida y vuelta con este tema”. Según Carreño, la resolución del Consejo se tomó de forma “totalmente normal”, con la aprobación de los 12 participantes. Los motivos, dijo, están relacionados “con varias cosas que no vienen al caso”, pero “fueron los considerados por el Consejo en ese régimen de sesión general”, en el que “lo vertido en sala no se publicita”. Ante la insistencia de la diaria en conocer los motivos, Carreño respondió: “El programa terminó. Punto”.