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Juan Cristina. Foto: Pablo Vignali

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El decano de la Facultad de Ciencias advierte que el Aedes aegypti está en todo el país, y ofrece ayuda técnica para colaborar.

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En Malvín Norte hay un edificio de 17 pisos con un parque inmenso y un estacionamiento con pocas plazas libres. Pasando el Institut Pasteur, a unas cuadras de la Bombonera, el estadio de Basáñez, se ubica la Facultad de Ciencias (Fcien) de la Universidad de la República (Udelar). Entre sus numerosos pasillos hay uno que conduce a la oficina del decano, profesor grado 5 y director del Laboratorio de Virología Molecular, Juan Cristina. Antes de atender a la diaria, el académico brindó un taller -junto con otros colegas- sobre virus emergentes, se entrevistó con futuros estudiantes de la Udelar y, por la mañana, conversó con el titular del Ministerio de Salud Pública (MSP), Jorge Basso, sobre la posibilidad de que los laboratoristas que él dirige en la Fcien se dediquen en régimen full time a la investigación sobre el dengue, el zika y el chikungunya. “Me dio a entender que podía existir esa posibilidad”, dijo Cristina, quien cree que su casa de estudios cuenta con los recursos tecnológicos y humanos necesarios para conocer mejor las rutas virales, estudiar las cepas y aportar información valiosa para posibles vacunas o antivirales. No obstante, aclaró en reiteradas ocasiones, es imprescindible que exista una cooperación regional. “Si no, estamos fritos”, advirtió.

Tras dar con un primer caso de dengue autóctono en una mujer del barrio Pocitos, el MSP y las diferentes instituciones uruguayas estrechan vínculos para repasar procedimientos y posicionarse para enfrentar lo que se viene. ¿Se multiplicarán los casos? Cristina transmite tranquilidad, aunque advierte que, después de ver el escenario brasileño, será difícil controlar el zika en Uruguay. Con respecto al dengue, recordó que “es un problema mundial” y para ello hizo un repaso de cómo se originó, cuáles son las estrategias para contrarrestarlo, qué explicaciones brinda la biología y, para no olvidarse del resto, cuáles son los otros virus con efectos severos que circulan en Uruguay.

-La muestra de este caso de dengue autóctono fue enviada a Puerto Rico. ¿Está previsto que después la envíen a Fcien?

-Puerto Rico es considerado el centro de referencia, y es importante tener un control externo. Me imagino que está en los planes que después llegue a nosotros. Si no nos dan la muestra, nosotros no podemos hacer nada. En el momento en que el ministro [de Salud Pública, Jorge Basso] le pida al rector [de la Udelar, Roberto Markarian] un backup en este tema, como en cualquier otro, pasamos todos a trabajar en eso. Ayer hablaba con el intendente [de Montevideo, Daniel] Martínez de la necesidad de la cooperación con el conocimiento de la facultad. El Estado invierte en nuestra universidad un volumen de dinero que no es menor. Obviamente, nuestra vocación y nuestra propia Constitución dicen que vos estás al servicio del país en los grandes problemas. Si una enfermedad de este poder llegara eventualmente a tener un brote importante, los laboratorios de Salud Pública colapsarían. De hecho, en Salto estamos construyendo un laboratorio de seguridad para investigar enfermedades emergentes como parte de la descentralización que iniciamos con [el ex rector] Rodrigo Arocena. Nosotros nos unimos a unos colegas ecuatorianos e hicimos el primer estudio del virus del dengue allá. También trabajamos con nuestros colegas venezolanos. Eso nos dio una oportunidad de oro de aprender algo para utilizar ahora. Yo creo que es importante esa cooperación concreta entre países hermanos de la región, particularmente entre los países chicos.

-¿Cuánto pesa el factor geográfico en el surgimiento y la expansión de los virus?

-La cuestión geográfica es importante. Algunos virus se originan en el centro de África. Zika es una región de Uganda: la selva de Zika. El término “chikungunya” viene de África y quiere decir “el que camina doblado”, en referencia a la gente enferma, que va doblada por el dolor. También tiene que ver con el cambio climático, que no nos afecta sólo a nosotros. La biosfera se arregla como puede. La directora de Epidemiología [del MSP, Raquel Rosa] dice que tiene algunos casos más de fiebres inespecíficas, lo que no quiere decir que se trate de dengue. Son unos 118 casos más, que están a estudio. Hay posibilidad de que el brote no emerja si bajás la probabilidad de que el mosquito infectado pique a alguien sano. Es lo que podemos hacer en este momento.

-¿Cuánto hace que está el virus del dengue en Uruguay?

-Uno de los cuadros más famosos de [Juan Manuel] Blanes retrata un brote de fiebre amarilla en Buenos Aires, que refleja la época; varios de esos médicos que aparecen en el cuadro fallecen por el Aedes aegypti, el mismo vector del dengue. Estuve leyendo sobre el dengue hace tiempo; me fui a la biblioteca a buscar los trabajos de cuando hubo dengue en Uruguay. Hace 100 años se realizó el último reporte de virus del dengue, en un boletín médico. En los años 60 hubo una gran lucha en toda la región contra estos mosquitos, y se logró erradicar casi hasta la parte de arriba del Amazonas. Esa campaña se terminó y el mosquito volvió a colonizar; en este momento está en todo el territorio nacional. Lo que pasó en Pocitos podría haber pasado en cualquier localidad del interior del país.

-¿Por qué aparecen estos virus?

-En mi opinión, el cambio climático influye de forma importante. Además, hay otras circunstancias, vinculadas con las comunicaciones, los viajes. En el aeropuerto de San Pablo deben bajar más de 100.000 personas por día; andá a hacer la epidemiología de eso. Hoy se complican más las cosas. Un concepto importante en enfermedades emergentes: no es un virus local. Tenemos que pensar de manera regional; si no, estamos fritos. Si vos tenés una frontera con Brasil que en parte es una línea imaginaria, es imposible que logres la erradicación de un virus si no trabajás en cooperación.

-¿Cuándo surgieron estos virus?

-En primer lugar, mi respuesta a esa pregunta es: en realidad no lo sabemos. No tenemos un registro fósil, como los antropólogos. Algunos colegas creen que los virus derivan dentro de la genética de las células, algunas partes que se fueron independizando hasta que adquirieron vida propia. Otros dicen que los de genoma ARN, como es el caso de estos virus, derivan de que el mundo primitivo fue un mundo de ARN y éste quedó por ahí. Para mi gusto, es todavía bastante especulativo. Sabemos el origen de algunos virus, que se generan en el centro de África por la biodiversidad, que permite que haya virus que evolucionan. El virus del ébola, por ejemplo; Ébola es un afluente del río Congo. Muchas veces somos los humanos los que nos metemos donde viven otros. Los hantavirus vienen de un pueblo de Corea donde había diamantes que prácticamente los pateaban, y por esa razón montaron una ciudad. Entonces los roedores contagiaron el virus. Son virus que agarraban una aldea y se morían todos. Ahora el ébola no solo llega a esas aldeas, sino también a las capitales. Incluso llegó vía avión a varios lugares.

-¿Se puede obtener información acerca de dónde proviene el virus de una muestra analizada?

-Vos podés seguir las líneas migratorias de la gente a través de los virus. Un estudio que hicimos de la hepatitis B nos dio que un subtipo es predominante en poblaciones indígenas. ¿Que esperás hallar en Uruguay? Esperás hallar los tipos europeos. Sin embargo, hay un porcentaje significativo de hepatitis B indígena; estamos mucho más mezclados de lo que creemos. Ahí podés ver que el mestizaje con las poblaciones nativas, que creemos que es inexistente, desde el punto de vista de la virología demostraría lo contrario.

-¿En algún momento los virus podrían dejar de ser dañinos?

-No. Lo explica la teoría de las cuasi especies. Es una teoría matemática que fue desarrollada para estudiar la biota primigenia. Los virus, por alguna razón, cometen una cantidad de errores cuando se replican y están cerca de lo que se llama la “catástrofe de error”; están cerca de perder la información genética, pero no llegan hasta ahí. Los que pasan de ahí mueren. Siempre en el filo. Por eso, tienen esa capacidad de ser tan efectivos con las enfermedades que causan.

-¿Qué otros virus que circulan en Uruguay le preocupan?

-El virus influenza siempre genera una enorme preocupación. En la primera pandemia del siglo XX, la influenza mató más gente que en la Primera Guerra Mundial sumando los dos bandos. Para nosotros es un problema porque es un problema para el mundo. En pediatría hay enfermedades respiratorias que son preocupantes, por las que muchos niños llegan al CTI. En la región tenés los temas de los rotavirus, que causan diarreas infantiles que pueden llegar a ser muy peligrosas. Ése es un problema de salud pública muy importante en la región, relacionado con la pobreza. También las hepatitis virales, particularmente la hepatitis C, que tiene hoy a más de 170 millones de personas en el mundo infectadas.

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